Saturday, 27 de April de 2024


México, ¿protectorado o país asociado? MBD




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El senador Manuel Bartlett Díaz, ex gobernador del estado, estuvo el pasado viernes en Puebla y en conferencia de prensa manifestó que las llamadas reformas estructurales, constituyen una entrega pacífica de México a los Estados Unidos.

En una guerra con el vecino país del norte, éste se apoderaría, una vez que derrotara a nuestro Ejército, de todas nuestras riquezas, empezando por el petróleo, que es lo que más les interesa; de la energía eléctrica; de todos los yacimientos mineros, e impondría un modelo educativo, destinado a formar hombres y mujeres que le sirvieran a sus empresas con bajos salarios, hombres y mujeres que no razonaran y que actuaran conforme a los dictados de los medios masivos de comunicación, como las empresas de televisión abierta.

 

 

Es lo que sin guerra está haciendo el actual gobierno, con lo que culminaría un proyecto iniciado con Carlos Salinas de Gortari y continuado por los gobiernos que le sucedieron, principalmente los de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón.

 

 

Al inicio de la plática, que fue una verdadera conferencia del ex gobernante poblano, actual senador de la República —por segunda vez pero ahora por el Partido del Trabajo y no del Revolucionario Institucional, partido que abandonó hace más de un año— se trató brevemente el asunto de su rivalidad con el también senador poblano Javier Lozano Alarcón.

 

 

Pidió al licenciado Carlos Meza Viveros, ahí presente, que diera a conocer los pasos que se seguirían para anular la sentencia de la juez que condenó a Bartlett a pagar mil salarios mínimos (63 mil pesos) a Lozano, por daño moral.

 

 

Brevemente Meza Viveros dijo que se apelaría y que como la apelación la tendría que resolver una instancia del Poder Judicial de Puebla, había una alta probabilidad de que se fallara en contra, por lo que tendrían que llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde tienen la seguridad de que la decisión final sería favorable al ex gobernador.

 

 

Siguiendo con lo de las reformas, que según dijo don Manuel es de lo que en realidad quería hablar, manifestó que las reformas constitucionales que se pretenden, a los artículos 27 y 28 de nuestra Carta Magna, son para entregar la riqueza petrolera a las compañías estadunidenses, que volverían —como ha sido su propósito desde siempre— a adueñarse de un bien que debe seguir siendo de la nación.

 

 

No hay necesidad de la reforma que han venido proponiendo los últimos gobiernos de la República, porque Pemex es una de las 10 empresas más importantes del mundo y una de las más eficientes, eso sí, con mucha corrupción que hay que corregir.

 

 

A Pemex se le ha venido minando, han sido los propios gobiernos entreguistas los que han venido trabajando para hacerla ineficiente y quebrarla.

 

 

México ha vivido del petróleo, pues casi 40 por ciento del presupuesto nacional proviene de la empresa paraestatal y esa empresa se pretende entregar a los Estados Unidos para que supuestamente explote los yacimientos en aguas profundas, cuando aún hay mucho petróleo en yacimientos de tierra y de aguas no profundas.

 

 

Nos dicen que en el Golfo, Estados Unidos tiene cientos de pozos y nosotros sólo cinco, pero los vecinos consumen mucho, quieren que les vendamos más de 2 millones de barriles diarios, pues actualmente sólo les vendemos un millón y fracción. Nuestro gobierno no tiene que preocuparse por satisfacer la demanda estadunidense, sino de atender nuestras necesidades que son de un poco más de un millón. Debemos vender lo que nos convenga vender, pues debemos cuidar una riqueza que no va a ser eterna, pensando en las futuras generaciones.

 

 

Bartlett dijo que los Estados Unidos dependen de su propia producción, pero como su consumo es muy elevado, compra a Canadá, a Venezuela y a México y a nosotros nos exige más.

 

 

Si se reforman los artículos 27 y 28 de la Constitución, acabaremos por entregar nuestra mayor riqueza a los Estados Unidos. No al gobierno de Estados Unidos, sino a las empresas transnacionales que ahí operan, pues al firmar contratos con ellas, serán las verdaderas dueñas del petróleo mexicano, pues atrás de esas empresas están los grandes consorcios financieros. Volveremos a la situación que vivimos antes de 1938, cuando pretendían no acatar las leyes mexicanas de protección a los trabajadores y de imponer su voluntad al gobierno de la República. Por eso fue la expropiación, porque las petroleras se sentían dueñas del país, creyendo que sin sus técnicos, nosotros, los pobrecitos mexicanos, no podríamos hacer nada y que acabaríamos por rogarles que regresaran. Y fueron ingenieros y obreros mexicanos los que sacaron adelante a la empresa que ahora está considerada como una de las mejores del mundo, aun con los graves problemas de corrupción que todos conocemos.

 

 

También quieren la electricidad

 

 

Los estadunidenses también quieren adueñarse de nuestra industria eléctrica. Han tenido un proyecto para adueñarse de la electricidad de toda Latinoamérica. Hace tres días fueron al Senado de la República, el secretario de Energía y los directores de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad y éste, dijo que la CFE es una de las más importantes empresas eléctricas del mundo, por su tamaño y por su eficiencia, entonces, ¿por qué vamos a entregarla a empresas extranjeras? Preguntó.

