Y es que este proceso de descomposición, ha alcanzado y está haciendo estragos en la política.

Ningún partido parece ya representar nada. La derecha, la izquierda, el centro y todo lo demás, son calificados como iguales por la ciudadanía.

Todos hablan de lo mismo: van a acabar con el desempleo, con la inseguridad, con la corrupción, etc. Como si fueran magos que pudieran hacerlo con sólo frotar una lamparita.

Las empresas encuestadoras dan como un hecho que el abstencionismo será muy elevado, más de lo que de por sí se da en elecciones intermedias.

Hay un desgano, una desilusión, un hartazgo, que se palpa por dondequiera.

El problema básico es el económico y de ahí se derivan todos los demás.

Todos los estudiosos de la historia afirman que las guerras y las revoluciones tienen como detonante un problema económico.

Y aquí todo empezó con el neoliberalismo salinista, que todavía estamos padeciendo.

Vicente Fox llegó al poder con una aprobación real del 70 por ciento de los mexicanos y a los tres años, su partido, el PAN, perdió 50 escaños en el Congreso, por considerar que los panistas estaban dando muestras claras de no saber siquiera qué hacer.

Ahora la propaganda del partido azul dice que va a cambiar a México con propuestas, que a ninguno de los dos gobiernos surgidos del PAN se les ocurrió.

El país está hecho un desastre y el problema de Peña Nieto es no haber hecho una evaluación de cómo recibía a la nación después de dos sexenios de panismo e informar a la opinión pública.

Si lo hubiera hecho, no tendría que estar ahora bajo fuego amigo y enemigo, como si fuera responsable de todo.

YA HEMOS COMENTADO AQUÍ QUE LA clase política priista fue desbaratada por el salinismo, para dar paso a la tecnocracia, que sabía posiblemente mucho de números, pero era totalmente ajena a la “política política” y a la sensibilidad social. Y para acabarla de completar, a la historia de México. Las consecuencias de eso están a la vista.

Vicente Fox formó, según él mismo dijo, “un gobierno de empresarios y para empresarios” y Felipe Calderón, uno de amigo de sus amigos.

A Calderón le tocó iniciar la terrible guerra contra la delincuencia organizada, que aún estamos viviendo, sin ninguna estrategia, sin tener a la gente capaz para enfrentarla y las consecuencias han sido las de una guerra: más de cien mil muertos y más de 30 mil desaparecidos, más los que se acumulen.

DECIMOS QUE LA SITUACIÓN DEL PAÍS ES dramática, porque salir de este embrollo y recomponer el tejido social, dicen los sociólogos, va ser muy difícil y que tal vez tengan que pasar varias generaciones para lograrlo.

Por eso la corriente que promueve el abstencionismo o la suspensión de elecciones no tiene razón. Hay que votar para ir saliendo de la situación actual.

Si los españoles se hubieran abstenido de ir a las urnas, seguirían igual de como están con el gobierno derechista del PP, pero fueron a las urnas y con su voto pudieron fortalecer a nuevos partidos que constituyen nuevas opciones para todos ellos.

El problema en México, es que la gran mayoría de los partidos están literalmente en la calle, sin ideología, sin propuestas realistas, sin militantes capacitados, sin organización y sin estructura.

LOS ESTADOS MÁS DIFÍCILES EN ESTAS elecciones serán Guerrero y Michoacán, nos comentan.

En el primero, Guerrero, la violencia no cede, hay activa oposición de maestros y estudiantes normalistas para que las elecciones no se lleven a cabo.

Los problemas están bien focalizados, pero aun así, el proceso es problemático.

Por lo que se refiere a Michoacán, las cosas siguen mal, aunque un poco mejoradas. Pero la violencia continúa.

En Guerrero los candidatos con posibilidades de triunfo son tres: el del PRI, la del PRD y el de Morena. La lucha en ese estado siempre ha sido entre el PRI liberal y la izquierda.

Ahora la izquierda está más dividida por el surgimiento de Morena, pero el PRD tiene grandes posibilidades de ganar la gubernatura. La otra opción ganadora es el PRI.

Igual ocurre en Michoacán donde salió la senadora Calderón Hinojosa, hermana del expresidente de los mismos apellidos, con bríos de triunfadora y luego se desplomó. Los candidatos fuertes son el del PRD y el del PRI.

Puebla sólo elegirá a 16 diputados federales y en estos últimos días las cosas han empezado a descomponerse en algunos, sólo unos cuantos distritos. Se calcula que aquí el PRI se llevará entre ocho y 11 triunfos.