Tuesday, 16 de April de 2024


CUANDO ESTO TERMINE, HABRÁ UN DESASTRE FINANCIERO




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Los últimos días hemos podido ver algunas señales de lo que se aproxima, en el mercado del oro y la plata.

Y es que a partir de la jornada del viernes pasado, pudimos ver cómo los precios de ambos, a excepción de ayer, acumularon alzas importantes que llevaron al primero a tocar los 1,419.50 dólares la onza (London PM Fix) este miércoles, lo que significó una ganancia de 4% en siete días.

 

 

La resistencia de los 1,400 dólares, quedó atrás.

 

 

El alza de la plata la condujo esa misma fecha a 24.74 dólares la onza (London Fix), equivalente a un avance de 7.8% en una semana. En este caso, el metal blanco sí se ha topado con una resistencia mucho más fuerte en los 25 dólares.

 

 

El detonante de estas subas fue la tensión internacional por la inminente respuesta bélica de Estados Unidos, a los presuntos ataques con armas químicas por parte de las fuerzas de Bashar al-Assad, en Siria.

 

 

Pocas cosas hay tan alcistas para los metales preciosos monetarios, el petróleo y los bonos del Tesoro, como la guerra.

 

 

Eso explica también el por qué en esa búsqueda de refugios seguros, los precios de dichos bonos –que se cree equivocadamente que son “libres de riesgo”, atenuaron el desplome que los llevó a alcanzar, en el de vencimiento a 10 años, un rendimiento de 2.89% el 21 de agosto, un máximo de dos años.

 

 

Cabe recordar que el precio de los bonos y sus rendimientos se mueven en sentido opuesto. Así, un bono más caro paga menor tasa; uno barato, una más elevada.

 

 

Al cierre de ayer, el bono americano a 10 años tuvo un tipo de interés de 2.76%.

 

 

Este jueves, cuando se supone que las presiones bélicas por Siria cedieron, el petróleo WTI cayó desde un máximo de dos años, y el oro y la plata también resintieron presiones menores.

 

 

Sin embargo, la realidad es que uno no debe perderse en la falsa idea de que un ataque contra el país de Medio Oriente, depende del resultado que arroje el reporte de los inspectores de Naciones Unidas.

 

 

Si este fuera el caso para posponer o detener la intervención británica por ejemplo, no lo será para la estadounidense.

 

 

La administración Obama se quejó de que era “demasiado tarde” cuando Damasco dio la autorización para que entraran los enviados de la ONU, pero lo cierto, es que a la fecha también ha transcurrido suficiente tiempo como para fabricar “evidencia” que, justificarán, provendrá de acciones de inteligencia.

 

 

Así pues, es de esperar que cuando ocurra el bombardeo americano o aliado, los metales preciosos monetarios, el petróleo y los bonos, vuelvan a dispararse mientras los mercados accionarios, se desploman.

 

 

Al mismo tiempo en México, el tipo de cambio peso/dólar se vería desde luego muy presionado al alza.

 

 

Jim Rogers, el gurú más afamado del mundo de las materias primas, dijo en entrevista con Reuters esta semana: “Poseo petróleo, oro y cosas así porque si va a haber una guerra, y parece que Estados Unidos está desesperado por tener una, van subir mucho, mucho más alto. Las acciones van a caer, algunos de los mercados en los que estoy corto (bajista) ya están bajando, las materias primas van a subir”.

 

 

Rogers agregó, igual que en este espacio lo hemos advertido de manera reiterada, que esta es la primera vez en la historia que todos los mayores bancos centrales del mundo, están imprimiendo dinero al mismo tiempo a grandes velocidades para devaluar sus monedas y hacerlas “más competitivas”.

 

 

Esta grave anormalidad, tendrá el mismo resultado que todas las veces anteriores en que se ha querido solucionar una crisis con este absurdo método: una depresión económica peor que la que se quería evitar.

 

 

Dado que es imposible fingir para siempre que se puede crear riqueza de la nada, como el “dinero” papel, este experimento terminará por la fuerza del mercado que repudiará prestar más a deudores que ya tienen compromisos impagables, como Estados Unidos.

 

 

A eso se refirió también Rogers al final de su entrevista, sentenciando que cuando este mar artificial de liquidez concluya, veremos pánico en muchos mercados, incluyendo los desarrollados: “cuando esto termine, va a ser un enorme desastre.”

 

 

 

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