 

 

El asunto es que el neoliberalismo quiere que Pemex y la CFE, entren a la competencia, que se abra el mercado de los energéticos en México, para beneficiar a los empresarios transnacionales.

 

 

El mismo señor Rojas, director de la Comisión Federal de Electricidad, informó en el Senado que la empresa nacional, cubría las necesidades del 98 por ciento de la población del país. En esas condiciones, ¿para qué se quiere entrar en competencia? ¿En competencia con quién o con quiénes y para qué?

 

 

La energía eléctrica estuvo en manos de compañías extranjeras, principalmente estadunidenses, inglesas y canadienses, pero sólo atendían las necesidades de las grandes y algunas medianas ciudades. Fue el presidente Lázaro Cárdenas quien creó la Comisión Federal de Electricidad, que en los años siguientes al gobierno cardenista, se extendió a gran parte del país. El Presidente Adolfo López Mateos no expropió, sino que compró las atrasadas compañías eléctricas que daban todavía servicio a algunas ciudades, entre ellas la capital del país y las incorporó al sistema nacional.

 

 

Ahora, lo acaba de decir Rojas en el Senado, la CFE es una de las mejores empresas eléctricas del mundo, ¿para qué queremos entrar en competencia si esa compañía está atendiendo las necesidades de los mexicanos en casi un cien por ciento? ¿Tiene lógica eso?

 

 

Los yacimientos mineros

 

 

Por si todo lo anterior fuera poco, ya está en marcha la entrega de nuestros yacimientos mineros.

 

 

Se ha entregado casi la mitad del territorio nacional para su explotación minera a compañías estadunidenses y canadienses, principalmente.

 

 

Las compañías mineras son depredadoras, requieren de mucha agua y por lo tanto, pondrán en grave riesgo la ecología del país. Por eso los pueblos están protestando, porque saben o intuyen el gran daño que se hará a su medio ambiente y porque se les despoja de una riqueza que les pertenece.

 

 

Y como siempre, la cantaleta de que los mexicanos no podemos, que no tenemos técnica, que no tenemos capital.

 

 

Con la expropiación petrolera en 1938, hace 75 años y con la electrificación del país con técnicos y obreros mexicanos, se ha demostrado que no somos un país de retrasados mentales, que podemos desarrollarnos por nosotros mismos y es lo que debemos hacer.

 

 

La reforma educativa, que no lo es, sino que es una reforma laboral, que elimina el estatuto que rige la relación entre el gobierno y el magisterio, para sustituirlo por otro que es represor, que elimina de un plumazo los derechos de los trabajadores y que los sustituye por sanciones y amenazas de despido, tiene como objetivo convertirnos en un pueblo conformista, que no proteste por nada, que se dedique a hacer lo que se le indique a través de las televisoras que son las que están impulsando esta llamada reforma educativa.

 

 

El control de la información a través de las empresas televisivas y radiofónicas, pero también de la mayor parte de los medios impresos, tiene como objetivo, engañar al pueblo, que no conozca la verdad de lo que estamos planteando aquí y convertirnos en un pueblo de borregos.

 

 

La única forma de evitar todo esto es la movilización social.

 

 

Se está viendo con los maestros. La oposición de la CNTE a la llamada reforma educativa, ya se ha extendido por todo el país y ya no son sólo los militantes de esa organización, sino que hay muchos del SNTE y ya no se concreta a los estados de Michoacán, Oaxaca, Guerrero y Chiapas, sino que se extiende rápidamente por todo el territorio nacional. Por eso, dijo el senador poblano, hay que movilizarse, hay que protestar y no permitir la entrega de nuestro país para ser un protectorado o un estado asociado de los Estados Unidos.

 

 

A la mejor no les permiten publicar lo que aquí hemos dicho, señaló, pero de todos modos les agradezco su presencia.

 

 

Después de la conferencia, Bartlett charló con varios de los periodistas y a muchos les respondió cuestionamientos que le hicieron.

 

 

Notas breves: Por fin hay un priista que ha entendido el problema máximo de ese partido. Se trata de Guillermo Deloya Cobián, poblano que dirige nacionalmente el Instituto de Capacitación Política del Comité Nacional del PRI, quien al inaugurar el primer curso de este año, afirmó que se impulsará la capacitación entre los priistas, para que éstos tengan ideología y así ya no busquen el poder sólo por el poder mismo y por el dinero. Para que sepan lo que ha sido el PRI, lo que debe ser, lo que es y lo que será; para que tengan idea de la historia de México y conozcan las causas que originaron el movimiento de Independencia, las que originaron la guerra de Reforma y la Revolución mexicana y conociendo todo esto, no anden de saltinbanquis de un partido a otro. Todos los partidos adolecen de tres cosas: falta ideología a sus militantes, falta estructura partidista y falta organización. Cuestan demasiado al país, para que sigan siendo lo que son, partidos mediocres, algunos de ellos, negocios privados de familias o de políticos encumbrados.

 

 

 

 

 

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