Thursday, 28 de March de 2024


El Pacto sobrevive: ¡qué bonita familia!




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Aunque la batalla electoral terminó con ganadores y vencidos, en la vida real nadie perdió porque ayer y casi de forma sorpresiva la Comisión Inspectora sesionó para aprobar la cuenta pública del gobernador Moreno Valle, del Congreso del estado que involucra a dos priistas, los últimos 45 días de Blanca Alcalá y el primer ejercicio de Lalo Rivera Pérez

Y al final, vivieron juntos para siempre. No es el cierre del clásico cuento de hadas, sino el cerrojazo común de la política mexicana: en elecciones, nuestros políticos se rasgan las vestiduras, se tiran mierda, ventilan sus oscuros patrimonios, promueven denuncias penales y renuncias. Pero culminado el proceso electoral vuelven a conformar una gran familia que encubre mutuamente sus latrocinios, desfalcos, y continúan viviendo en la simbiosis de sus oscuros intereses. Los saldos a la vista: tras repartirse la gubernatura de Baja California, más de 500 municipios y varias diputaciones, el Pacto por México goza de cabal salud según lo declararon los integrantes de su Consejo Rector, los dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD. El presidente Peña Nieto conservó su mejor instrumento de gobernabilidad y, además, se da el lujo de reiniciar su polémica Cruzada Nacional contra el Hambre.

 

 

Un final feliz y muy semejante ocurre en Puebla. Aunque la batalla electoral terminó con ganadores y vencidos, en la vida real nadie perdió porque ayer y casi de forma sorpresiva —solamente CAMBIO lo adelantó— la Comisión Inspectora sesionó para aprobar la cuenta pública del gobernador Moreno Valle, la del Congreso del estado que involucra a dos priistas y un panalista, los últimos 45 días de Blanca Alcalá en 2011 y el primer ejercicio fiscal de Eduardo Rivera Pérez. Por último, la joya de la corona es la cuenta, también de 2011, de la BUAP, responsabilidad del fallido Enrique Agüera Ibáñez y claro, de Alfonso Esparza Ortiz, proyecto sólido para la rectoría. ¿Quién salió perdiendo? Nadie.

 

 

Entre políticos podrán rasguñarse, pero jamás se harán daño. Una vez asegurado la consecución de sus fines electorales, todo vuelve a la normalidad. El regreso de las concertacesiones salinistas fue feliz ya que permitió el reparto del pastel entre los partidos sin que se provocara un desgarramiento. Gustavo Madero presionó y presionó al gobierno federal a partir del escándalo en Veracruz y al final, con la gubernatura de Baja California y el triunfo de Puebla, obtuvo un tanque de oxígeno que le permitirá disputar al calderonismo el control del PAN. Poco le arrebató al tricolor, pero con ese poco gana.

 

 

Jesús Zambrano, pese a no tener ningún triunfo que presumir, gana en sus alianzas al lado del PAN y genera la impresión de que el PRD puede resistir en pie el aislamiento al que López Obrador los sometió al fundar su propio partido. Además, en el caso de Puebla, podrán presumir la bancada más grande de la historia con seis diputaciones aunque solamente dos de ellos sean auténticos militantes.

 

 

El gran ganador es Enrique Peña Nieto, porque el PRI casi no perdió posiciones, nadie en su gabinete tuvo que renunciar, todos sus gobernadores quedaron contentos y además, el Pacto por México sobrevivió a la temporada electoral. El gobierno federal, entonces, puede proseguir adelante con sus planes que le hagan revertir el pobre 55 por ciento de aprobación. Especialmente llegará fuerte a la discusión de la reforma energética y la privatización de Pemex, aunque quizá también se la juegue con una reforma fiscal que modifique el esquema del IVA. Sus aliados del PAN no podrán decir que no y a solicitud suya se harán algunos cambios cosméticos.

 

 

En Puebla el escenario no es diferentes: Moreno Valle es un gran ganador que cumple acuerdos y sabe reunir en torno suyo a la clase política local. Lejos de avasallar al rival vencido, otorga el perdón. Pese al montón de guerra sucia y denuncias por enriquecimiento ilícito, la cuenta pública de la BUAP 2011 que compromete a Enrique Agüera Ibáñez y a Alfonso Esparza, es aprobada sin mayores aspavientos. El edil Eduardo Rivera Pérez, príncipe del Yunque y fuente de muchos dolores de cabeza, al final cumplió su palabra, fue un aliado eficiente en la campaña y de premio recibe también la aprobación de su cuenta pública.

 

 

Incluso Edgar Salomón Escorza, que mucho tiempo fue aliado incondicional del morenovallismo, que hizo el trabajo sucio en la designación de los organismos electorales pero que al final se volteó en su ansia por gobernar San Martín, también fue amnistiado y la Cuenta Pública del Congreso 2012 sale en el mismo paquete. Incluso el magistrado David López Muñoz, después de colaborar en el retiro forzado de magistrados marinistas del TSJ, es premiado con su liberación.

 

 

Aunque en las elecciones unos ganaron y otro perdieron, en la real politik nadie salió derrotado porque cualquier escándalo queda bien tapado con la aprobación masiva de las cuentas que, si fuera poco, tendrá unanimidad de todos los partidos.

 

 

Y sólo nos queda decir, como lo hacía Pompin Iglesias, ¡qué bonita familia!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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