Friday, 29 de March de 2024


Un final cardiaco que se vive al filo de la butaca




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En las horas cardiacas, finalmente, se cruza la desgracia del azar. El homicidio del ex rector Samuel Malpica amenaza con convertirse en el tema de último minuto de la campaña. Enrique Agüera inmediatamente vio la oportunidad de lucrar con la muerte de uno de sus principales críticos

Las últimas horas del proceso electoral son igual o más tensas que las del proceso electoral de 2010. La disputa de alcaldías y diputaciones por un periodo de casi cinco años, así como el papel que juega el gobierno federal tricolor y el estatal morenovallista, tienen a todos con los pelos de punta. No en balde el gobernador Moreno Valle pidió, en una entrevista honestísima en El Universal, que el proceso ya se acabe, y que sin duda, es el peor momento de lo que va de su gobierno. Además de las naturales pugnas internas, la guerra civil se hace presente fundamentalmente en el tricolor.

 

 

Resultó que siempre no: en entrevista exclusiva para CAMBIO, Manuel Castañeda Rodríguez confirma que sigue siendo delegado de Gobernación en Puebla, pese a que Fernando Moreno Peña lo había puesto tres metros bajo tierra. ¿Qué pasó?

 

 

El pleito interno en la cúpula tricolor es más que evidente, y sus impactos se dejan sentir en Puebla. Pero más allá de intereses locales, la fallida caída de Manuel Castañeda revela la disputa de espacios de poder entre César Camacho, Miguel Ángel Osorio Chong e incluso Luis Miranda, el operador personalísimo del presidente Peña Nieto. Una disputa que luce nueva, pero que en realidad es vieja y proviene desde los tiempos del salinismo: el choque entre los intereses del gobierno contra los intereses del PRI, y que a la postre provocó que el partidazo perdiera la presidencia en el 2000. Lo único que se hace en 2013 es actualizar el conflicto en el marco del Pacto por México.

 

 

Los intereses del gobierno federal, expresados a través del subsecretario de Luis Miranda, es mantener la vigencia del Pacto por México, y específicamente el apoyo del PAN, con el objetivo de aprobar la inminente reforma energética. En ese contexto, el gobierno puede ceder plazas electorales como Baja California y Puebla. Pero al partido el regreso a la concertacesión salinista es inadmisible: el objetivo de César Camacho es ganar elecciones aunque el costo sea la muerte del pacto, y por ende, de la reforma energética.

 

 

En medio de ese conflicto se sitúa Miguel Ángel Osorio Chong, que es a la vez secretario de Gobernación y presidenciable del 2018. Para ambas cachuchas es inaceptable la derrota en Baja California y Puebla, ya que en los primeros comicios tras regresar a Los Pinos, el secretario de Gobernación saldría derrotado. Por ello, habría aceptado las presiones de entregar la cabeza del delegado de la Segob acusado de “tersura” en su trato hacia el morenovallismo y de no ser un ente colaborador en la guerra electoral.

 

 

Pero la palabra del presidente Enrique Peña Nieto no es vana, puesto que ayer mismo el mexiquense fijó su postura sobre los comicios y dijo que “no se permitirá ni tolerará que ningún funcionario federal interfiera o tenga injerencia en los procesos electorales”. En ese contexto, Manuel Castañeda Rodríguez fue “reinstalado” como delegado de Segob. El duro Fernando Moreno Peña quedó en ridículo, y Castañeda todavía se da el lujo de calificarlo como “chivo en cristalería que pasa un momento difícil”.

 

 

El fuego cruzado de las élites tricolores también alcanza al delegado de Sedesol, Juan Manuel Vega Rayet, sorprendido en un audio escándalo en que el que se prueba se injerencia y apoyo a los candidatos del PRI. Dice que “los candidatos me tienen que venir a ver por los apoyos… y yo decido si se los doy y cómo los bajo”. Para el folklore, su análisis sobre “putiza” que el PRD y “Puebla Unida” le está dando al tricolor en Izúcar de Matamoros. Ya de por sí está en la mira de Gustavo Madero, dirigente nacional del PAN, qué dirá ahora Rosario Robles. ¿Cómo podrá sostenerlo?

 

 

En las horas cardiacas, finalmente, se cruza la desgracia del azar. El homicidio del ex rector Samuel Malpica amenaza con convertirse en el tema de último minuto de la campaña. Enrique Agüera inmediatamente vio la oportunidad de lucrar con la muerte de uno de sus principales críticos, y aprovecha para lanzarse contra el gobierno por la “inseguridad” sin esperar la investigación de la PGJ, que maneja varias líneas entre las que se cuenta el pleito pasional con su ex pareja María Eugenia Ochoa, e incluso la denuncia contra el propio Agüera. Personaje de vida azarosa, ahora será elevado a mártir de la inseguridad en un claro lucro de un hecho lamentable. ¿Le será rentable al tricolor?

 

 

Así pues, la muerte de Malpica, un hombre que fue bufón para muchos en la última parte de su vida política, ahora casi casi será tratado como un magnicidio. Ironías de la vida: Malpica, que en su última aparición pública denunció una red de corrupción liderada por el candidato del PRI-PVEM, ahora podría ser su apoyo.

 

 

Tiene razón Moreno Valle: ya que se acabe la elección. El final es cardiaco y se vive al filo de la butaca.

 

 

 

 

 

 

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