Tuesday, 07 de May de 2024


Corrupción, desconfianza, desobediencia y violencia social




Escrito por  José Zenteno
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Durante el pasado mes de febrero estuvimos trabajando en un proyecto de investigación que, entre otras cuestiones, indagó sobre como afectan al ánimo de los poblanos los problemas económicos y de inseguridad por los que atraviesa el país y de los cuales la Ciudad de Puebla no está exenta.

La investigación consistió en varias sesiones de grupos de enfoque (focusgroups) y enuna encuesta domiciliaria de 1200 entrevistas. En esta entrega me permitiré compartirle algunos de los hallazgos de esa investigación que resultan por demás interesantes y preocupantes.

 

 

Los poblanos perciben que el origen de los problemas del país está en la voracidad de los políticos. El hambre de poder de la clase política mexicana convierte en egoístas, mentirosos e insensibles a la mayoría de quienes hoy gobiernan al país, los estados y los municipios. La corrupción del sistema político engendra corrupción moral en la sociedad y corrupción en la economía, de donde provienen la injusticia y la falta de oportunidades (desempleo y bajos salarios). Por eso cuando se le pregunta a la gente quien o quienes son los principales culpables de los problemas de México, el 52% señala al gobierno y el 28% a los políticos, en suma el 80% de los poblanos percibe a la clase política como la gran responsable del drama nacional de inseguridad y mala economía.

 

 

Pese a que algunos gobernantes están bien calificados mientras están el poder, en general los poblanos asocian a todos los políticos con corrupción. El concepto que mejor describe el sentir de los ciudadanos ante la clase política es “desconfianza”, por eso las figuras públicas se desgastan muy rápido en el ánimo de los capitalinos; basta que se asomen indicios verosímiles de conductas inapropiadas de algún político para que comience a perder credibilidadde manera casi irremediable.Los poblanos quizá no tengamos una agenda definida en cuanto al tipo de sociedad que queremos, pero algo es seguro, rechazamos frontal y tajantemente la corrupción, el abuso y la impunidad de los políticos.

 

 

Al pensar en los problemas de México el 41% declaró que siente coraje y el 26% incertidumbre o miedo, el 17% declaró que aun siente esperanza y el 13% manifestó sentir resignación, desesperanza o indiferencia. Destaca que un 49% tiene poca confianza en que México pueda mejorar, 18% declara tener muy poca confianza y 14% perdió toda la confianza en la mejora del país, solamente el 18% conserva mucha confianza en que los problemas serán superados.

 

 

Para tratar de medir el valor social de la Ley, le preguntamos a los poblanos cuánto les ha servido el respetar las leyes del país para mejorar su vida, a lo que el 31% dijo que mucho, 42% poco, 12% muy poco y 14% nada. Y luego cuestionamos: “Ante la falta de justicia en México muchos han optado por desobedecer la Ley, ¿usted cree que respetando la Ley se hace justicia en México? El 52% opina que no se hace justicia, mientras que el 41% opina que si, el resto no contestó. Ambos indicadores demuestran que una parte importante de los ciudadanosno consideran a Ley como un bien social, además, la mayoría no considera a la Ley como un vehículo de justicia. Aquí encontramos una muy importante disfuncionalidad del Estado Mexicano que a pocos interesa resolver, porque precisamente las instituciones de justicia y el marco jurídico están diseñados para aplicarse de manera selectiva y a capricho de los intereses políticos.

 

 

En una sociedad civil evolucionada el respeto al Estado de Derecho deja de cumplirse por obligación o miedo a las consecuencias y los ciudadanos se atienen a él de manera voluntaria, ya que se hacen conscientes de que esa es la mejor manera de conservar el orden y la armonía social. De ahí que por más millones de pesos que el gobierno federal gaste en propaganda de sus reformas “al mismo tiempo”, los ciudadanos no encuentran un valor tangible en el régimen jurídico y no los hace más felices ni los convence de que, con ello, el gobierno esté haciendo algo para beneficiarles.

 

 

También quisimos abordar la percepción sobre la legitimidad de las organizaciones de autodefensas, para ello les preguntamos: “Ante la creciente inseguridad que se vive en algunas regiones del país, la gente se ha organizado en policías comunitarias o autodefensas, ¿en ese caso usted cree que los ciudadanos tienen derecho de hacerse justicia por propia mano?” La opinión está dividida, un 47% opina que si tienen derecho, mientras que un 48% opina lo contrario, el resto no contestó. Luego tratamos de llevar el asunto al ámbito personal: “Si en Puebla se viviera una situación similar a la de Michoacán, ¿usted formaría parte de una policía comunitaria para defenderse?” El 52% si participaría en las autodefensas, mientras que el 43% no lo haría. Me sorprende que tanta gente responda en frío que si se jugaría la vida para defenderse de las organizaciones criminales, entre los que destacan los segmentos masculinos de 26 a 55 años de edad y pertenecientes a la clase media y media alta.

 

 

La pregunta final de esta batería tiene que ver con la forma de solucionar los problemas del país: “Se piensa que para mejorar realmente a México solo hay dos caminos: medios pacíficos o por medio de la revolución armada ¿usted qué opina?” El 71% responde que por medios pacíficos, mientras que un 21% se atiene a la revolución armada, el 8% restante no opinó. Afortunadamente y pese a todos los problemas, más de dos tercios de los poblanos siguen optando por la paz, aunque no es nada desdeñable ese 21% que representa a más de 200 mil ciudadanos que creen que solo la violencia podrá corregir al país. Claro que si las cosas estuviesen razonablemente bien en la sociedad no habría una quinta parte de la población que considerase a la revolución armada como la única salida a los problemas de México. Ya que no tenemos un indicador previo, me comprometo con usted, amable lector, a darle seguimiento en futuras investigaciones.

 

 

Aquí el resumen de la percepción social: Los problemas de México que son la mala economía y la inseguridad siguen afectando a la mayor parte de la población y no se advierte una mejora en el corto plazo. En el origen de los problemas está la clase política corrupta de la cual los ciudadanos sienten desconfianza, pues saben que la corrupción del poder engendra corrupción moral en la sociedad y corrupción en la economía, lo que explica la falta de empleos bien remunerados. La Ley no es el camino para la justicia y la autoridad carece de legitimidad a los ojos de la población. Ante la falta de alternativas pacíficas una parte importante de la ciudadanía piensa que solo una revolución puede mejorar el fondo de los problemas. Esta es parte de nuestra investigación, ojalá que a alguien le interese hacer algo.

 

 

 

 

 

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