Thursday, 25 de April de 2024


Moreno Valle: de peso medio a peso completo




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En otras palabras, desde la Conago, Moreno Valle será tan o más peñanietista que los propios peñanietistas. Qué pensarán de eso los propios panistas no es importante. Lo trascendente es acomodarse como aliado del gobierno federal

Rafael Moreno Valle ha ganado todos los torneos regionales que ha disputado y se prepara para debutar en la Primera División de la política nacional en su condición de presidenciable visible del PAN. Llegó el tiempo de ver si sus “puños de oro” tienen el mismo cloroformo y efectividad con los pesos completos mejor rankeados del país que con los grillos locales a los que venció con relativa facilidad. Su debut está muy cerca: el 20 de agosto asumirá la presidencia rotativa de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) y la mantendrá en el segundo semestre de 2013, periodo crítico para Enrique Peña Nieto, en el que habrá de discutirse la reforma energética, la transformación estructural de Pemex, y quizá la anhelada reforma fiscal. Y para octubre, la encerrona al interior de su partido en la que deberá alinearse con los calderonistas que buscan la cabeza de Gustavo Madero, apoyar a éste, o conformar su propia tercera vía que lo consolide al interior de Acción Nacional.

 

 

Habrá quien piense que con el simple hecho de ser uno de los 32 gobernadores del país hace tiempo que Moreno Valle se convirtió en un personaje de la vida nacional. Creo que en el papel sí, aunque en los hechos no: la calidad de gobernador no da por sí mismo la estatura de clase política nacional. Melquiades Morales Flores y Mario Marín Torres fueron gobernadores, pero no pesos completos. Manuel Bartlett fue un político de corte nacional que descendió a la Segunda División cuando lo hicieron mandatario de Puebla, pero saliendo inmediatamente recuperó el cartel que no ha perdido. La reciente victoria de 23 distritos, la mayoría absoluta en el Congreso local, así como el triunfo en la Angelópolis fue lo que le dio a Moreno Valle, unánimemente de acuerdo con la prensa nacional, la calidad de presidenciable. Y por tanto, personaje central en la toma de decisiones.

 

 

El ascenso de peso mediano a peso completo implica privilegios y riesgos, siendo más los segundos que los primeros. El principal riesgo siempre es tomar bando de un lado o del otro, que es precisamente lo que ocurrirá con el gobernador poblano en los próximos meses. Muy delicada es su posición como presidenciable visible de la oposición al PRI: sus posturas pueden molestar tanto al presidente Enrique Peña Nieto o a sus principales colaboradores, además de que los presidenciables del tricolor como Luis Videgaray y Osorio Chong lo tienen en la mira. El gobernador poblano no pierde de vista que un mazazo del gobierno federal puede destruirlo, y cada día se mira en el espejo de su ex mentora Elba Esther Gordillo.

 

 

Por ello, Moreno Valle piensa utilizar el escaparate de la Conago para colocarse como el gobernador más devoto de Enrique Peña Nieto y principal aliado en la batalla por aprobar las reformas estratégicas. En parte porque cree en ellas, y en parte porque calcula que la postura lo convertirá en un aliado imprescindible de Peña Nieto, se convertirá en un cabildero de las iniciativas. Lo mismo al interior del PAN que con otros gobernadores de la oposición, así como los dirigentes de partidos y organizaciones. Sus posturas mediáticas serán de pleno reconocimiento al reformismo del presidente, e incluso entrará en liza con los críticos del proyecto, especialmente con López Obrador y las fuerzas de la izquierda.

 

 

En otras palabras, desde la Conago, Moreno Valle será tan o más peñanietista que los propios peñanietistas. Qué pensarán de eso los propios panistas no es importante. Lo trascendente es acomodarse como aliado del gobierno federal. No en balde todos los mensajes que ha lanzado tras la victoria del 7-J, tanto los públicos o privados, son de respeto y reconocimiento a la figura del presidente, y por eso en cada discurso su principal línea de comunicación es el homenaje a las políticas y logros de Enrique Peña Nieto.

 

 

El caso de Acción Nacional es una trampa de la que es difícil salir bien. Hasta el 7-J, Moreno Valle eludió ponerse a favor de un bando u otro con el pretexto de las elecciones locales. Pero el pretexto se acabó y en las semanas por venir deberá alinearse con los bandos en disputa o crear una tercera vía que le convenga más. Pero no será sencillo. Los calderonistas le exigirán su lealtad por un lado, pero del otro Madero le cobrará el apoyo que le dio en la crisis con el Yunque, así como la vía libre de la designación de Tony Gali como candidato a la alcaldía, y respaldo a la megacoalición “Puebla Unida”. ¿Le jugará las contras?

 

 

Como ha sido su estilo personal en los últimos años, Moreno Valle querrá aparecer como el salvador proponiendo una tercera vía que en realidad responde a sus intereses. Pero ese tipo de juegos se los compraron los políticos aldeanos, y difícilmente engañará a los pesos completos nacionales con ese tipo de estratagemas. El apoyo a uno u otro de los grupos en pugna necesariamente le granjeará la animadversión del otro. ¿Apoyará a Ernesto Cordero, grupo en el que se ubica su alfil Javier Lozano Alarcón? ¿Se aliará con el Yunque? ¿O será un respaldo del peñanietismo para apuntalar al alicaído Madero? ¿Con qué bando va a quedar mal?

 

 

Desde que Guillermo Jiménez Morales dejó la gubernatura de Puebla, y años después adquirió la relevancia nacional que le permitió coordinar San Lázaro en la polémica legislatura que arrancó en 1988, ningún otro político poblano pudo abandonar su condición de aldeano para consolidarse como un peso completo. En los sexenios panistas lo intentaron Ana Teresa Aranda y Humberto Aguilar Coronado, pero fracasaron. En el arranque del peñanietismo Jorge Estefan Chidiac decepcionó. El vicegobernador Juan Carlos Lastiri sigue en sala de espera. Llegó la hora de ver si Moreno Valle es capaz de pasar de peso mediano a completo

 

 

 

 

 

 

 

 

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