Wednesday, 08 de May de 2024


Los políticos de hoy




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Menos de 24 horas después de que enviara un comunicado de prensa por internet, afirmando estar listo para asumir la presidencia municipal de Puebla, gracias al apoyo de los electores poblanos, el candidato del Partido del Trabajo (PT), Miguel Ángel Ceballos, dio una conferencia de prensa en la Casona de la China Poblana, para informar que declinaba a favor del candidato del PRI-PVEM, Enrique Agüera Ibáñez, pretextando que no permitiría que se perdiera el “voto útil” de sus seguidores.

En repetidas ocasiones, “El Profe” Ceballos afirmó categórico que no declinaría, como ya circulaban los rumores, ni a favor de Agüera, candidato de la coalición “5 de Mayo”, ni a favor de Antonio Gali, candidato de la coalición “Puebla Unida”; que él iría tras la presidencia municipal de Puebla, contra viento y marea.

 

 

Al final manifestó a los reporteros que su declinación a favor de Enrique Agüera, fue un acuerdo que “tomaron los compañeros” para dar utilidad a su voto.

 

 

Una fea manera escogió el profesor Miguel Ángel Ceballos para poner fin a una carrera política que inició en su juventud en las filas del Partido Revolucionario Institucional, en el que fue delegado en varios municipios y distritos, dirigente del comité municipal de la capital del estado, dirigente de la CNOP, el sector popular del PRI y otras cosas más.

 

 

Al molestarse contra los dirigentes de su partido, el PRI, al no tomarlo en cuenta para una diputación local y aceptar la invitación del PT para abanderarlo en la lucha por la presidencia municipal de esta capital, se pensó que a la mejor tendría más suerte en un partido pequeño para crecer, políticamente hablando.

 

 

Luego hubo rumores y chismes ligándolo con la coalición “Puebla Unida” para restarle votos al PRI, más tarde se habló de que el arreglo era con el tricolor para quitarle votos a la megacoalición. El propio Ceballos tajantemente lo negó, afirmando que no declinaría a favor de ninguno de los dos contendientes principales y que iría hasta el final como candidato del PT.

 

 

Convenció de que así sería y se dejó de tocar el tema. Por eso el anuncio que hizo ayer fue sorpresivo para muchos.

 

 

En realidad fue el anuncio del fin de su carrera política, porque de aquí en adelante nada volverá a ser igual para “El Profe” Ceballos. Un acierto importante, puede marcar para bien de por vida a un político, así como un error importante, para mal. Lo anunciado ayer por el candidato petista fue un error gravísimo. Simplemente se puso en evidencia ante los ciudadanos, quienes no volverán a creer en él.

 

 

El candidato de “Puebla Unida”, Antonio Gali, dictó el epitafio: “el profesor Ceballos representa cero votos”.

 

 

Defenderá el PRI sus triunfos

 

 

El comunicado de prensa del Partido Revolucionario Institucional, en el sentido de que el PRI no se dejará arrebatar el triunfo, que lo defenderá hasta el final, demuestra inseguridad, porque adopta una postura a la defensiva, la misma que adoptaba el PAN de épocas pasadas.

 

 

El PAN, antes de que pasara a ser franquicia de la Coparmex, es decir, en los 60 y anteriores, era un partido que de entrada, cuando nombraba apenas a sus candidatos ya estaba diciendo que defendería su triunfo y que no se dejaría arrebatar las posiciones legalmente ganadas por el partido oficial, el PRI.

 

 

Y se quejaba exactamente de lo mismo de lo que ahora se queja el PRI: elección de estado, compra de votos, entrega de despensas, gastos excesivos de campaña, en fin.

 

 

Ayer leímos que en Sinaloa, el gobernador “Malova” tiene el control político absoluto de su estado, lo mismo que se dice del gobernador poblano. Coincidentemente, ambos, el mandatario estatal de Sinaloa y el de Puebla, son de extracción priista. Fueron formados políticamente en el PRI, tienen amigos y seguidores en el PRI y lógicamente también en el PRD, partido de izquierda que aceptó a priistas descontentos que se adueñaron del mando y de todo. Los priistas deberían estar orgullosos de todo eso, pues demuestra que el PRI es una gran escuela de política a la mexicana, que ha formado a los dirigentes y a numerosos funcionarios de otros partidos.

 

 

Ellos saben “cómo hacerlo” por eso están donde están y por eso dan terribles dolores de cabeza a los dirigentes del Revolucionario Institucional, que tuvieron un retroceso al perder a la clase política tradicional que fue prácticamente expulsada del poder por Carlos Salinas de Gortari, para dar paso a los doctores de Harvard, que como se ve, lo echaron todo a perder ayudados por los panistas que ganaron hace exactamente 13 años, que se cumplen hoy.

 

 

Y es que ejercer el poder político no es cosa de sapiencia especializada, sino de oficio, de sensibilidad, de práctica. Los doctores pueden ser excelentes asesores para algunas cosas, pero nada más.

 

 

El triunfo de Fox

 

 

Hoy 2 de julio se cumplen 13 años de que el Partido Acción Nacional, fundado en 1939 por uno de los más destacados intelectuales del siglo XX en nuestro país, Manuel Gómez Morín, llegó al poder federal sacando al PRI de Los Pinos.

 

 

Con Vicente Fox Quezada, quien fue el candidato triunfador, se inició lo que pasará a la historia como la “docena trágica”, porque sólo bastaron 12 años, dos sexenios, para que los panistas dejaran al país hecho un desastre político, económico y social.

 

 

Hay que reconocer que el desmantelamiento del sistema político nacional surgido de la Revolución Mexicana lo iniciaron los gobiernos tecnocráticos priistas encabezados por Carlos Salinas de Gortari, pero los panistas terminaron con mucho entusiasmo su obra.

 

 

Vicente Fox fue un candidato popular, que triunfó en buena lid. Ofreció un cambio de rumbo y no cumplió, ofreció tener un “gabinetazo” y tuvo un “gabinetito”. Fue un gobierno, lo mismo que el de Felipe Calderón, de ocurrencias, no de proyectos o de planes. Continuó con el sistema económico neoliberal instaurado por los salinistas y bueno, fracasó rotundamente.

 

 

Dijo que su gobierno era “de empresarios y para empresarios” y en eso sí cumplió cabalmente.

 

 

En los hechos hizo a su segunda esposa(porque antijuarista, católico devoto y todo, era divorciado y se casó por la ley civil juarista, en segundas nupcias, con otra divorciada, doña Marta Sahagún) vicepresidenta de la república, cargo que legalmente no existe, pero que él lo creó para su mujer. Y tan lo dijo y lo tomó en serio, que les acaba de decir a unos estudiantes que visitaron el Centro Fox, en Guanajuato: “cuando la señora Marta y yo dejamos la presidencia, no teníamos un centavo”.

 

 

Bueno, pues don Vicente, que llegó como dicen los clásicos modernos con un “gran bono democrático”, lo echó por la borda e hizo un gobierno tan malo, que en la elección federal de la mitad de su sexenio su partido perdió 50 curules, y en la elección para sucederlo, la percepción general es que perdió la presidencia Felipe Calderón y la ganó Andrés Manuel López Obrador. Pero ahí entró al quite doña Elba Esther Gordillo, ex propietaria del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, y así don Felipe pudo llegar a Los Pinos, con una ventaja del 0.5 por ciento de la votación, la diferencia más baja de la historia.

 

 

Ahora don Vicente por voluntad propia dejó de ser panista y prácticamente se pasó al PRI, partido del que decía que los 71 años de ocupó la presidencia, fueron años perdidos. Lo que son las cosas.

 

 

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