Pero hay que admitirlo, pese a que estos son otros tiempos, como que el destape con todo y que era esperado, se fue en silencio, uno que omite y lastima por pasar casi inadvertido.

¿Por qué se omitió el rito?, se podría preguntar. ¿Por qué se eligió esta fecha? ¿Quién y con qué intención?

Ciertamente el exrector Agüera goza de preferencias entre muchos columnistas, pero no se puede dejar de lado que no es lo que comúnmente se dice “monedita de oro” como cualquier mortal.

Tampoco se puede pasar inadvertido el hecho de que el exrector —como cualquier otro elegido— tiene grandes opositores que mantienen listos los flancos para atacarlo hasta por su forma de ser o actuar, por su personalidad vanidosa, porque hizo muchas obras y hasta por las que no hizo.

Pero volvemos al principio, ¿por qué un destape como entre cuates mudos y sordos? Cuando el rito incluye concentraciones, buenas gargantas para vitorear al elegido, señoras obesas para empujar, matracas, tamboras, frases para corear, mariachis y la presencia de cuadros y contrincantes con sonrisa bien estudiada para las fotos.

Que importante es el rito, me lo decía hace poco el terapeuta José María Velázquez. Si no hay rito no hay esencia, se carece de identidad y sabor, eso desde los actos más simples de cada día.

El destape ya se dio, los espacios en periódicos, revistas y noticieros tanto de radio como televisión ahora quedan reservados para las noticias que a la mejor se desempolvan del cajón cada Semana Santa. Entre que aumenta el número de visitantes. Que los prestadores de servicios se encajan y se quejan. Que se vendieron más camotes. Que el Señor de las Maravillas fue el más visitado, etcétera, etcétera.

Después de Semana Santa desde luego que habrá asamblea, concentración y gritos, pero para entonces como que la adrenalina del destape aparentemente sorpresivo ya no dará para extasiar a las masas.

Tanto se habla en estos procesos de los famosos tiempos, y mire usted, como que se les adelantó el reloj y pusieron a enfriar su proceso dentro del PRI.

Ahora a sentarse a ver cómo comienzan las campañas de éste y los demás candidatos.

Sólo hay que apuntar: una semana de distancia hubiera sido la diferencia para cuando se quiere competir a tambor batiente.

Usted ¿qué opina? ¿Para qué madrugar?

¿De quién era la urgencia?

¿Qué riesgos había?

¿Quién lo decidió?

¿Qué garantiza un destape, un compás de espera y una asamblea no inmediata?

Por lo pronto con su capital político a cuestas, el exrector comienza a hacer su chamba con los suyos. ¿Y los demás?

¿Los compromisos de su partido?

Así es esto.