Saturday, 27 de April de 2024

Miércoles, 10 Junio 2015 01:43

Puebla deja de ser bastión panista




Written by  Gabriel Sánchez Andraca

FUE EN 1973, CUANDO POR PRIMERA vez en su historia, el Partido Acción Nacional ganó las dos diputaciones federales que entonces tenía la capital del estado.


Cayó el mito de que las centrales obreras adheridas al PRI, la FROC y la CTM, comandadas por Constantino Sánchez Romano y Blás Chumacero, respectivamente, eran invencibles en esta capital.

 

Sus candidatos sucumbieron ante dos jóvenes contadores públicos, recién egresados de la Universidad Autónoma de Puebla, Alejandro Cañedo Benítez y Miguel Fernández del Campo, que fueron los candidatos de Acción Nacional. Este último llevó como suplente, a una joven maestra, buena oradora, Rosalía Ramírez, que junto con los candidatos propietarios, dieron una dura batalla al entonces invencible PRI.

 

Los priistas de entonces entendieron que en la ciudad de Puebla había surgido con fuerza una clase media a la que no le gustaba que ante el Congreso de la Unión, la representaran líderes sindicales y poco a poco empezó a revirar. Los líderes fueron ubicados como candidatos en distritos foráneos, como Chignahuapan e Izúcar de Matamoros y las posiciones políticas en la capital se les dejaban a profesionistas, altos burócratas o líderes de las clases medias afiliados a la CNOP.

 

Desde aquéllos ya largos años, el PAN empezó a tener algunos triunfos municipales. El principal fue el haber ganado el ayuntamiento de Tehuacán, la segunda ciudad más importante de la entidad.

 

Y así, la derecha poblana vino avanzando hasta poner en peligro al ayuntamiento de Puebla con el ingeniero Ricardo Villa Escalera, frente al profesor Jorge Murad Macluf.

 

Pero la verdadera debacle priista en Puebla llegó en 2010, cuando surgió una increíble alianza partidista entre la derecha representada por el PAN, defensora de Dios y de su Santa Iglesia y por los grupos empresariales igualmente fanáticos, con el partido representante de la izquierda, del comunismo ateo y enemigo de nuestra civilización occidental y cristiana, el PRD. La alianza se acordó y se olvidaron los gritos de “Cristianismo sí, comunismo no”, que unos años antes atronaban en el espacio poblano.

 

LA ALIANZA SE HIZO CON OTROS PARTIDOS menores y el resultado para el que fuera el partido gobernante en la entidad poblana desde hacía más de 80 años, fue desastroso.

 

Todavía en la última elección local, esa alianza se impuso en forma brutal: la minoría, sólo cinco diputados en el Congreso estatal son priistas y de los 217 municipios el PRI sólo ganó 89, perdiendo la capital del estado y los municipios más importantes, a excepción de Tehuacán, donde gobierna el tricolor.

 

Y lo peor, los priistas no supieron asumir su papel de opositores ante un gobierno que los había avasallado.

 

En el Congreso sus diputados no supieron que hacer, y la legislatura priista pasada salió con un gran desprestigio por ni siquiera haber guardado las formas de una oposición respetuosa pero digna.

 

ALGO PASO, ALGO SALIÓ MAL, PERO EN ESTA última elección el PAN se desplomó electoralmente en la capital del estado y en importantes regiones de la entidad.

 

En la ciudad capital, que estaba considerada como bastión de los azules, de los cuatro distritos federales en juego, perdió tres: el sexto, el nueve y el doce, y tierra adentro, el PRI se quedó con Huauchinango, Zacatlán, Tepeaca, Atlixco, Izúcar de Matamoros y Ajalpan. En total nueve distritos y el PAN sólo quedó con siete.

 

Además el PRI tendrá segura una diputación pluri y otra probable. La segura es la de la maestra Ercilia Córdova Morán, de Antorcha, y la probable es la del licenciado Héctor Jiménez y Meneses, notario público de Atlixco.

 

Por si todo lo anterior fuera poco, la votación general del estado, del Revolucionario Institucional, superó en casi 114 mil votos a la del PAN.

 

Esta elección dio sorpresas: colocó a un partido nuevo, “Morena”, como la tercera fuerza política del estado, por haber obtenido el 9.06 de los votos emitidos. En cambio, el PRD cayó a la quinta posición, debajo de Nueva Alianza que se colocó en la cuarta.

 

Y el PAN se queda en la segunda, después de haber estado en la primera. Los panistas tendrán que reflexionar mucho sobre las causas de la debacle si quieren recuperar su fuerza. La solución que da el panista Javier Lozano Alarcón, de volver a instrumentar alianzas, cada día se volverá más difícil y dificultará al PAN crecer para llegar a su algún día un partido fuerte, ideológicamente vigoroso, aunque sea de derecha, y electoralmente competitivo.

 

 

 

 

 

 

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