Wednesday, 24 de April de 2024


La caída del delegado de la Segob, una señal de esperanza




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Si el anterior delegado de la Segob era demasiado “terso” con el morenovallismo, es lógico que el próximo sea de un perfil más rudo. O de otra forma, no se entendería el hecho de cambiar de caballo a mitad del río. Ese delegado más rudo llegaría a la entidad a operar a favor del PRI como pidió Moreno Peña

En el teatro de las operaciones de la guerra electoral a nadie sorprendió la “declinación” del “Profe” Ceballos a favor de Agüera, una vez que los rumores siempre lo señalaron como el personaje idóneo para una bufonada de último minuto. El movimiento importante es la confirmación de la abrupta salida del delegado de la Secretaría de Gobernación, Manuel Castañeda Rodríguez, quien ni siquiera cumplió tres meses en la entidad y ni adiós pudo decir, ya que el viernes ya no llegó a la reunión de la Comisión Plural del viernes pasado, y en su lugar arribó el encargado de despacho, secretario particular del Jefe de la Unidad de Enlace Federal de la Segob, Alejandro Ozuna.

 

 

Antes que un movimiento administrativo, se trata de una auténtica declaración de intenciones: el gobierno federal, ahora sí, puede entrometerse en los comicios locales en la última semana que será de alta tensión.

 

 

Aunque atinadamente el columnista Jorge Rodríguez adelantó la renuncia del delegado de Segob, la cabeza en realidad se la llevó el jefe del “Cártel de Colima”, quien expresamente pidió a César Camacho e Ivonne Ortega una prueba de que el gobierno federal no había abandonado al PRI poblano. El delegado del CEN fue quien acusó la excesiva “suavidad” de Manuel Castañeda Rodríguez ante el régimen morenovallista, y lo descalificó como un traidor a los intereses del tricolor. En resumen, Castañeda Rodríguez no era el hombre idóneo para hacer el uno-dos en la presión a Moreno Valle.

 

 

¿Cómo se decidió el destino de Manuel Castañeda Rodríguez? Atendiendo a sus orígenes en los días en que fue presentado con bombo y platillo en el CIS, llegó como enviado directo de Luis Miranda, subsecretario de Gobierno que reporta personalmente a Enrique Peña Nieto, y no como una pieza del titular Miguel Ángel Osorio Chong, quien había nombrado como coordinador de los delegados federales a Juan Manuel Vega Rayet, titular de Sedeso. A partir de su designación, la tensión entre el gobierno federal y el gobierno poblano disminuyó considerablemente, de tal forma que la relación se normalizó e incluso arrancó la firma de los convenios de cada dependencia.

 

 

Así que no hay de otra: la caída del delegado de la Segob fue negociada en las alturas del peñanietismo. ¿Fue una petición de César Camacho a Osorio Chong? ¿El titular de Segob le dio un manotazo a su subsecretario Luis Miranda? ¿Fue informado el presidente Peña Nieto del riesgo de remover a un delegado vital para la concertación política? ¿Quién decidió su caída?

 

 

Si el anterior delegado de la Segob era demasiado “terso” con el morenovallismo, es lógico que el próximo sea de un perfil más rudo. O de otra forma, no se entendería el hecho de cambiar de caballo a mitad del río. Ese delegado más rudo llegaría a la entidad a operar a favor del PRI como pidió Moreno Peña, a costa de poner en riesgo el Pacto por México en la última semana de los comicios.

 

 

Otra posibilidad es que el secretario particular del Jefe de la Unidad de Enlace Federal de la Segob, Alejandro Ozuna, se quede como encargado de despacho mientras que la función de operar para el tricolor se deposita en Juan Manuel Vega Rayet, como originalmente se había previsto por Osorio Chong. Tal nombramiento pasaría por reactivar el plan de los delegados federales “padrinos” en los 15 distritos prioritarios, tal como relató CAMBIO hace semanas.

 

 

Total, la remoción del delegado de la Segob es señal de una alta turbulencia en la última semana de campaña. Literalmente, los demonios se van a desatar si en verdad los duros del PRI se impusieron a aquellos que llevan como prioridad el Pacto por México, y esperan ganar las elecciones con el apoyo del gobierno federal. Manuel Castañeda Rodríguez era, sin duda, un pacifista, un perfil que no se ajusta a las necesidades del jefe del “Cártel de Colima”.

 

 

La campaña, pues, no se acaba hasta que se acaba. Si en verdad el gobierno federal prepara un abordaje a menos de una semana de los comicios, se verá si la estructura construida por el morenovallismo es suficientemente fuerte para aguantar el choque, y si el colchón de los 12-13 puntos a favor de Gali es suficiente carrocería para resistir al día D de la operación.

 

 

La llegada de un nuevo delegado de la Segob, así como el impacto mediático de la “declinación” del “Profe” Ceballos es la última campanada de Moreno Peña, Enrique Agüera y el resto de los candidatos del PRI. Si la esperanza es lo último que muere, la caída de Manuel Castañeda Rodríguez quizá es la señal que esperaban los tricolores para desatar el pandemónium, aunque queda la impresión de que ya es demasiado tarde.

 

 

 

 

 

 

 

 

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