Como se decía en el sexenio pasado “se trata de hechos aislados”, porque en esta ciudad no tenemos que correr para tirarnos al piso por balaceras, y en las fiestas no hay reportes de desmanes que siembren el caos. Afortunadamente.

Hay que reconocer que esto es producto de una buena estrategia de seguridad y la coordinación de esfuerzos entre la Federación, el estado y el municipio.

Por todo esto, hoy la gente llega en grupos familiares, de amigos, individualmente y en excursiones para disfrutar de Puebla que ya se sabe, entre abril y junio, está de fiesta.

Y la celebración apenas comienza y ha hecho que los fines de semana se vivan verdaderas invasiones que saturan sobre todo en el Centro Histórico, cafés, restaurantes, tiendas de todo tipo y especialmente las de artesanías, templos, museos, y ahora del 12 de abril al 12 de mayo, la feria y toda la zona histórica de Los Fuertes.

Por este camino y si se mantiene la coordinación de esfuerzos, Puebla está en la mira para convertirse en una de las capitales favoritas tanto para pasar desde un día, un buen fin de semana y hasta una semana, porque hay que añadir los atractivos del interior que van desde los circuitos de los pueblos mágicos, rutas de ecoturismo, arqueológicas, reservas ecológicas, de cactáceas y muchas cosas más.

En este contexto cruzamos los dedos porque el desarrollo de las inminentes campañas políticas no desencadene los problemas que hasta hoy no tenemos.

Y es que con aquello de que “en la guerra y en el amor todo se vale”, lo único que no se debe permitir es que las pasiones desborden una “guerra sucia” que comienza con el famoso “fuego amigo”, el cruce de lodo y se llegan a sembrar situaciones para desvirtuar y desestabilizar.

Eso no se vale y la población debe de mantenerse alerta a que las cosas no pasen de volantes y panfletos que cualquier mañana tapizan la ciudad, pero ya no sorprenden a nadie porque además portan las huellas de los autores.

En plena preparación de campañas, los contendientes es obvio que preparan “su parque” para la guerra. Pero este si bien ya sabemos que no va a ser un combate de flores, tampoco debe de alterar el buen camino que lleva la entidad que por donde se observe, envía señales de progreso, con obras tanto públicas como privadas, nuevos puntos comerciales, industriales, de educación, en fin.

La aspiración es que Puebla antes y después del 7 de julio conserve el ritmo y la armonía que vive y que está a la vista, con todo y el descontento por la ubicación del teleférico, la rueda de la fortuna y tantas cosas que no lograr poner contentos a todos.

Porque al final de cuentas lo que importa también para crecer y evolucionar es la diversidad, pero sin boicotear lo avanzado.

Por lo pronto los que no estamos en ninguna de las corrientes políticas en juego, estamos listos para observar, y tomar decisiones. La jornada será intensa y promete muchas cosas que deben definir el voto y la imparcialidad de los órganos electorales para conservar el orden, la seguridad y la paz.