Los poblanos somos afortunados. Cualquiera que sea el ganador de la alcaldía de Puebla capital, tendremos un presidente municipal millonario. De acuerdo con sus declaraciones patrimoniales, Enrique Agüera y Antonio Gali son muy buenos para hacer dinero. Una máquina de billetes. El abanderado de “Puebla Unida” dice tener 77 millones de pesos, familia incluida. La presentó voluntariamente y lo hizo ante notario público. El candidato del PRI-PVEM, por el contrario, se aferra al trámite cumplido en sus años de rector de la BUAP, y apenas el fin de semana la volvieron a subir: 19.5 millones de pesos, aunque el vox populi dice que tiene mucho más repartido entre sus familiares cercanos. En la cuarta semana de campaña, ambos han entrado a la disputa de la honestidad y la transparencia personal, un atributo que puede definir el resultado del 7 de julio.

Está muy bien que ambos candidatos sean ricos. En las democracias representativas, desde su origen, hay una idea popular: es mejor que los gobernantes sean ricos, de la clase pudiente, porque son menos proclives a la corrupción. Alguien pobre llegará a servirse del erario, a apropiarse de lo que pueda. Según vemos los balances de ambos, ya son hombres exitosos en lo patrimonial. Ninguno llegaría a saquear las arcas del Ayuntamiento. O eso tendemos a creer. O esa idea nos venden.

También es bueno que ambos abonen a la transparencia patrimonial de nuestros gobernantes. Aunque claro, Gali presentó la suyamotu proprio, como estrategia electoral para evidenciar lo que siempre se ha visto como una debilidad de su rival: la leyenda negra del enriquecimiento de la familia Agüera y su ostentoso estilo de vida personal. Primero fueron fotografías. Luego reportajes de Fátima Monterrosa en Punto de Partida en 2010. El rector denunció un ataque a su persona y justificó su riqueza en una exitosa actividad empresarial, así como en la Universidad de Oriente. Calumnia, que algo queda. Y algo quedó.

El abanderado de “Puebla Unida” quiere poner a Agüera contra las cuerdas y obligarlo a hablar de su vida patrimonial para que entre en contradicciones. De cómo empezó como un humilde profesor y terminó como un rector acaudalado. ¿La riqueza es un delito? Ya lo decía el mismo López Obrador: yo no odio a los ricos, aunque no lo domina el ánimo de lucro.

Agüera es rico, pero Gali Fayad no canta mal las rancheras. Por supuesto que 77 millones de pesos es una cifra exorbitante. No conozco candidato que haya declarado tener tanto dinero. El jefe de Gali, en campaña, declaró poco más de 20 millones, residencia en Las Fuentes incluida. El origen de tanta billetiza, dice el candidato de “Puebla Unida”, proviene desde la exitosa fábrica textil de sus abuelos. Gali Fayad, además, tiene una actividad constante empresarial pese a que su pasión es el servicio público. En los puestos que ha tenido ha llegado a servir, no a servirse.

¿Hay modos de presentar la riqueza?El abanderado de “Puebla Unida” lo hizo por voluntad propia y hay quien piensa que su dinero es mucho, es más honesto al exhibirlo y no tratar de ocultarlo. Además, en su listado de bienes aparecen los nombres de su esposa e hijos —Tony Jr. ya había declarado 21 millones en 2010 como parte de su “herencia en vida”—. Es decir, transparencia absoluta.

En cambio, al ex rector de la BUAP, a quien le escuece el tema. En vez de agarrar el toro por los cuernos, se parapeta en la máxima casa de estudios que no tenía actualizado el link y hasta apenas lo hizo. En el documento que puede consultarse en http://cmas.siu.buap.mx/portal_pprd/wb/contraloria/declaraciones_patrimoniales_de_primer_nivel  declara 19.5 millones pero presenta varias inconsistencias. Agüera dice tener apenas un solo vehículo, un Bora 2010. ¿De plano? Tampoco aparecen cuentas bancarias: el candidato no tiene cash ni para las propinas. ¿Cómo es eso? ¿Y los ingresos empresariales por casi 9 millones de pesos? ¿Son anuales o el acumulado de toda su vida?

No es raro pensar que “Puebla Unida” le guarda una sorpresa a Enrique Agüera para el día del debate, así como Moreno Valle lo hizo con Javier López Zavala: denunciar las propiedades a nombre de familiares cercanos. Exhibir documentos, títulos de propiedad. A final de cuentas, el morenovallismo controla el Registro Público de la Propiedad y el Comercio. Ahí saldrán hijas, mamá, hermanos. La mierda en el ventilador.

Antonio Gali, creemos, debe tener todo amarrado para llegar a la cifra escandalosa de los 77 millones. Un mexicano promedio que gana 8 mil pesos al mes tendría que trabajar más de 800 años para igualar esa cantidad. Ni siquiera Peña Nieto o el gobernador poblano alcanzaron esa cifra, mucho menos candidatos a la alcaldía como Montero, Lalo Rivera, Blanca, Pablo Rodríguez. ¿Cómo se hace para ahorrar más de 2 millones de pesos al año? Sus consejos financieros serían un best seller si se decidiera a escribirlos. ¿Si gana tanto en su actividad empresarial, de plano no pierde al dedicarse al servicio público?

Las declaraciones patrimoniales de los funcionarios públicos en México son cajas de Pandora. Puebla no será excepción. Veremos quién gana la batalla mediática de la honestidad. Pero de que tendremos un alcalde millonario, lo tendremos.