Atributos que le fueron reconocidos en la solemne ceremonia donde le entregaron la presea Ignacio Zaragoza en el marco de las fiestas por los 151 años de la heroica batalla.

Rodeado del respeto y el calor del cuerpo edilicio del alcalde Eduardo Rivera Pérez, Montero Ponce escuchó el discurso de este homenaje de labios del síndico municipal Sergio Bojalil Andrade, quien logró emocionar al maestro de la pluma y a los invitados a través de un recorrido sobre la trayectoria periodística del homenajeado y sus confesiones hechas en su primer libro A mi manera.

Sin halagos forzados, lejos de la retórica oficial, sin necesidad de engolar la voz y con esmero, el síndico se lució con sus palabras, a las que no perdieron detalle el arzobispo de Puebla y amigo de don Enrique, Víctor Sánchez Espinosa, acompañado de su vocero, el padre Felipe Pozos Lorenzini.

Con todo y la desmañanada en domingo y además 5 de mayo, el entrañable amigo del homenajeado, Emilio Maurer y su esposa Elo aplaudieron emocionados al igual que el socio y amigo Jaime García Calderón.

A los costados del homenajeado estaban sus hijos y nietos, quienes recibieron felicitaciones de regidores y funcionarios del Ayuntamiento de Puebla, como Rubén Ezequiel Islas, Amadeo Lara Terrón, secretario de Seguridad; regidores y amigos como Lourdes Dib, David Méndez, Arturo Loyola, Matías Rivero, entre otros.

Mientras en la plancha del zócalo se izaba la bandera a toda asta, en el salón de Cabildos los funcionarios más representativos del municipio escucharon al alcalde Eduardo Rivera Pérez destacar la imparcialidad del comunicador de apertura, quien sabe hacer juego limpio aún cuando su hijo Mario contendió en la carrera por la alcaldía con él.

Por eso a Mario Montero —su contrincante del 7 de julio del 2010— a nueve meses de culminar su trienio le patentizó su respeto por los valores y caballerosidad que mostró en la justa.