Friday, 29 de March de 2024


La cifra mágica del Congreso: 15 distritos




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Mientras que las encuestas morenovallistas muestran que en Puebla capital hay un escenario alentador dado el voto antipriista, en el interior del estado hay un panorama nebuloso: a excepción de los distritos de San Andrés y San Pedro Cholula, el resto de los distritos lucen perdidos  

 

Las matemáticas legislativas se imponen en la batalla cruenta por renovar al Congreso local el domingo 7 de julio. El número mágico, objetivo de la nueva megacoalición morenovallista, es ganar mínimo 15 distritos de los 26 que conforman la realidad política del estado. Quince distritos que, sumados a los seis que podría recibir por representación proporcional, le darían el número mágico de 21 para tener la mayoría simple de la XIX Legislatura, necesaria para aprobar cuentas públicas y modificar o abrogar leyes. La misión no parece tan compleja si tomamos en cuenta que en 2010, Compromiso por Puebla obtuvo el triunfo en 14 distritos, mientras que el PRI solamente en 12. Quizá 14 serían suficientes, pero el objetivo son 15 por razones que a continuación señalaré.

 

 

La nueva geografía electoral, producto de la redistristación, pone el acento en Puebla, su zona metropolitana y en Tehuacán. En conjunto, se trata de 14 distritos: siete de la capital, dos de Tehuacán, San Pedro Cholula, San Andrés Cholula, Amozoc, Atlixco y San Martín Texmelucan. Más de la mitad de los 26 distritos en disputa y a donde enviarán a sus mejores cuadros. Ganando esos 15 distritos el morenovallismo estaría del otro lado e incluso podría darse el lujo de perder en el resto del estado.

 

 

Nada más cercano a la realidad: mientras que las encuestas morenovallistas muestran que en Puebla capital hay un escenario alentador dado el voto antipriista, en el interior del estado hay un panorama nebuloso: a excepción de los distritos de San Andrés y San Pedro Cholula, el resto de los distritos lucen perdidos en la medición de partidos, Tehuacán incluido. Si el morenovallismo no recupera, por lo menos, los distritos de la zona metropolitana, no podrán aspirar a tener mayoría en el Congreso local.

 

 

Veamos el escenario de la capital: tres de los siete distritos ya han sido comprometidos para el Yunque y el alcalde Eduardo Rivera será el encargado de designar a los candidatos. Anote usted a Francisco Rodríguez ya que se acaba la farsa del proceso interno, y muy probablemente a Juan Carlos Mondragón. Si tres de los siete ya se los agandalló el PAN, quedan cuatro a repartir entre la megacoalición. Y uno de esos también ya está entregado a Gerardo Islas, el dirigente estatal de Nueva Alianza. Uno más será para Jorge Aguilar Chedraui. Los dos restantes serían para el PRD y para Jiménez, el dirigente estatal de Compromiso por Puebla.

 

 

En San Pedro Cholula se acomoda a Fernando Manzanilla Prieto, quien desde la semana pasada aceleró su posicionamiento entre los alcaldes y notarios de la región. El secretario general confía en que pese a las malas evaluaciones de la alcaldesa Lolita Parra, el resto de los municipios del distrito presentan buenos números por lo que habría posibilidades de ganar, llegar al Congreso y construir un proyecto a la gubernatura. Su última misión sería lograr un amplio consenso en la firma del Acuerdo de Loreto y Guadalupe, una versión tropical del naufragante Pacto por México.

 

 

Pero en el resto de los distritos no hay nada definido. Los prospectos morenovallistas nada más no terminan de convencer en sus regiones, pese a que llevan meses trabajando. En 2010 el morenovallismo ganó, además de los seis correspondientes a Puebla, en otros ocho: San Pedro Cholula (25 mil), Atlixco (37 mil), Tehuacán (51 mil), Tecamachalco (52 mil), Ciudad Serdán (31 mil), Tlautlauquitepec (30 mil), Teziutlán (41 mil) y Zacapoaxtla (30 mil). ¿Podrán reeditar victorias, aún en la nueva geografía electoral?

 

 

Para los dos distritos de Tehuacán se impulsan al panista Sergio Gómez Olivier, y a un empresario de nombre Amin Farjat ligado a Gerardo Islas de Nueva Alianza. Pero la alcaldía es una incógnita, y aunque el diputado Lucio Rangel tenía la candidatura en las manos, tras su incidente en Catar no le llena el ojo al gobernador, pero tampoco pueden inventar a otro perfil de la noche a la mañana.

 

 

En Tecamachalco se le abona el camino a Ángel Ceballos Campos, concuño de Eukid Castañón, pero todavía se desconoce por cuál partido iría. El coordinador administrativo, incondicional de Luis Maldonado Venegas desde los tiempos de Convergencia, ha sido destinatario de fuego amigo en los dos últimos años, pero los temas no han llegado a la prensa gracias a sus excelentes relaciones con muchos columnistas.

 

 

En San Andrés Cholula, el alcalde Miguel Ángel Huepa recibirá un buen pago por su adicción al régimen y seguramente será postulado por el distrito, aunque sus enemigos ya han acumulado muy variados escándalos de su vida patrimonial y familiar, y solamente esperan el momento correcto para detonarlos. En Atlixco, Salvador Escobedo Zoletto ya la tiene amarrada. Popular en la zona desde hace años, cuando fue alcalde y diputado local, podría llevarse una sorpresa cuando descubra que sus coterráneos no le dan tan buen recibimiento por el olvido al que los sometió en la última década.

 

 

Decía yo que las matemáticas legislativas son complejas: aún si el morenovallismo llegara a su cifra mágica de 14-15 diputaciones, y tomando en cuenta que tres de la capital son de Eduardo Rivera, a la mera hora de las votaciones su destino quedaría en manos del Yunque. Vaya ironía: un gobernador que se vuelve rehén de sus enemigos. Así que a Moreno Valle le urge definir perfiles para tener una amplia manga en el próximo Congreso. Lo mínimo que se acepta para la nueva megacoalición son 14 distritos.

 

 

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