El enlace matrimonial de Mario Marín junior y su novia austriaca Najda Ludne fue el pretexto para que el grupo político más desprestigiado de los últimos años reapareciera en público tres años después de que los poblanos los expulsaran de Casa Puebla. El “Góber precioso”, Mario Marín Torres, fue recibido por el arzobispo Víctor Sánchez en la catedral de Puebla con trato de príncipe, así como a su familia y ex colaboradores sexenales. El marinismo revivió su sueños de vino y rosas con la boda del primogénito, acusado de ser el prestanombres del “Góber precioso” en varias empresas que van desde servicios aéreos a desarrollo inmobiliarios. Marín Torres, por unas horas, pudo escapar del desprestigio que lo persigue en la sociedad poblana, acompañado por sus incondicionales, quienes se enriquecieron fabulosamente a su lado.

Compañeros de ostracismo, salieron a la luz, Valentín Meneses, Víctor Manuel Sánchez Ruiz, Alejandro Fernández Soto, Mario Mendoza Velarde, Miguel Ángel Martínez, Vicente Gil Luna y el general Mario Ayón Rodríguez, hicieron acto de presencia en el corazón de la capital. Otros, rehabilitados como delegados federales Juan Manuel Vega Rayet, Alberto Jiménez Merino e Isabel Merlo Talavera.

El noviazgo de Marín junior con la austríaca comenzó hace más de cinco años, justo cuando comenzaron a trascender propiedades inmobiliarias en Europa, viajes exóticos y negocios fabulosos al amparo del presupuesto estatal. Se conocieron en la Universidad de las Américas, donde el primogénito estudiaba Derecho y ella hizo un intercambio académico. No en balde sus padrinos de lazo fueron el ex diputado federal Francisco Ramos Montaño y la notaria Enoé Gómez González, quienes hicieron de celestinos en la época estudiantil.

El enlace religioso entre Mario Marín García y Nadja Ludne fue oficiado por el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, quien no tuvo empacho en recibir en el centro religioso más importante de Puebla a la camarilla que por seis años sumió a la entidad en los peores lugares en materia de corrupción y competitividad. Al contrario, feliz, el líder de la grey católica en Puebla posó para las fotos y hasta dio la comunión a Marín Torres.

El consejero electoral, Paul Monterrosas junto con su esposa también fueron padrinos de Marín Jr.

Pero hasta en las mejores familias hay divorcios y ausencias. Al enlace no hicieron acto de presencia el ex secretario de Salud, Alfredo Arango, preso en el Cereso de San Miguel por enriquecimiento inexplicable, así como el prófugo Javier García Ramírez, ex titular de Obras Públicas. Tampoco llegó el hijo pródigo Javier López Zavala, ni el “hermano” Mario Montero Serrano, quienes hace tiempo “pintaron su raya” con el régimen para no contagiarse con el desprestigio.

Entre los asistentes estuvieron Edgar Salomón, fallido candidato a alcalde de San Martín, los delegados de la Sagarpa, Profeco y de la Procuraduría Agraria, Alberto Jiménez Merino, Carlos Hernández e Isabel Merlo, respectivamente, también fueron parte del festejo el ex presidente del Colegio de Notarios, Carlos Sánchez Castañeda. Destacó la presencia de Armando Adame Sosa, ex líder de la CMIC, quien en el segundo tramo del sexenio marinista fue uno de los constructores favoritos de Javier García Ramírez.

La ceremonia se realizó en español y se hizo una traducción simultánea en alemán para la familia de la novia. Dentro del recinto, adornado con rosas rojas y blancas, los marinistas permanecieron estoicos a pesar de la presencia de los medios de comunicación.

El tiempo no pasa en balde. La mayoría de los marinistas han mejorado en aspecto de salud, pero las huellas de la edad ya empiezan a notarse en el “Góber precioso”, ataviado con frac, chaleco gris y corbata cereza, al igual que el hermano de la novia y sus hijos. La señora Margarita García lució con el mismo don de gentes que nunca perdió en el sexenio, y con muchos kilos menos producto de su afición al running.

El cinismo de familia marinista en su primera exhibición pública no pudo ser completado felizmente. Por una casualidad, el enlace se topó con una marcha de maestros disidentes que fueron desviados del zócalo y encontraron a los invitados por el lado de la 5 Oriente al salir.

Luego de reconocerlos, los docentes gritaron consignas como “esos son, esos son, los que chingan la nación”. Por ello no tuvieron otra que refugiarse dentro de la catedral y salir 10 minutos después de que los maestros abandonaran el lugar.

La pachanga en San Agustín

La familia marinista se refugió en la ex hacienda de San Agustín para una pachanga que tuvo fuertes medidas de seguridad y control a los invitados para impedir el acceso de cualquier indeseado. La ex hacienda fue insuficiente para albergar a los más de 600 invitados, por lo que incluso tuvieron que colocarse mesas en el pasto, fuera del casco. Una boda a todo lujo.

Al lugar se sumaron otros marinistas como Ricardo Urzúa, diputado local priista, quien durante el sexenio de Mario Marín fue favorecido con todo tipo de contratos de aeronaves para uso de la burbuja del “Góber precioso”, además de las filmaciones de giras y eventos que encabezaba el ex mandatario.

Ahí, lejos de los medios de comunicación llegaron al convite Juan Manuel Vega Rayet, delegado de Sedesol; Juan de Dios Bravo Jiménez, delegado de Liconsa; además del malogrado candidato a la diputación por el distrito XVI, José Doger Corte.

El banquete estuvo compuesto por un trío de chiles, ancho relleno de Foie Gras con salsa de piloncillo, pimiento amarillo con ceviche de camarón y poblano en nogada. La sopa fue de huitlacoche con queso de cabra. Como plato fuerte se sirvió filete de res importado al grill con salsa de cacao y morillas, puré de papa rústico con chip de papa. De postre pastel de chocolate amargo con nieve de guayaba y trufa de roquefort, crujiente de phyllo relleno de manzana y queso con sorbete de manzana verde.

Pocas fotografías se colaron a las redes sociales. En una de ellas, posteada por el diputado local @edgarsalomonesc se puede ver al “Góber precioso” en plena francachela, disfrutando de finas botellas de coñac al lado de Valentín Meneses, Ricardo Urzúa y otros invitados desconocidos.

La fiesta terminó alrededor de las 3 de la madrugada, cuando los últimos invitados abandonaron el sueño de vino y rosas que tuvo el marinismo gracias al enlace matrimonial del primogénito.