Friday, 19 de April de 2024


El doble juego: gana más con Gali…pero también con Agüera




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En el adiós de Enrique Agüera a la BUAP y la llegada de Alfonso Esparza hay un pedazo de historia no revelado: ¿cuál fue la postura del gobernador Moreno Valle? ¿A poco no quiso meter mano? ¿Enrique Agüera no le consultó sobre su sucesor? ¿Cuáles fueron los acuerdos?

Ocurre hasta en las mejores familias: guerras anunciadas con altas expectativas de sangre y muertos acaban decepcionando. Peleas de box, estrenos en cartelera, clásicos de futbol con gran cartel pero que al final terminan en sonoros bostezos. Gatillazos, les llaman en el español de Castilla. Algo así puede ocurrirle a la esperada batalla de Enrique Agüera contra Antonio Gali por la alcaldía de Puebla. Una contiende de altura antes que de lodo, por lo menos en la superficie. Y es que en ninguno de los dos bandos hay intención beligerante total que involucraría críticas de Agüera hacia el gobierno estatal y de Gali hacia la gestión de ocho años en la máxima de casa de estudios: una desestabilización total de las instituciones de Puebla. Pragmático por naturaleza, por momentos pareciera que Moreno Valle irá con ambos candidatos a la presidencia municipal: con Antonio Gali por amistad, pero con Enrique Agüera por conveniencia. Y cualquiera que gane, con ninguno perderá.

 

 

Lejos de una especulación, tal hipótesis se sustenta con hechos. ¿O de qué otra forma puede explicarse que un primo del gobernador, de nombre Alfredo Cornejo Moreno Valle, sea el administrador-tesorero del equipo universitario Lobos BUAP y se haya convertido en el enlace del nuevo rector Alfonso Esparza con Casa Puebla? En efecto, el primo del gobernador se mueve en el primer círculo de la rectoría y llegó a la administración del equipo por instrucciones directas de Moreno Valle cuando Agüera era uno más de sus aliados incondicionales. Pero Alfredo Cornejo Moreno Valle no tiene pinta de irse de la BUAP, sino que reforzó su posición con la interlocución directa con el mandatario estatal.

 

 

Ahí van algunas pruebas gráficas. El sábado 23 de marzo, apenas unas horas después de recibir las palabras mayores por parte de César Camacho, Enrique Agüera asistió al partido de futbol Lobos contra Puebla FC en el marco de su adiós a la rectoría de la máxima casa de estudios. Ahí compartió el lugar de privilegio con su amigo Alfonso Esparza. Pero en el palco de la rectoría, como si no fuera importante, paseaba por ahí Alfredo Cornejo Moreno Valle, brindando por la candidatura de Agüera, y claro, el futuro promisorio de Esparza. ¿Qué hace en la BUAP un primo del gobernador cuando se supone que hay una guerra en el horizonte con el agüerismo? ¿Cuál es la función que cumple? ¿Cuánto cobra por sus eficientes gestiones como administrador de los Lobos BUAP?

 

 

En el adiós de Enrique Agüera a la BUAP y la llegada de Alfonso Esparza hay un pedazo de historia no revelado: ¿cuál fue la postura del gobernador Moreno Valle? ¿A poco no quiso meter mano? ¿Enrique Agüera no le consultó sobre su sucesor? ¿Cuáles fueron los acuerdos entre los tres personajes involucrados? ¿Cuál es la garantía de que la BUAP no será el puerto de despegue del agüerismo? ¿A poco el gobernador poblano no pudo o no quiso hacer nada para que Agüera tuviera una transición de terciopelo? ¿A cambio de qué llegó Esparza de forma inmaculada? ¿No que iba a haber guerra por la BUAP?

 

 

Las respuestas hay que buscarlas en Alfredo Cornejo Moreno Valle, un personaje que en la campaña de 2010 tenía un estilo de vida modesto pero que hoy pasa como gran empresario, aunque nadie sabe de qué. Con el arranque del sexenio, Alfredo fue enviado a Tlaxcala en esa especie de permutas que hacen los gobernadores para deshacerse de familiares incómodos o proclives a los negocios. Mariano González Zarur lo acogió como director administrativo del Consejo Estatal de Seguridad Pública, y luego buscó sin éxito convertirlo en el contralor de los servicios de salud en el vecino estado, pero el Congreso tlaxcalteca lo rechazó.

 

 

A su regreso de Tlaxcala, Alfredo Cornejo Moreno Valle empezó a prosperar, y luego se vinculó al grupo agüerista cuando el gobernador empezó coquetear con la idea de jugar con el candidato del PRI a la alcaldía y enviar a un miembro del Yunque a perder. Quizá esa idea no murió del todo y por ello Alfonso Esparza permitió que el primo favorito se quedara en la nómina de Lobos.

 

 

En otras palabras: que Moreno Valle gana si Antonio Gali se convierte en el alcalde de Puebla, pero también si Enrique Agüera llega a Charlie Hall. Que el gobernador tiene una afinidad natural, simpatía y sentimiento con su secretario de Infraestructura, pero que no tiene pensado tirarse a matar contra el rector con licencia de la BUAP. Un juego, pues, absolutamente perverso que deja entrever que la única y absoluta prioridad es el Congreso local y su cifra mágica de 21 diputaciones. Y que en lo otro, puede pasar cualquier cosa.

 

 

Y si alguien quiere desestimar esta hipótesis, que sea capaz de explicar la presencia de Alfredo Cornejo Moreno Valle en la BUAP, así como su gran camaradería con Enrique Agüera y Alfonso Esparza. ¿O se necesitan más pruebas?

 

 

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