Friday, 19 de April de 2024

Viernes, 15 Mayo 2015 01:10

Hoy es Día del Maestro




Written by  Gabriel Sánchez Andraca

LOS MAESTROS ESTÁN DE FIESTA O ESTÁN en pie de lucha.


El México de nuestros días es hechura de los hombres y mujeres que abrazaron en su juventud la carrera magisterial y que dedicaron su vida a formar a los niños y jóvenes de este país, una vez terminada la Revolución Mexicana de 1910.

 

La educación pública, laica y gratuita, se extendió por todo el territorio nacional desde los tiempos de Lázaro Cárdenas. Antes, en los tiempos de Álvaro Obregón, hubo una etapa brillante con José Vasconcelos como titular de la Secretaría de Educación. Entonces florecieron las artes y el muralismo alcanzó su mayor gloria.

 

Pero el sistema educativo que perdura hasta la fecha, se formó en tiempos del cardenismo: los maestros en un principio fueron improvisados, pero se inventó, entonces había imaginación para gobernar, el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, para preparar, con la rapidez que se necesitaba, a quienes sin título profesional, ejercían la carrera magisterial.

 

Se instituyó el sistema de educación secundaria, de preparatoria o bachillerato y el país avanzó con rapidez en la formación de una clase media que fue ejemplo en la América Latina hasta hace un cuarto de siglo.

 

Fue la educación el eje sobre el que giró el desarrollo del país: surgieron Normales Rurales, Normales Urbanas, la Normal Superior de México, inició la preparación de los maestros destinados a atender a los jóvenes que habiendo terminada la primaria, querían estudiar la secundaria. Se creó el Instituto Politécnico Nacional, las Misiones Culturales. Fue, en resumen, la etapa más gloriosa de la Revolución Mexicana, cuando todavía prevalecía en la clase política gobernante una gran sensibilidad social.

 

LA POLITIZACIÓN PARTIDISTA DEL MAGISTERIO a través del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, poco a poco fue deteriorando todo el sistema educativo nacional.

 

A muchos maestros les entró el interés por la política militante: en realidad ya no querían ser maestros, sino líderes magisteriales, para lograr una diputación local o federal, para ser presidentes municipales o simplemente para tener poder político mediante movilizaciones, huelgas y plantones.

 

Desde que los tecnócratas priistas encabezados por Carlos Salinas de Gortari, llegaron al poder, la descomposición del gremio magisterial se aceleró y surgieron, para hacer contrapeso a la dirigencia sindical que era totalmente controlada por el gobierno, organizaciones extremistas de izquierda, como la CNTE.

 

La educación en nuestro país, es cierto, se ha visto muy deteriorada. Organismos internacionales la colocan en lo referente a calidad educativa, entre los últimos lugares del mundo.

 

De eso se han aprovechado algunos grupos empresariales para incidir en las políticas educativas del Estado, como si ellos y sólo ellos, tuvieran la solución a los graves problemas educativos que se confrontan.

 

Por desgracia, el gobierno federal parece escuchar con mayor atención a esos grupos que quieren influir en la educación pública, que a los maestros del sistema educativo nacional, que día a día se enfrentan a los problemas cotidianos que su actividad les impone.

 

Si los gobiernos escucharan a los maestros sobre la problemática educativa que confrontan y atendieran sus propuestas y sus reclamos, otro gallo nos cantara.

 

Pero por desgracia no hay diálogo con los mentores, lo hay con los empresarios que quieren influir en la educación, aquellos que se opusieron al libro de texto gratuito, en los tiempos de Adolfo López Mateos y que ahora han logrado el apoyo de las dirigencias partidistas del PRI, del PAN y del Verde, pero no de los demás partidos, para empezar a intervenir en el proceso educativo.

 

La educación es algo tan serio, como para dejarlo en manos privadas. Siempre debe estar regulado por el Estado o de lo contrario, siempre tendremos conflictos políticos y sociales, como de hecho ya los tenemos.

 

ERA COMÚN ESCUCHAR HASTA HACE POCO que en nuestros pueblos los actores sociales más influyentes eran los curas, los médicos y los maestros.

 

Y es que en la etapa constructiva de la Revolución, los maestros fueron básicos para desarrollar la educación, la agricultura, la ganadería y todas las actividades productivas. Ellos tenían contacto directo con la gente, la orientaban, la aconsejaban. Eran, junto con los curas y los médicos, en los que todos confiaban.

 

Fueron buenos maestros en su gran mayoría. Se les dijo alguna vez “apóstoles de la educación”, y sí que lo eran. Se iban a vivir a pequeñas aldeas, a pueblos que carecían de los servicios básicos, para cumplir con su trabajo y su misión de educar.

 

Las cosas han cambiado y ahora muchos mentores son acusados de cobrar sin trabajar. Otros están ocupados en luchas que no son para mejorar a las comunidades, dejando sin clases a miles de niños y jóvenes. Y de ahí se agarran los enemigos de la educación popular de México, para acabarla. Y lo pueden lograr si sigue habiendo la cerrazón que hay en algunos sectores del magisterio que se niegan a todo diálogo y que pretenden que sólo sus propuestas prevalezcan. La política es diálogo y negociación, ojalá y lo entiendan.

 

 

 

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