Cada campaña electoral es diferente dicen los consultores electorales. Las campañas de aire, spots en radio y televisión, son bombardeo y Fuerza Área que abre paso a la infantería, la campaña de tierra. En la recta final de la campaña, los estrategas de Enrique Agüera y de Antonio Gali desplazan su argumento decisivo. Se trata de la semana crucial. El abanderado del PRI-PVEM se presenta hablando con sus potenciales electores y pide que lo dejen hacer en Palacio Municipal la misma gestión exitosa que tuvo en la BUAP. La megacoalición “Puebla Unida” pide a los poblanos que no den un paso atrás, que no permitan el regreso al pasado marinista y que los dejen seguir transformando a Puebla. Ambas son ideas poderosas que definirán al porcentaje de indecisos, una vez que la guerra sucia no fue capaz de definir el rumbo de la batalla.

Seis semanas después de campaña, Enrique Agüera regresa al origen: destacar sus años al frente de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Siendo su primer atributo, muestra de eficiencia y eficacia, su war room ha ido de tumbo en tumbo, desdibujando a la figura por la que una mayoría de poblanos quería votar en marzo. Desde entonces, todas las ideas han fracasado, especialmente el plagio de la Ü de la heladería Yogen Früz que no convenció a nadie, e incluso se convirtió en burla generalizada por el error ortográfico.

Todas las grandes obras de su periodo, así como los reconocimientos académicos que recibió la máxima casa de estudios, desaparecieron de la campaña de aire hasta dejarnos un personaje irreconocible. El spot que ya ha pautado el IFE busca hacer remontar su imagen positiva y por tanto, su posicionamiento. Culmina diciendo “porque tú mereces más” que marca su tibio deslinde respecto del morenovallismo.

El pautado de “Puebla Unida” regresa al mensaje central de morenovallismo y difumina la imagen de su candidato a la alcaldía: se trata de la estrategia del referéndum a la gestión del grupo en el poder frente al pasado de los excesos de Mario Marín. Tal estrategia funcionó perfectamente en 2010 con aquellos spots de ¡abre los ojos! y tanto éxito tuvieron que le permitieron a Moreno Valle superar la barrera del 2010.

El morenovallismo hace cuentas y entiendo que si bien la imagen de su candidato tiene muchas fortalezas, llegó la hora de echar la carne al asador y darle a la campaña el eje de un referendo sobre aquello que han hecho bien en los casi dos años y medio de gobierno, especialmente en materia de desarrollo económico que hizo a Puebla la entidad número uno en materia de crecimiento según las cifras del INEGI. Prácticamente nos dice: ¡sigan abriendo los ojos!

El morenovallismo especialmente hurga en la herida más dolorosa del PRI poblano: Mario Marín, a quien incluso Javier López Zavala reconoce como la causa eficiente de la derrota en 2010. En entrevista con #NosotrosLosTroles afirma que si perdió Casa Puebla se debió a que no pudo deslindarse de la figura del “Góber precioso”, y que cuando lo planteó, recibió amenazas. Más claro no pudo decirlo: “quiero reconocer el trabajo de Mario Marín, pero también señalar puntualmente que hubo cosas malas, excesos que la sociedad no perdona, que las cobró el día de la elección con su voto de castigo. Vivimos una campaña originalmente por lo de Lydia Cacho, pero luego el PAN y la coalición la aprovecharon y fue un descrédito total, una persecución y era decir más de lo mismo, aunque yo les dejé en claro que no iba a ser más de lo mismo”.

¿Puede el fantasma de Mario Marín hacer ganar al morenovallismo?¿El PRI poblano todavía tiene que pagar sus excesos y corruptelas o ya terminaron de pagar sus pecados? Los sondeos indican que los poblanos identifican al “Góber precioso” como lo peor del tricolor junto con Carlos Salinas, y de ahí que “Puebla Unida” haya decidido explotar su imagen en los nuevos spots.

Los electores indecisos, uno de cada tres todavía, tienen una disyuntiva: elegir a un candidato a la alcaldía con trabajo probado, demostrado al frente de la BUAP, pero que en su momento estuvo ligado por amistad, compadrazgo y relación institucional con Mario Marín, o a un alcalde que representa al proyecto morenovallista de modernización que no acaba de convencer a muchos poblanos por acciones estrafalarias como la Ruedota de la Fortuna y el teleférico, y que además ya enfrenta el desgaste que significa gobernar.

Opciones claras: ni un paso atrás en el retorno al pasado marinista, o dame la oportunidad de hacer lo mismo que hice en la BUAP. ¿Y tú, qué prefieres?