Friday, 26 de April de 2024


Gali, rodeado de guardaespaldas; Agüera, solo y su alma




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Total, el PRI ha dejado vacíos sus espacios mediáticos y nadie sale a la defensa de su candidato a la alcaldía, o la ofensiva en contra de Gali Fayad y “Puebla Unida”. El campo de batalla, pues, luce arrasado. Es el propio Agüera quien se desgasta haciendo de todo: de candidato, de infantería y de su propio guardaespaldas

Como apuntamos a principio de semana, la guerra por las declaraciones patrimoniales de los candidatos a la alcaldía de Puebla se convirtió en el foco de la elección y probablemente sea el tema determinante sobre el que girarán los restantes 35 días de campaña. El lanzamiento de lodo, hasta el momento, no termina de beneficiar a ninguno de los dos bandos: el cruce de acusaciones de corrupción lo único que provoca es la desafección de los electores, la decepción en la imagen de los aspirantes a alcaldes y, finalmente, el convencimiento de que ninguno de ellos vale la pena. Así lo muestra el tracking diario CAMBIO/MAS DATA, que refleja puntualmente el incremento de aquellos encuestados que manifiestan “no saber/no contestar” hasta un altísimo 35.3 por ciento, la cifra más alta hasta el momento. A los electores indecisos, pues, no les gusta el tema.

 

 

En materia de percepción mediática, sin embargo, el bando de “Puebla Unida” se alza claramente como ganador, no porque tenga mejores argumentos, sino que cuenta con un reparto de golpeadores encabezado por el senador Javier Lozano Alarcón, seguido del delegado panista Max Cortázar y culminando con los dirigentes partidistas de la megacoalición que se reparten apariciones en diferentes medios de comunicación con un solo mensaje sobre las dudas patrimoniales del ex rector. En esa función aparecen los candidatos a diputados de la capital, e incluso, ocasionalmente su coordinador de campaña Fernando Manzanilla.

 

 

Así, el ciudadano promedio escucha una pluralidad de voces que hace de infantería de Tony Gali, mientras que éste únicamente se dedica a su trabajo de candidato: lanzar propuestas, aparecer en mítines, abrazar señoras y dar beso a los niños. El abanderado de “Puebla Unida” tiene un día de campo porque está rodeado de guardaespaldas. Y son bastantes broncos, con capacidad discursiva y de darle el giro a sus intereses electorales.

 

 

¿Y Agüera? ¿Quién ayuda a Enrique Agüera? Pues nadie, anda solo y su alma. Sencillamente no tiene quién lo ayude en la batalla mediática por ganar el discurso de la honestidad. Aunque el PRI tiene buenos gallos para la polémica, como Blanca Alcalá, Enrique Doger, Javier López Zavala y Jorge Estefan Chidiac, nadie asume la defensa del ex rector y su honorabilidad, a la vez que ninguno de ellos se ha subido a cuestionar el patrimonio de Gali con sus 77 millones de pesos. En el PRI ni hay infantería ni hay guardaespaldas.

 

 

Agüera no recibe apoyo, ni de fuera ni de dentro. Hasta ahora, su planilla de regidores parece muda: no asisten a entrevistas con medios por miedo a su inexperiencia —imberbes la mayoría— y casi todos inexpertos en el arte de la polémica mediática, excepto Iván Galindo. Tampoco, salvo un par de entrevistas, el coordinador de campaña sale a los medios radiofónicos y televisivos a defender la honorabilidad de su candidato. Quizá Jaime Alcántara Silva quedó escaldado por el recibimiento violento que muchos de ellos le dieron en su estreno como coordinador de campaña.

 

 

¿Y Pablo Fernández del Campo y Fernando Moreno Peña? Creo que ellos han elegido una batalla mediática más global: embestir al gobernador Moreno Valle, por lo que califican como “elección de estado”, pero la campaña a la alcaldía simplemente no es objeto de su interés. Claro, tampoco pueden cubrir todos los frentes mediáticos. Su batalla, dicen, es contra el jefe de la campaña, no contra Gali.

 

 

Total, el PRI ha dejado vacíos sus espacios mediáticos y nadie sale a la defensa de su candidato a la alcaldía, o la ofensiva en contra de Gali Fayad y “Puebla Unida”. El campo de batalla, pues, luce arrasado. Es el propio Agüera quien se desgasta haciendo de todo: de candidato, de infantería y de su propio guardaespaldas.

 

 

A falta de estadísticas de otros medios, ofrezco las propias del programa #NosotrosLosTroles que conduce el columnista juntos con los periodistas Zeus Munive y Selene Ríos. A lo largo de 17 programas, nos han visitado en el set 12 personajes identificados con la megacoalición “Puebla Unida” —Antonio Gali Fayad, Franco Rodríguez, Oswaldo Jiménez, Pedro Gutiérrez. Socorro Figueroa, Jorge Aguilar Chedraui, Pablo Rodríguez, Guillermo Aréchiga, Gerardo Islas, Mario Riestra y Rafael Micalco—.

 

 

Por el contrario, apenas cinco personajes identificados con el PRI-PVEM se han animado al troleo, pese a que el programa está abierto y se han girado invitaciones. Enrique Agüera, Iván Galindo, Héctor Sulaimán, Víctor Giorgana y Guillermo Deloya. El resto de los priistas, incluido sus dirigentes, brillan por su ausencia. La pauta es general en el resto de los medios: “Puebla Unida” dobla las apariciones mediáticas de la alianza “5 de Mayo”.

 

 

El punto a demostrar es una de las afirmaciones básicas del consultor Joseph Napolitan: “el candidato no tiene por qué refutar personalmente cada uno de los ataques que reciba, pero sus colaboradores o su partido deberían hacerlo. De lo contrario, se corre el riesgo de que el ataque no contestado, de repetirse a menudo, sea percibido como cierto, y entonces el problema será grave”.

 

 

El PRI y Enrique Agüera pierden la batalla de la honestidad, no porque el ex rector tenga cosas impresentables en su pasado, sino porque “Puebla Unida” y sus voceros mediáticos aparecen más veces y con distintos personajes percutiendo la figura del candidato priista y generando dudas en los electores. ¿Y los defensores de Agüera?

 

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