Dos actos masivos, ruidosos, realizados a la misma hora. Uno, el de Agüera, en el zócalo y otro, el de Gali, en la zona de los Fuertes.

Es cierto que con gritos y porras no se ganan elecciones, pero pueden ser muestra de un verdadero entusiasmo por participar, sin embargo, observadores imparciales afirman que el abstencionismo será elevado. Lo calculan en más del 40 por ciento.

A los actos de ayer concurrieron personajes del PAN, del PRI y de otros partidos.

Con Antonio Gali estuvieron: Josefina Vázquez Mota, Genaro Borrego, Margarita Zavala y otros renombrados panistas. Con Enrique Agüera estuvieron los líderes nacionales del partido tricolor, César Camacho, el presidente nacional e Ivonne Ortega, la secretaria general, además del ex gobernador Guillermo Jiménez Morales y senadores y diputados federales.

Los discursos bordaron sobre lo mismo que se ha venido diciendo en las campañas: vamos a ganar, los problemas de la inseguridad, del desempleo y los ofrecimientos de afrontarlos con eficiencia.

Nada que no se haya visto en los cierres de campaña de otras épocas, sólo que el PAN llevó a cabo su concentración, en la calzada Ignacio Zaragoza, donde el número que haya sido de asistentes, luce bien; la concentración del PRI, como ya dijimos, tuvo lugar en el zócalo. Estuvo llena la explanada de la fuente de San Miguel, y en la calle 3 Oriente, frente a la fuente y a un costado de la catedral, se instaló la tribuna.

¿Cuántos asistentes hubo en cada acto? Nunca hemos sido dados a contar o a calcular en ese aspecto. Hubo muchos, hacían mucho ruido y había muchos gritones en ambos actos.

En el cierre de Agüera prevaleció la clase popular luciendo playeras rojas y algunos niños lucían playeras verdaderamente gigantescas; en el mitin de Gali, la mayor parte de los asistentes fueron de clase media.

El acarreo fue parejo. Decenas y decenas de autobuses trasladaron a los simpatizantes de uno y otro partido.

Estrellas del espectáculo, de televisión y cine, fueron contratados para alegrar a los asistentes que por tal motivo se quedaron más tiempo del que requirieron para escuchar los discursos.

Los cálculos oficiales de cada partido serán de entre 30 mil y 50 mil. Siempre han exagerado en ese aspecto. Si usted quiere un cálculo más o menos realista, a la cantidad que los dirigentes partidistas o sus voceros digan, résteles por lo menos un cincuenta por ciento.

La forma de hacer campañas políticas y de terminarlas, ya resulta obsoleto. Los políticos necesitan ir ideando cosas nuevas. Se están retrasando demasiado y la sociedad los está rebasando muy aceleradamente. Si nuestra “clase” política no evoluciona para bien, si no tiene oficio, ideología, práctica en el servicio público y además si ni siquiera está al tanto de las nuevas formas de hacer campaña, pues no les quedará sino esperar un movimiento social que los desplace del poder.