Tuesday, 26 de August de 2025


¡Qué mundo!




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Cuando en este país cada día nos empobrecemos más y se va pulverizando la clase media que con su trabajo honesto “no sale adelante”, por lo inflacionario que nos resultan los gasolinazas, los “gustos exquisitos” de quienes todavía viven bien, van de lo sublime a lo preocupante.

Es el caso de “las niñas bien de la ciudad de México”, esas que andan con escolta, en grandes camionetas y rodeadas de hombres de negro, esas que impusieron la moda de portar una mascota “linda y tierna” como un perrito mini o un gatito muy coqueto, pues ahora resulta que abrazan una nueva especie por mascota.

 

 

Un cerdito.

 

 

Sí, un puerquito.

 

 

Bueno, un lechón.

 

 

La verdad cuando observé la tierna escena y me enteré que es la mascota de moda, dije ¡qué asquerosidad¡

 

 

¡Guácala!

 

 

Andar cargando un cerdito. Dormir con un cerdito. Era una escena obligada en el México de los miserables, en el que el cuarto con piso de tierra y láminas comparten el techo los humanos con sus animalitos en engorda, lo cual hoy ya resulta muy caro por cierto.

 

 

¡Qué mundo!

 

 

Hoy las niñas bien a las que fuera de su esfera de confort todo lo huelen feo, en esta moda disfrutan el excremento del puerquito, “su mascota”.

 

 

Y si el cerdito se engenta y no se mueve, gastan lo que sea necesario para llevarlo inmediatamente al veterinario a que lo revise.

 

 

Y los veterinarios de las zonas exclusivas de la ciudad de México ya encontraron la coyuntura para inventar un servicio de spa para que el animalito reciba la debida atención y no se sienta menos que su ama.

 

 

¡Qué mundo!

 

 

Desde luego esta nueva mascota tiene que ser de piel rosadita, hay clases sociales, verdad.

 

 

Y su pelo tiene que ser de rubio a rojizo.

 

 

—Ay cosita linda, dicen las niñas.

 

 

En lo personal, respeto a los animales, pero me preocupa que en un mundo en donde cada día estamos rodeados de más pobres, muchos con el estómago vacío, otros sin posibilidades de regresar a la escuela sin antes empeñar con los agiotistas hasta la plancha y la mejor olla; hay quien gasta una fortuna en una mascota de este tipo, por la que hoy muchas aguardan en lista de espera porque las cerdas no se dan abasto de parir puerquitos rosados y güeritos.

 

 

¿Es que ya enloquecieron todos? ¿O será que me volví insensible, amargada y encapsulada al siglo pasado? ¿Será que a mi andar alrededor veo muchas necesidades? ¿A dónde vamos con estas tonterías?

 

 

¡Aguas!

 

 

Con esta nueva debilidad por los cerditos, porque el hambre es tan canija, que un día les van a arrebatar a su mascota para cocinarla y poder comer carne en algunas familias.

 

 

Y… ¿cuándo crezcan las mascotas?

 

 

Pobrecitas, ¿a qué sacrificio las van a someter?

 

 

Después de todo, pobres animalitos que además crecen muy rápido.

 

 

 

 

 

 

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