Desde comienzos del mes de diciembre YouTube ha puesto en marcha el sistema Content ID. Se trata de una tecnología que de manera autónoma detecta vídeos que tienen patrones o elementos protegidos por alguna propiedad intelectual y los bloquea de forma automática. Se trata de un paso más en las concesiones que el portal de Google realiza frente a la industria cultural y del entretenimiento, pero la jugada ha despertado un buen número de críticas negativas provenientes de la comunidad gamer.
No en vano, la herramienta no tardó en bloquear tanto vídeos subidos por aficionados a los videojuegos con gameplays de sus partidas o en modo reportajes así como tráilers de juegos independientes subidos por parte de los propios desarrolladores. Tanto unos como otros han venido criticando en las últimas semanas esta política seguida por YouTube.
Sus responsables abrieron desde un primer momento las puertas a los que se viesen afectados a reclamar por la situación en busca de una solución si consideraban que los bloqueos no eran válidos. A día de hoy, YouTube se reafirma en esta posición y ha anunciado que no hará ningún cambio en una herramienta que consideran justa y muy útil para todos los creadores.
Así se desprende del último correo electrónico de la compañía, en el que insiste en las bondades de Content ID. Aquellos que incluyan en sus vídeos alguna imagen o canción que YouTube tenga en su base de datos catalogadas como protegida con derechos de autor quedarán automáticamente bloqueados. No obstante, no hace mención a los casos de falsos positivos que han denunciado desde desarrolladores a músicos, ya que han visto cómo el portal bloqueaba vídeos cuyos derechos poseían ellos mismos. En estos casos, una disculpa hubiese sido un primer detalle con los afectados, pero YouTube se ha limitado a recomendar a algunos que no acompañen sus vídeos de canciones que pudiesen estar protegidas.
De este modo, cabe esperar que ante la cerrazón de la firma estadounidense se sigan reportando problemas de este tipo. Esto incluso podría ser contraproducente para la propia compañía, puesto que podría dar pie a que usuarios aficionados a subir vídeos de videojuegos de elaboración propia o la emergente industria indie optase por otras plataformas más abiertas para mostrar sus creaciones, restando así un importante tráfico al portal de Google.
