Parecía existir la convicción de que al acompañar los medicamentos y las comidas con esta bebida contribuiría a la mejoría del paciente. Parece ser que el hecho de que en la marca de refrescos aparecieran las palabras manzana y pasteurizado, estas conferían características medicinales al mismo. La manzana es natural, Pasteur descubrió la vacuna entonces así debería de ser. Dejando a un lado la anécdota de este delicioso refresco —del que por cierto aún soy muy afecto—, me referiré al mismo fenómeno que hoy cunde entre la clase política, el de llamar a los candidatos a un puesto político “ciudadanos”, esperando que al agregar estas palabras mágicas de alguna manera serán transferidas las cualidades de respetabilidad, honestidad y que serán la cura mágica a un desprestigio que va en aumento.
La Constitución señala como un derecho el que todos podamos votar y ser votados, sin embargo en las tan necesarias llamadas leyes secundarias de la misma Constitución el famoso artículo 116, fracción IV inciso E), establece que solo los partidos políticos tienen el derecho de postular candidatos. Parece que con esta cláusula de exclusividad el añorado sueño de los candidatos ciudadanos e independientes es solo uno más de los espejismos nacionales. En el artículo en referencia se infiere que el tema principal son estos últimos es decir, aquellos que no necesariamente deben ser postulados por un partido para contender políticamente sin importar si han pertenecido a un grupo político o no. Por otro lado, un candidato ciudadano es uno que nunca ha pertenecido a una organización política y que no es identificado con grupos de interés ó con cargos gubernamentales; en pocas palabras que nunca ha estado en la nómina. Es alguien que ha trazado su camino en la lucha social sin cargo al erario y que en algún momento de iluminación patriótica decide dar el manchincuempazo para competir en una elección. Se entiende que son principalmente a estos últimos a los que se busca beneficiar con un cambio en la Constitución. Por lo menos así se entiende.
Es una época en la que es muy importante comprender lo anterior por la lucha electoral que se acerca. En otros países existen ejemplos de cómo líderes sociales se convierten en políticos exitosos y viceversa. También de aquellos que son del ámbito político y se vuelven independientes. Todo radica en la transparencia al dar a conocer la historia personal y por supuesto, de que la honestidad y el desempeño sean algo comprobado.
Un político honesto, eficiente, que no tenga cola que le pisen, podrá encontrar en la sociedad una respuesta afirmativa a su ambición personal si es que está va acompañada de compromisos claros y cumplibles. Podría convertirse en independiente, si esto legalmente fuera posible y aún así tener éxito. Si un aspirante busca un puesto público, el añadir la etiqueta “ciudadano” no garantizará en su futuro nada, si esta es solo utilizada para curarse en salud y limpiar un historial.
