Friday, 29 de March de 2024


Está demostrado que los poblanos no son amigos de Peña Nieto




Escrito por  Jesús Ramos
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La inversión pública y la tonalidad política por lo regular van de la mano. Los delegados federales deben negar que la bicoca que le tocó a Puebla en el Plan Nacional de Infraestructura, del presidente Enrique Peña Nieto, nada tuvo que ver con la filiación y los planes de conquistar al mundo de Rafael Moreno Valle, pero una cosa es lo que ellos digan y otra la deducción nuestra y nuestras propias conclusiones.

¿Cómo pueden explicar los delegados federales Germán Sierra, Juan Molina y Lorenzo Rivera que este arroz no se coció con el aceite partidista? ¿Con qué cara? No pueden. Definitivamente no pueden. La razón, además de matemática, es muy sencilla, si de 7.7 billones de pesos a Puebla le tocaron 15 mil millones para seis proyectos, a Campeche le correspondieron 570 mil millones y a Veracruz 200 mil millones, el criterio de asignación de dinero tiene claridad y evidencia. Si el estado fuera priista otro gallo nos cantara.

 

 

Sea por estrategia, por desquite o por coraje el resultado es penoso, es increíble, es absurdo. ¿Por qué? Porque finalmente el que pagó los platos rotos no fue Moreno Valle ni el PAN ni sus sueños presidenciales, aquí el que salió raspado fue el poblano de a pie, el obrero, el maestro, el comerciante, el empresario, el ciudadano común como usted y yo.

 

 

Le guste o no al presidente Peña, el estado de Puebla posee la cuarta ciudad más importante del país y, como otras entidades, tiene necesidades apremiantes en infraestructura carretera, de comunicaciones y en abasto de agua potable, los pobladores de la sierra norte, negra y la mixteca poblana se lo podrían explicar mejor a él y a los delegados federales.

 

 

Si la respuesta del presidente Peña al pobre grado de aceptación que le tienen los poblanos y su bajísimo porcentaje en desempeño fue castigarlos con el insignificante 1 por ciento del presupuesto del Plan Nacional de Infraestructura, corre el riesgo de agrandar el pecado con la penitencia, es decir, ser rechazado en mayor número por los diferentes sectores sociales que desde hoy deben etiquetarlo como un revanchista compulsivo.

 

 

Y, todavía peor, si lo hizo por estrategia electoral o por ponerle un tope a las aspiraciones presidenciales de Moreno Valle, me parece que dejó ir la enorme oportunidad de ganarse a los poblanos con acciones de gobierno útiles y generosas. Como se sabe, Puebla es de los estados que concentran un número copioso y atractivo de electores y de habitantes en sus entrañas, pero ese detalle no les importó a los estrategas del presidente ni a su partido el PRI.

 

 

¿Qué le hicieron los poblanos a Peña Nieto? ¿A qué se debe el rencor? ¿Por qué nos trató con tanto desdén a la hora de repartir el pastel? Fueron los priistas lo que acuñaron la frase aquella de que la amistad que no se refleja en la nómina es pura demagogia. Y como se puede apreciar, los poblanos no fuimos sus amigos.

 

 

 

 

 

 

 

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