Friday, 26 de April de 2024


La conspiración del Luna Canela avanza feliz




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En conclusión: el marinismo se ha reagrupado. Empresarios, periodistas y exfuncionarios que comieron de la mano del “Góber precioso” vuelven a sentirse poderosos, intocables, protegidos desde el gobierno federal. Y lo son. Algo falló en el morenovallismo que no pudo liquidar a su oposición.  

 

CAMBIO anunció antes que nadie el regreso del “Góber precioso” a la vida política de Puebla. Bajo en el encabezado “Mario Marín regresa por su revancha”, en la edición del 11 de noviembre presentamos las fotografías exclusivas del cónclave celebrado en el hotel-spa Luna Canela, donde el exgobernador reunió a sus funcionarios y operadores para anunciarles su retorno e influir en la elección de alcaldes y diputados en 2013, y así cobrarle a Moreno Valle la afrenta de arrebatarle Casa Puebla al PRI. Enrique Peña Nieto todavía no tomaba protesta como presidente ni César Camacho había arribado al CEN tricolor. Pero Marín tenía una hoja de ruta y se convirtió en líder de una auténtica conspiración que hoy se ve confirmada en los hechos. En su versión del Señor Tenebroso, es el operador local de la avalancha nacional que se cierne sobre el gobierno de Moreno Valle.

 

Tan impactante fueron las gráficas del cónclave del Luna Canela que incluso se convirtieron en la nota principal del diario 24 Horas dirigido por Raymundo Riva Palacio. La conspiración, tres meses después, avanza feliz. Con el apoyo de Juan Carlos Lastiri, opera la designación de delegados federales leales a su proyecto, personajes a quienes impulsó en su sexenio con Víctor Manuel Vega Rayet a la cabeza. Su relación con Miguel Ángel Osorio Chong e Ivonne Ortega, que data de los años del periodo como gobernador, lo hace depositario de la estrategia electoral. Además, logró su objetivo de desplazar a Fernando Morales Martínez de la dirigencia del PRI estatal bajo el cargo de “colaboracionista” y hoy tiene en sus manos al dócil Pablo Fernández del Campo para operar sus designios.

 

 

El mundo le sonríe a Mario Marín. Ayer, por los trascendidos de El Universal, nos enteramos que uno de sus cabilderos en el gobierno federal es el expresidente Carlos Salinas de Gortari, innombrable por naturaleza, con quien trabó relación gracias a los abogados marinistas en la Suprema Corte de Justicia, Alonso Aguilar Zínser y Fabián Aguinaco Alemán. Y mientras Salinas tramita su regreso a la vida pública, el “Góber precioso” continúa su tarea de demoler a Moreno Valle.

 

 

El exgobernador pasó de la clandestinidad del Luna Canela a las apariciones controladas en las juntas auxiliares con quienes fueron sus operadores en el trienio 1999-2002. Pero ahora ya se pasea a plena luz: el viernes pasado fue sorprendido otra vez por CAMBIO, pero ahora en el hotel Camino Real donde se reunió con Alfonso Zapata y líderes migrantes. Tan campante, beneficiario de una doble impunidad: la que le dio la Suprema Corte de Justicia en 2007, y la que le dio Moreno Valle en 2011, un probable catastrófico error.

 

Desde el Luna Canela, Marín dictó su hoja de ruta para demoler al gobernador poblano y “recuperar el poder para el PRI y para nosotros”, como pronunció: 1) El poder de Moreno Valle se agotó con el triunfo del PRI en la elección presidencial. El 1 de diciembre arrancan sus horas bajas, va a sentir frío porque Peña Nieto no lo quiere y tampoco confía en él. 2) El morenovallismo no pudo acabar con la burbuja marinista pese a la ola de procedimientos penales y administrativos. “Nos hicieron lo que el viento a Juárez”, agradeciendo a Patricia Leal su abierta ineficiencia. 3) El marinismo sigue siendo un grupo vigente con capacidad de operación política. “Vamos a influir en la selección de los candidatos a alcaldes y diputados, hay que impulsar a nuestra gente”. 4) Doger y Agüera son intransitables, la opción es Pepe Chedraui, “le falta la estructura que nosotros tenemos”.

 

 

¿Qué parte de la conspiración del Luna Canela no se ha cumplido?

 

 

1. En efecto, desde el gobierno federal se transmite una actitud gélida de Peña Nieto hacia Moreno Valle. Sus horas bajas son reales. 2. Ningún marinista más ha podido caer: el petate del muerto de la venta de preliberaciones al único que asustó fue a Valentín Meneses, pero otra vez el procurador Carrancá causó risa. 3. El desprestigio social del marinismo, en efecto, ha decaído en la medida en que los grandes casos de corrupción ni fueron destapados ni castigados. Ahora, muchos de los que fueron funcionarios y diputados gracias Marín son delegados federales. 4. El marinismo no simpatiza con los Enriques y sigue empujando fuerte por Pepe Chedraui, no se sabe si con la venia de Ivonne Ortega y Osorio Chong.

 

 

En conclusión: el marinismo se ha reagrupado. Empresarios, periodistas y exfuncionarios que comieron de la mano del “Góber precioso” vuelven a sentirse poderosos, intocables, protegidos desde el gobierno federal. Y lo son.

 

 

Algo falló en el morenovallismo que no pudo liquidar a su oposición. Y algo falló en la sociedad poblana, desmemoriada, que empieza a pensar que el sexenio marinista no fue tan malo. El clima social de oprobio ha desaparecido, y fue sustituido por una fobia al nuevo régimen, como si el tiempo pasado no fuera peor.

 

 

La conspiración del Luna Canela avanza feliz. Y no se ve quién pueda detener a Mario Marín.

 

 

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