El ex dictador panameño Manuel Antonio Noriega (1983-1989) cumplió hoy dos años en una prisión de Panamá, con tres condenas por asesinato, sin que hayan prosperado hasta ahora sus peticiones de gozar de casa u hospital por cárcel.
El ex gobernante de facto y ex agente de la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) sufrió un nuevo revés el mes pasado cuando fue notificado de un nuevo juicio en su contra, por la desaparición y muerte del líder popular Heliodoro Portugal en 1970.
Noriega, ahora de 79 años de edad, fue extraditado el 11 de diciembre de 2011 a Panamá desde Francia, donde purgó una condena abreviada de siete años de cárcel por lavado de dinero.
De manera previa, el ex hombre fuerte de Panamá pagó 20 años de prisión en Estados Unidos, donde fue condenado por tráfico de drogas y otros delitos luego de ser derrocado por fuerzas estadunidenses el 20 de diciembre de 1989.
El ex general permanece encarcelado en la prisión de “El Renacer”, unos 30 kilómetros al norte de la capital panameña, en la ribera este del Canal de Panamá, en medio de un exuberante bosque tropical.
Desde su llegada a Panamá, Noriega nunca ha sido fotografiado más que para su perfil carcelario y tampoco ha brindado declaraciones a periodistas, mientras que también su familia mantiene un bajo perfil.
Los abogados de Noriega han fracasado en varias peticiones al Sistema Penitenciario Nacional para que el ex general termine sus condenas en un hospital o su residencia al aducir el mal estado de salud de su cliente.
Hipertensión y males cardiovasculares y prostáticos afectan al ex general, quien durante su encarcelamiento en Panamá ha sido llevado en varias ocasiones al estatal hospital Santo Tomás para revisión o para superar crisis.
“Tiene una salud bastante deteriorada”, comentó a la prensa local uno de los abogados del ex dictador, Julio Berríos.
Grupos que adversaron a Noriega cuestionan las peticiones de “casa por cárcel” al señalar que el ex dictador debe pagar sus crímenes en prisión.
Entre otras condenas, Noriega fue condenado a 20 años de prisión por la desaparición y muerte del médico guerrillero Hugo Spadafora en 1985, otros 20 por la muerte de Moisés Giroldi, quien se levantó contra el ex general el 3 de octubre de 1989.
Además enfrenta otras dos décadas de cárcel por la Masacre de Albrook, en la cual murieron nueve militares alzados en armas el 3 de octubre de 1989, cuando Noriega estaba a punto de caer tras anular las elecciones de ese año.
