Thursday, 25 de April de 2024


Lucrar con un muerto, punto culminante de una elección sucia




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Lucrar con la muerte del ex rector de la BUAP en las redes sociales por medio de los #Agüerabots es el punto culminante de la campaña electoral más sucia de la que se tenga memoria. Ni siquiera la disputa por la gubernatura en 2010 alcanzó cuotas tales de vileza y basura como el hecho de lucrar con un muerto

El cuerpo caído del ex rector Samuel Malpica, todavía cálido, le produjo una idea genial a alguien en el cuarto de guerra de Enrique Agüera: usar el homicidio del ex rector de la BUAP como prueba irrefutable de la inseguridad que vive Puebla y de la incapacidad del morenovallismo para enfrentar el tema. Darle a los muertos un uso electoral, capitalizar una desgracia, es un boomerang que siempre termina volviéndose en contra de sus autores. En 2004 fui testigo de cómo José María Aznar quiso capitalizar el atentado terrorista de Atocha y su más de centenar de muertos al responsabilizar a ETA a tres días de las elecciones. Todavía no había redes sociales, pero en cuestión de horas la evidencia de que era un ataque de Al-Qaeda provocó la derrota del Partido Popular, y como efecto boomerang, la victoria del PSOE y Rodríguez Zapatero. Con los muertos no se juega.

 

 

Lucrar con la muerte del ex rector de la BUAP en las redes sociales por medio de los #Agüerabots es el punto culminante de la campaña electoral más sucia de la que se tenga memoria. Ni siquiera la disputa por la gubernatura en 2010 alcanzó cuotas tales de vileza y basura como el hecho de lucrar con un muerto. A través de sus operadores, posicionaron el hashtag #asesinanenPuebla a lo largo de la noche del miércoles y del jueves. El objetivo, crucificar al morenovallismo por un homicidio que puede tener muchas vertientes o líneas de investigación.

 

 

Los genios del war room agüerista pasaron por alto que, precisamente, en su última aparición pública Samuel Malpica había denunciado una red de corrupción en la BUAP de la que participaban personajes cercanos a Agüera como María Esthér Gámez, María Eugenia Ochoa —su ex pareja sentimental— y con eso lo contraatacaron. La sinfonía de la vileza culminó con un comunicado firmado por Agüera en su calidad de ex rector y no como candidato, en el que se le fue encima al gobierno estatal y municipal por su “incompetencia” y pide el apoyo de la PGR para el esclarecimiento del asesinato de su “compañero”. Deleznable.

 

 

Al final, la campaña electoral será recordada por el baño de mierda para todos lados, con potentes ventiladores como “Punto de Partida”, Reforma y Proceso. Al final, nadie recuerda ninguna propuesta en concreto. Y aunque el lucro electoral con la muerte de Samuel Malpica es el punto culminante, no parece que en los tres días restantes para los comicios vaya a parar. Hoy, por lo menos, la agenda mediática fija una posible reaparición tronante de Enrique Doger contra sus compañeros del PRI, así como la rueda de prensa de un personaje llamado Ventura Rodríguez que ligará al candidato tricolor con la muerte de una joven universitaria. Y dicen que el diario Reforma podría traer una sorpresa parecida a la que ejecutó hace unos años contra Arturo Zamora, candidato al gobierno de Jalisco, cuando lo acusó de narco y después todo terminó en un “usted disculpe”.

 

 

Al final de la campaña electoral sólo una idea quedó clara en la disputa por la alcaldía de Puebla: Antonio Gali Fayad representa el cambio morenovallista frente a la continuidad del marinismo que simboliza Enrique Agüera. El ex rector nunca pudo darle la vuelta a esa idea, porque, a excepción de una declaración en el programa #NosotroslosTroles en el que afirmó que su relación con Mario Marín fue “institucional”, nunca se deslindó de él. Parecía una declaración muy sencilla que nunca quiso hacer.

 

 

Por el contrario, Gali nunca se sonrojó para asumirse como el heredero directo del morenovallismo en una campaña calcada de la de 2010 en la que el ex titular de Infraestructura ejecutó notablemente el guión que le diseñaron Fernando Manzanilla y Marcelo García Almaguer. Si la elección era un referéndum a la gestión, fue su portavoz más eficaz al Sí al presente y del No al pasado.

 

 

A nivel estatal la disputa por los 26 distritos electorales para definir el control del Congreso tuvo una lógica parecida, aunque menos visible mediáticamente. El secreto, sin duda, fue la designación de candidatos competitivos para diputados y alcaldes, así como diseñar una estrategia a través de candidaturas comunes con MC y PSI para darles espacios a los heridos que dejó la pésima selección que hicieron en el PRI Pablo Fernández del Campo y Moreno Peña.

 

 

La campaña electoral llega a su fin en el ámbito proselitista, pero seguro que en tres días todavía habrá muchas emociones de último minuto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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