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Lunes, 20 Febrero 2017 03:29

CRÓNICA: Manzanilla, el ‘cuñadicidio’ y la nave de los locos de Morena Puebla

CRÓNICA: Manzanilla, el ‘cuñadicidio’ y la nave de los locos de Morena Puebla Escrito Por :   Arturo Rueda

A esa nave de los locos le hizo falta su última adquisición estrella, el que vislumbra como Comandante en Jefe, Alejandro Armenta Mier, quien pidió permiso para ausentarse ya que aún le hace falta protagonizar su dramática salida del tricolor.


Fernando Manzanilla Prieto protagonizó el ‘cuñadicidio’ más sangriento de los tiempos recientes y le dio un nuevo significado a la guerra de cuñados que vive desde hace cuatro años con Rafael Moreno Valle.

 

Unos minutos después de firmar el acuerdo de Unidad que lo ata a esa polimorfa nave de los locos que es Morena Puebla y bañarse en una rechifla orquestada para disminuir su valor a ojos del Mesías Tropical, López Obrador probó la lealtad de su nuevo cófrade y arremetió en contra del ex gobernador al señalar que Moreno Valle, al igual que Salinas o Calderón, no tiene cabida en su proyecto de transformación.

 

Esa nave de los locos no parece tener mucho futuro bajo la conducción de los bisoños Gabriel Biestro y Rodrigo Abdala, a quienes les hace falta experiencia, carrera política, madurez, para estar a la altura del reto.

 

López Obrador, quien viene atiborrando mítines por todo el país, en Puebla a duras penas juntó 10 mil pese a la efervescencia que se genera con su crecimiento en las encuestas.

 

Biestro y Abdala decidieron jugar a las fuercitas de egos al generar una tarima propicia para la hoguera de las vanidades, donde unos cupieron y otros no.

 

La ubicación del mitin tampoco fue la mejor, ya que López y sus fieles sólo podían mirar en escuadra hacia la Plaza de la democracia y la Juan de Palafox al costado de la Iglesia de la Compañía.

 

Ni siquiera pudieron llegar los drones contratados para mostrar el tamaño de la movilización.

 

Desastre organizativo patrimonio de Biestro y Abdala. El diputado federal, pese a tener la candidatura ganada, insiste en mostrarse liliputiense frente a la mirada quijotesca de Bartlett, quien aguantó estoico su permanencia en la tarima con una chamarra negra que lo hizo sudar como beduino. El ex gobernador no firmó ni nadie lo peló, excepto unas rechiflas aisladas.

 

Pero los que sí cupieron, como José Juan Espinoza y Fernando Manzanilla, pagaron con abucheos su entrada el proyecto que se vislumbra ganador en 2018.

 

Con el pretexto de incorporar valores y nuevos liderazgos, se citó a la firma de un Acuerdo por la Unidad en donde aparecieron personajes disímbolos que alimentan la tropa loca que ya luce incontrolable.

 

Emilio Maurer, el empresario que ha cambiado de piel tantas veces como es necesario e incluso fue palero de Mario Marín en 1998, descubrió su vocación pejista al igual que el ‘doitor’ Eudoxio Morales, embajador plenipotenciario de Alejandro Armenta Mier y sus locuras.

 

Quería subir Nancy de la Sierra pero no la dejaron. Recién renunciada al PRI, hizo todo lo posible por congraciarse con Beatriz Gutiérrez Müller, quien prefirió bajarse de la hoguera de las vanidades de la tarima.

 

Alfredo Rivera Espinosa, empresario restaurantero y del transporte, personaje respetabilísimo, peleaba el espacio de la tarima con la masa humana del académico Humberto Morales quien amenazaba derrumbarla con su formidable peso.

 

A Abdala le urge un curso de oratoria, ya que su voz débil y tipluda no emociona ni a su familia. A Biestro, cuyo protagonismo fue reducido a leer el contenido del Acuerdo, también le falta foguearse como orador de mitin.

 

Pero las propias bases de Morena, educadas en el sectarismo y la pontificación, rechazaron a sus nuevos compañeros de alcoba. La rechifla más fuerte se la llevó José Juan, pero su equipo señaló al tándem Biestro-Abdala como autores de la burda movida para desacreditarlo a los ojos del Peje.

 

Luego de López, todo el protagonismo se lo llevó Manzanilla Prieto, quien también tuvo un bautizo de fuego. Su llegada a Morena de la mano de Sergio Jara, seguramente, provocó los celos de Biestro-Abdala, quienes decidieron darle una caladita de lo que pueden hacer las fuerzas vivas.

 

Los muchachos que comandan La Nave de Los Locos se quedaron cortos en la meta que se autoimpusieron de 20 a 25 mil asistentes. Sólo llegaron 10 mil mal acomodados y en vez del tamaño de la movilización, como ocurrió en Morelia, la noticia se centró en los oportunistas que ya se montan en el indudable atractivo del tabasqueño.

 

A esa nave de los locos le hizo falta su última adquisición estrella, el que vislumbra como Comandante en Jefe, Alejandro Armenta Mier, quien pidió permiso para ausentarse ya que aún le hace falta protagonizar su dramática salida del tricolor.

 

A Biestro y Abdala les hace falta un Fernando Manzanilla que sea capaz de poner orden en el caos, pero aunque ya lo tienen cerca, no se ve que les interese hacerle caso pese a la experiencia organizativa que el cuñado incómodo desempeñó durante 2010.

 

López Obrador salió de la tarima sin mucho entusiasmo. Puebla es un dolor de cabeza, un rompecabezas en el que las piezas no tienen acomodo.

 

Una nave los locos que manejan Gabriel Biestro, Rodrigo Abdala, pero en la tripulación van el JJ, Manzanilla, Eudoxio, Nancy, Bartlett, Maurer, Alfredo Espinoza, ‘viejito’ Abraham. Y los que vienen: Armenta, Zavala, ¿Doger?

 

Y eso que, según AMLO, se reservan el derecho de admisión

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