A través de esta estrategia ahora los empleados repartidores de las refresqueras de facto se convertirán en los agentes de las autoridades hacendarias que no han podido ampliar el universo de contribuyentes evasores.
Usted y yo entendemos que ante la incapacidad de captar a cientos de miles de mexicanos que no tributan y son altamente productivos en la economía informal, ¡por fin! A través de los repartidores de refrescos la autoridad hacendaria les podrá echar la mano para incorporarlos a sus padrones.
Esto a cambio de nada para los repartidores que tienen que llevar ahora el control de sus ventas, sus inventarios y ahora los formatos para trasladar el IVA por los refrescos que van a entregar en cada puesto.
Mientras tanto, nuestras autoridades hacendarias y nuestros diputados y senadores continuarán acortando distancias para decidir el futuro del país desde una opípara mesa de los restaurantes —que según un reportaje— son los favoritos de los políticos para sus negociaciones y definir el futuro de este país: Morton·s, Au Pied de Couchon, el Harry·s El Cardenal, Mistral y el Morimoto, opción variada de las cocinas española, francesa, mexicana y japonesa, en donde desde luego los políticos eligen las mejores botellas para degustar los mejores platillos que, dicho sea de paso, por el costo de cada orden bien pueden comer hasta cinco familias, o si lo prefiere usted, bien alcanzaría para comprarles zapatos y uniforme completo a los famosos niños triquis.
Y recuerde usted, téngalo presente, tal como lo decidió don Luis Videgaray, todos los mexicanos ahora tenemos que exigir facturas de todo y a todos para llevar bien organizadas y transparentes nuestras cuentas, como el gobierno no las puede llevar ni transparentar.
¿Servirá de algo?
O correremos el riesgo de ampliar el burocratismo y la densidad de la administración pública con estas nuevas exigencias.
Nuestros padres conscriptos, por otra parte, no se preocuparon por destinar las ganancias de los impuestos a los refrescos, dulces y alimentos “chatarra”, para dotar a toda la población de México con agua potable que se pueda beber directamente de la llave.
Se sabe que en muchas poblaciones del medio rural lo único que llega son los camiones de las refresqueras, y ni una gota de agua potable porque todos son robos y malas administraciones.