El consenso que se ha tejido en torno a Rocío García Olmedo para dirigir el rumbo del PRI estatales digno de un análisis minucioso.
Una postulación que logra unir lo que parecía imposible: Javier López Zavala en la misma mesa de Enrique Doger, Chucho Morales coincidiendo con ambos; delegados federales como Juan Manuel Vega Rayet que hasta hace un par de semanas ejercían sus funciones burocráticas en una total indiferencia política, pero ahora toman parte en el entusiasta frente que postula a García Olmedo.
Y no descarte que en las próximas semanas el mismo Enrique Agüera Ibáñez exprese su beneplácito por las aspiraciones de Rocío. Así la barca de la aspirante llevará de un lado los remos de Doger Guerrero y del otro el apoyo Agüera. Algo simplemente insólito.
El polémico abogado Carlos Meza Viveros también hará lo propio.
Paulatinamente conforme avancen las semanas distintos grupos del tricolor habrán de apoyar esa nominación. Toda esta cadena de coincidencias políticas tiene un hilo conductor, todos estos agentes políticos coinciden en la premisa toral de detener la desbocada carrera de Blanca Alcalá Ruíz (BAR).
La hipotética candidatura de Alcalá Ruiz es políticamente imposible.
Aunque su padrino, tutor y protector Emilio Gamboa Patrón intervenga ante el presidente Enrique Peña Nieto, aunque la cúpula de César Camacho Quiroz e Ivonne Ortega Pacheco avalen su imposición, aunque desde el Senado se orqueste una estrategia para ungir su candidatura, la señora Alcalá nunca podrá pasar por encima de los grandes bloques priístas que se han constituido en su contra.
Prácticamente todo el priismo poblano está en contra de Alcalá. Es un verdadero “Tucoba Todos Unidos Contra Blanca Alcalá”.
Y que conste que hasta este punto solo nos referimos a los grupos tricolores. Muy aparte debe contarse la profunda animadversión que Alcalá despierta en Casa Puebla y en el Charlie Hall.
Blanca tiene un solo aliado que se llama Emilio Gamboa Patrón, en contrario sensu sus adversarios se cuentan por decenas.
Por esto apuntamos que la candidatura de Alcalá es políticamente imposible; si la imponen será un suicidio electoral. Y por supuesto el principal interesado será el gobernador Moreno Valle.
El morenovallismo tiene una tesis toral: “las elecciones se ganan con las estructuras priístas”. Es decir a travésdel cabildeo, la utilización y la negociación con fuerzas tricolores que disientan de su abanderado formal. Así operaron en el 2010(de ello quedan numerosas constancias).
Fue aquella elección cuando grupos priistas estatales, regionales y municipales le dijeron que “si” a Javier López Zavala, pero en realidad operaron a favor de Moreno Valle.
Hoy el priismo, si ese mismo que descarriló a su candidato e impulsó al abanderado de “Compromiso por Puebla”, vuelve a constituirse en un solo bloque, pero en esta ocasión en contra de Blanca Alcalá Ruiz.
De ahí parten las múltiples expresiones de apoyo para que Rocío García Olmedo encabece al PRI estatal.
“Para que la cuña apriete debe ser del mismo palo” y qué mejor que combatir a una mujer priísta con otra mujer priísta, que acote su influencia, que detenga su avance y presente como una prioridad impedir que llegue a ser candidata a gobernadora.
La puja interna priísta apenas comienza.
Por su parte viendo el frente que se ha constituido en su contra Alcalá Ruiz se “autodestapa”. No hay sectores del partido, no hay grupos, ni movimientos que la respalden. Mucho menos organizaciones de ciudadanos de la Angelópolis. Ni siquiera quienes fueron parte de su Ayuntamiento se expresan al respecto.
Es ella sola quien se propone a sí misma. Su “autodestape” es una expresión de desesperación.
En realidad es ella sola contra el mundo.
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