Friday, 29 de March de 2024


De cárteles, leche y la lista de Forbes.




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En el Semáforo Económico de México (http://mexicocomovamos.mx/semaforo-economico) hay tres indicadores que a mi parecer son clavey que directamente se ven reflejados en el día a día de las personas: Los empleos formales generados, la inflación acumulada y el bienestar. No es que los demás no lo sean, solo que son tan macro que difícilmente el ciudadano de a pie puede distinguir su efecto inmediato.

El país generó en el lapso de un año (abril 2012-abril 2013), 641, 814 empleos formales, 60 por ciento menos de los que se necesitan para satisfacer la creciente demanda interna, algo así como millón y medio. La única manera de subsanar lo anterior y no caer en la inanición, es el remedio mexicanista; la informalidad. Miles de compatriotas se baten todos los días en las calles esperando llevar un poco de alimento a las mesas de sus casas, y si se tiene algo de suerte construir un endeble patrimonio familiar. Olvídense de la seguridad social, la salud y peor aún de la educación de calidad, el asunto es sobrevivir en el día a día. Los que no logran emplearse en la informalidad tienen que sobrevivir durante meses sin empleo, ayudados por familiares, amigos y uno que otro milagrito que llega a caer del cielo. La tristeza y la soledad de los parques públicos es un símbolo viviente para estos miles de desempleados en busca  de una oportunidad.

 

 

Cada mes nos sobreviene exacto como reloj el famoso gasolinazo. A este suceso que nos empaña las finales de futbol tenemos que agregarle el gasazo, el lechazo, el huevazo etc. Todos los aumentos que llegan para quedarse y que ocupan el lugar de los escasos saldos a favor que logran las familias mexicanas mes con mes. El Semaforo Ecónomico recomienda como nivel óptimo de inflación el 3%, cuando la inflación real en el mismo lapso de tiempo llega al 4.65 (Claro que todos tenemos muchas dudas sobre este indicador, porque en la realidad se siente como del 10).

 

 

Y finalmente el bienestar. Aproximadamente 30 millones de personas en México no pueden adquirir la canasta básica -que de tan básica llega a ser más bien “light”-. La meta para este indicador es que anualmente un millón de personas de este grupo puedan acceder a ella. Sin embargo la realidad es que solo 360 mil lo están logrando. A este paso, necesitaríamos 84 años para que finalmente nuestro pueblo pudiera comer lo básico, esperando claro que no aumenten de manera significativa el número de nacimientos y que las defunciones vayan al por mayor. Buena esperanza.

 

 

Los monopolios son la catástrofe de nuestro tiempo.Cuando la competencia es reemplazada por la complicidad, las condiciones tan necesarias para el crecimiento se ven canceladas. Hay dos tipos de monopolios que nos siguen afectando y que han lastimado por décadas a nuestro pueblo, el monopolio del poder político y el del poder económico. El primero se traduce en la baja participación de la sociedad en los procesos democráticos, por el hartazgo de saberse excluidos por lo menos en los tiempos que no son electorales, del poder y de las decisiones que se toman desde este espacio. Los partidos políticos se han convertido en los únicos interlocutores sociales llevando al país en un caprichoso vaivén de las circunstancias. No existe la más mínima continuidad en las políticas públicas necesarias para ver los cambios tan esperados.

 

 

Por el otro lado el monopolio económico, en donde tenemos empresas que han acaparado los mercados no en base a su competitividad y eficiencia, sino utilizando las leyes y el poder público para contener cualquier viento de mejora y aire de cambio. Es el tipo de poder asfixiante que daña a los verdaderos emprendedores y lanza al desempleo a miles, dándose el lujo de permitir que las pérdidas sean públicas y las ganancias privadas. Miles de pequeños empresarios aprenden desde sus sencillos comienzos que la competencia en este país no existe. Baste con ver como en las listas de Forbes, las más grandes fortunas de nuestro país son acreditadas a empresas que han vivido en el monopolio (vaya, hasta los cárteles de la droga caen en esta descripción. Precisamente la palabra Cartel se refiere a un término económico equiparable al monopolio), cuando en otros países las principales fortunas proceden de negocios nacidos en un garaje, debiendo al conocimiento y habilidades personales de sus fundadores su crecimiento.

 

 

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