Thursday, 25 de April de 2024


El saldo de daños y damnificados por la Ley Bala fue muy grande




Escrito por  Jesús Ramos
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Si los diputados locales, todos, no han hecho un balance serio y frío del daño que se hicieron por aprobar la Ley Bala más valdría que lo hicieran, y sesudamente, porque, salvo sus contadas excepciones, quedaron reducidos a un montón de escombros tanto en su condición moral, ética y humana como en sus niveles de confianza. En 24 horas dinamitaron la reputación de un Congreso estatal construido en años de historia.

Fueron tan pocos los que se opusieron a la utilización de las armas de fuego contra los manifestantes y la libre expresión de ideas que se cuentan con los dedos de una mano: Ignacio Alvízar Linares y Julián Peña Hidalgo de Movimiento Ciudadano, Mariano Hernández Reyes y Lizeth Sánchez García del Partido del Trabajo, y Geraldine González Cervantes del Partido Verde, con excepción de ellos, el resto quedó expuesto a toda clase de críticas sobre ausencia de valores morales y cabal representación.

 

 

La comunicación de nuestros días es rápida y expedita, veloz y destellante, por eso mismo bastaron apenas unas horas para que el Congreso de Puebla fuera exhibido a los ojos del mundo como una vaca vieja, gorda y torpe a la que su dueño jala con una riata para el lado que quiere. Y la vaca, completa, desde la trompa hasta la cola, la integran el PRI, PAN, PRD, Panal, Compromiso por Puebla y PSI.

 

 

Siendo selectivos y bien fijados por supuesto que se salvan de la quema y de la vergüenza Ignacio Alvizar y los otros cuatro legisladores ya mencionados, pero el Congreso poblano en sí no logra salvar su reputación ni su dignidad como tampoco la salvan los partidos políticos. Y trataré de explicaren tres líneas por qué. Cuando los medios locales, nacionales e internacionales adjudicaron la irresponsabilidad de la Ley Bala a Puebla lo hicieron a nombre de todo el Poder Legislativoy no sólo de los partidos que la aprobaron.

 

 

El recuento de los daños es necesario. El PRI y Víctor Manuel Giorgana tendrán que encontrar el modo, el momento y la oportunidad de redimirse. No será fácil, claro que no, pero deben hacerlo. Que los diputados del PRI hayan aprobado que se utilizaran armas de fuego contra la gente que se manifiesta en la vía pública es de repudiarse. Mientras eso ocurre y tienen otra chance, es prudente que escondan la cabeza en un agujero como los avestruces.

 

 

El PAN y PRD tampoco cantaron mal las rancheras. Dónde quedó la defensa a la vida de Acción Nacional, su comportamiento eclesiástico, y dónde la libertad y democracia que pregonan los de la Revolución Democrática. En definitiva nuestros legisladores quedaron muy mal parados. Y lo peor, hicieron trizas a la institución donde moran.

 

 

Toda la Ley Bala, habrá que admitirlo, fue una consecución de errores garrafales desde su concepción hasta su aprobación y corrección. Los diputados lo saben. Y su objetivo no debe ser otro que encontrar los mecanismos, de imagen y divulgación, para devolver al Congreso de Puebla la dignidad de la que hoy adolece a los ojos del mundo. Y es que así funciona la reputación, se gana en años y se destruye en segundos.

 

 

 

 

 

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