Thursday, 25 de April de 2024


Enrique Agüera, víctima de la concertacesión de Peña Nieto




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No es un mal negocio entregar la gubernatura de Baja California y la alcaldía de Puebla al PAN, así como otras posiciones, a cambio de la privatización de Pemex, calculan en Los Pinos, especialmente Luis Videgaray. La inversión extranjera en energéticos podría ser de 30 mil millones de dólares

No fue Jaime Alcántara Silva quien le puso a Enrique Agüera el último clavo a su ataúd al permitir, de forma indolente, la toma televisiva que le dio una imagen horribilis al candidato del PRI-PVEM a la alcaldía durante el #DebateXPuebla y que hizo a su cuello el protagonista del ejercicio. En todo caso, al coordinador de campaña le corresponde el penúltimo clavo. El disparo mortal llegó de Londres. Sí, muy lejos, a donde viajó el presidente Enrique Peña Nieto para lanzar la noticia que sacudió a México: el acuerdo “con un partido político” para proceder a la reforma energética ambicionada por años y que pasa por la transformación de Pemex de un monopolio público a un conglomerado con accionistas privados como Petrobras. Previsiblemente, ese “partido político” no es otro que el PAN, y las negociones avanzadas son con Gustavo Madero. Sin él, todo se derrumbará.

 

 

Enrique Peña Nieto necesita fortalecer a Gustavo Madero en la dirigencia nacional del PAN para poder proceder a la reforma energética y a la transformación de Pemex. Y la única vía para hacer es darle triunfos electorales que le den la legitimidad que los calderonistas le cuestionan. Esto es lo que en otros tiempos, los de Carlos Salinas de Gortari, se llamaba concertacesión: darle victorias electorales a Acción Nacional a cambio de apoyo legislativo en los proyectos de modernización.

 

 

Enrique Agüera Ibáñez y los candidatos del PRI-PVEM en Puebla son las víctimas idóneas de la primer concertacesión sexenal de Enrique Peña Nieto, quien los ha dejado abandonados a su suerte a cambio de la supervivencia del Pacto por México, y ahora de la reforma energética y la privatización de Pemex. No son las únicas víctimas: también lo es Fernando Castro Trenti en Baja California, a quien no revive ni la sesión permanente de la Comisión Política del PRI que se fue a Baja California. En la audacia presidencial tampoco estaría mal entregar los municipios más importantes de Veracruz, salvo porque el gobernador Javier Duarte y su amo Fidel Herrera Beltrán se resisten.

 

 

No es un mal negocio entregar la gubernatura de Baja California y la alcaldía de Puebla al PAN, así como otras posiciones, a cambio de la privatización de Pemex, calculan en Los Pinos, especialmente Luis Videgaray. La inversión extranjera en energéticos podría ser de 30 mil millones de dólares anuales, lo que incrementaría en 2 o 3 puntos el incremento del PIB. La creación de empleos y el desarrollo de los próximos cinco años sería espectacular. El PRI obtendría la mayoría en San Lázaro en 2015 y podría retener la presidencia en 2018, quizá con el propio Videgaray. Pero todo pasa por sostener, momentáneamente, a Gustavo Madero en la guerra civil con los calderonistas.

 

 

Esa, y no otra, es la razón por la que Enrique Agüera no obtiene apoyos del gobierno federal. Nadie tiene la instrucción de ayudarlo. No le envían dinero —el suministro básico— al grado de que ya decidió cancelar los mítines y en la recta final sólo recorrerá a pie las colonias. Pero tampoco encuentra apoyo mediático: la primera plana de ayer de Reforma, así como el golpeteo de Carmen Aristegui en su noticiero no fueron frenados por nadie. Y después de ellos, siguieron casi todos los noticieros vespertinos. Un auténtico martes negro en materia de comunicación.

 

 

Hace casi un mes, cuando Televisa emitió en “Punto de Partida” el reportaje que cuestionaba el patrimonio de Gali, los agüeristas se apresuraron a decir que era la prueba del apoyo de Los Pinos a su campaña. Pero después, cuando Denisse Maerker emparejó el marcador al “actualizar” las viejas acusaciones contra el ex rector, se acabaron las especulaciones de apoyo del gobierno federal. ¿Y ante la embestida de Reforma y Aristegui? ¿Por qué no opera Comunicación Social o Los Pinos?

 

 

En Londres, Peña Nieto fue muy claro ante los reporteros de Bloomberg, Financial Times y The Wall Street Journal: su apuesta es por la apertura de Pemex con el apoyo negociado de uno de los partidos firmantes del Pacto por México: “la ‘liberalización’ ya se había acordado en el Pacto por México, firmado por las tres principales fuerzas políticas del país; existen diferentes opciones con respecto a cómo deberá ser la reforma, pero estoy seguro que será trascendental, con los cambios constitucionales necesarios para darle certeza a los inversionistas privados”.

 

 

El presidente, pues, ha abierto su juego, explicando la necesidad imperiosa de mantener vivo el Pacto por México por lo menos hasta el final del 2013: la más ambiciosa reforma energética que incluya cambios constitucionales y acabe con el monopolio estatal de Pemex. Como el PRD ya dijo que no, solamente les queda el PAN. Y si para eso deben entregar en concertacesión Baja California y Puebla, pues que lástima para Manlio Fabio Beltrones y César Camacho.

 

 

Si el político es él y sus circunstancias, queda claro que Enrique Agüera, así como los candidatos poblanos, e incluso Castro Trenti, son víctimas de un juego mucho más ambicioso: la gran concertacesión de Peña Nieto con el PAN de Gustavo Madero para privatizar Pemex.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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