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Martes, 19 Diciembre 2017 03:56

A tres meses del desastre que cimbró nuestros corazones

A tres meses del desastre que cimbró nuestros corazones Escrito Por :   Estebi Fernandez

Es verdad que en este lapso de tiempo de 32 años ha habido otro tipo de desastres causados por la naturaleza, pero este sismo, temblor, terremoto de 7.1 grados de magnitud o como le quieran llamar, despertó las conciencias de los mexicanos, cimbró nuestros corazones y pudimos ver más allá de lo que somos como pueblo mexicano.


Estimados lectores, ya estamos terminando el año, de lo más relevante que pasó fue el terremoto que tuvimos hace tres meses el cual dejó paralizado al país, que curiosamente en la misma fecha, pero 32 años antes no se había tenido un movimiento sísmico que causara tales daños y cifras mortales; desde el 19 de septiembre de 1985 al 19 de septiembre del 2017 el país no se conmocionaba a tal grado por un desastre natural. Es verdad que en este lapso de tiempo de 32 años ha habido otro tipo de desastres causados por la naturaleza, como es el caso de otros sismos de menor magnitud, erupciones volcánicas, los huracanes o tormentas tropicales, estos últimos, por los daños que han causado debido a sus efectos como los aluviones (deslizamientos de tierra) en diferentes partes del país causando pérdidas humanas y materiales. Pero este sismo, temblor, terremoto de 7.1 grados de magnitud o como le quieran llamar, despertó las conciencias de los mexicanos, cimbró nuestros corazones y pudimos ver más allá de lo que somos como pueblo mexicano; una radiografía de nuestra idiosincrasia, por un lado, nos dimos cuenta gracias a la madre y siempre sabia naturaleza de la necedad de los gobiernos y corrupción que siempre ha envuelto a nuestro país, necedad por tras haber vivido la experiencia del 85 no se previó la prohibición de construcción de inmuebles en las mismas zonas devastadas 32 años antes, esto en particular en la Ciudad de México, o la reglamentación adecuada para evitar cometer los mismos errores tiempo después, pues hoy sabemos que las afectaciones que sufrió la Ciudad de México curiosamente muchas de ellas son en las mismas zonas de desastre del temblor de 1985 y se pudieron haber evitado hoy en día; técnicamente, los expertos y científicos en sismología describen qué zonas son las más propensas a sufrir más daños en un evento de este tipo. Parece que tristemente, muchas de las veces, las cosas se hacen sin planeación, aún sabiendo por ejemplo, que la Ciudad de México descansa sobre lo que anteriormente era el lago de Tenochtitlán y hoy en día vemos las consecuencias de esa falta de planeación gubernamental, pues al tener este antecedente, es a grandes luces riesgoso vivir así, no hace falta mayor ciencia para saberlo ni prevenirlo. Desafortunadamente siendo la capital del país, muchas de las cosas que mueven a la nación se realizan o vienen desde ahí, por lo tanto, millones de mexicanos tienen su hogar en tal ciudad. Otra cosa que pudimos ver o darnos cuenta fue la inmensa corrupción en el caso del otorgamiento de permisos para construcción, en el que claramente no hay un seguimiento por la autoridad ya que las constructoras lo hacen a su gusto, sin las especificaciones necesarias de seguridad, evadiendo las normas oficiales mexicanas, la reglamentación y legislación vigente; edificios que se habían terminado de construir meses antes y que sus departamentos fueron vendidos a un alto precio a los particulares, se derrumbaron. Corrupción que se ve reflejada no solamente en los administradores gubernamentales, sino también en los particulares, ejemplo de ello lo tenemos con la Escuela Rébsamen. A propósito de la misma escuela, ¿no también es ‘corrupción’ lucrar con el dolor del pueblo mexicano por parte de una televisora que no sabemos a ciencia cierta si inventó un caso ficticio como el de Frida Sofía para ganar rating en ese momento tan sensible? Dejemos las cosas negativas que nos dejó el sismo, pasemos ahora a ver las lecciones positivas de tal acontecimiento. Lo rescatable del sismo fue la solidaridad del pueblo mexicano que frente a la adversidad no escatimó en nada la ayuda brindada al prójimo, vimos cómo miles de mujeres y hombres se desbordaban tras los escombros de estructuras colapsadas para tratar de rescatar vidas humanas, pasando las horas trágicas, las donaciones de víveres empezaron a recaudarse por toneladas, vimos especialmente cómo miles de jóvenes se organizaban en brigadas para hacer labor social de rescate, logística y recaudar más víveres para los damnificados, nos dimos cuenta que si como pueblo mexicano nos unimos, somos invencibles, por lo menos esa fue la percepción que dejamos en países extranjeros, eso pese a la mala percepción de nuestros gobiernos que se tiene. Somos un pueblo trabajador que lucha constantemente, los mexicanos saldremos adelante de esta experiencia, la reconstrucción apenas empieza para algunas comunidades afectadas; no dejemos de seguir apoyando a nuestros hermanos damnificados, perder una casa no es cosa fácil, es un proceso largo y doloroso, por ello los exhorto a organizarse nuevamente como sociedad y seguir llevando víveres o cosas que les puedan servir a los damnificados, aprovechando estas fechas Navideñas y de fin de año, sería un estimulo para aquellas personas que lo perdieron todo, muchas familias afectadas tal vez no tengan para una cena Navideña o de Año Nuevo, por eso no nos olvidemos de ellos, todavía de lo que se pueda recaudar puede ser llevado a través de algunas instituciones o si hay desconfianza en las mismas, tratar de llevar esa ayuda de manera personal nuestro hermanos. ¡México sigue en pie y Felices Fiestas de Fin de año!       

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