Thursday, 28 de March de 2024


Gilbón, Valdiviezo y Avendaño, los operadores estrellas del esparzismo




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Claro que Esparza Ortiz encontrará resistencia para romper las dinámicas generadas en ocho años. Incluso algunos de los que esperaban aparecer en la administración ya se atreven a calificarlo como “malagradecido” al no darle posiciones a los que “se la jugaron” en campaña y ayudaron a construir su “imagen” en los últimos años.

La silla es la silla. Muchos pensaban encontrar en Alfonso Esparza Ortiz un rector débil, sin capacidad de articular un equipo político propio, simple vicario temporal del poder agüerista. Sus agentes al interior de la universidad creyeron que podrían seguirse despachando con la cuchara grande. Se equivocaron. El destape de su gabinete los dejó en evidencia y apenas salió el humo blanco del salón de rectores en el Carolino, expresaron en alto y bajo su molestia por la cantidad de sorpresas en las designaciones utilizando el vehículo de las redes sociales. No hablamos por supuesto de las salidas cantadas del primer círculo del poder como Damián Hernández, agotado en su ciclo natural.

 

 

El primer triunfo de Esparza y muestra de su control es que no hubo filtraciones. Los acomodos y enroques para dar equilibrio a los grupos, así como a las unidades académicas, siempre estuvieron en el escritorio del rector y no hubo consultas intermediarias al interior o exterior a la BUAP. Gracias a ello ningún periodistas tuvo la lista previamente, por tanto, la sacudida que sufrieron muchos que ya se creían encumbrados fue mayúscula cuando vieron en las designaciones a personajes que consideran “menores”. Simples académicos, afirman, que no lo van a ayudar a tomar el control de la universidad ni se la jugaron con él.

 

 

Las cuentas les salieron mal a muchos agüeristas que querían transitar al esparzismo. El rector decidió quedarse únicamente con dos de ellos por razones específicas: a Jorge David Cortés le pagó la factura de quedarse en la institución en el delicado periodo electoral. Y Manuel Sandoval, ex director de Obras, por su probada eficiencia en el área pese a la ventaja natural de no licitar que tuvo a lo largo de ocho años.

 

 

No es sencillo romper los cotos de poder creados a lo largo de ocho años y elegir a sus propios operadores. En el nuevo círculo de poder destacan tres personajes y nadie debe equivocarse. El primer operador de confianza es el tesorero Óscar Gilbón, formando en el grupo de Contaduría que nació al amparo de Armando Valerdi. Designado por el Consejo Universitario, es indudablemente el hombre de mayor confianza del rector Esparza Ortiz y guarda una posición de privilegio, aunque prefiere mantener un perfil discreto.

 

 

El segundo gran operador, ahora de naturaleza política, es René Valdiviezo, un académico con respeto unánime al interior de la máxima casa de estudios. Nadie puede negarle la categoría de investigador altamente calificado, con un respaldo de publicaciones, relaciones con la academia nacional y una buena experiencia política de sus años mozos. Desde la Secretaría General absorberá la operación que antes tenía la poderosa DAGU, el instrumento favorito de cooptación que construyó el agüerismo.

 

 

La designación de Alfredo Avendaño Veraza no pudo ser más sorpresiva, especialmente para los grupos de presión mediáticos que esperan mantener los beneficios creados durante el agüerismo. Sorpresivo porque pese a tratarse de un académico brillante, que le dio vida a la Biblioteca Central, nadie lo tenía en el radar pese a la cercanía que mostró con Esparza en la campaña. Avendaño regresa a su origen que es la Comunicación, pues tiene una maestría en la UDLA que es su auténtica especialización. Fungirá como su tercer operador de mayor confianza.

 

 

Con menos impacto para los observadores externos de la BUAP, tampoco debe desestimarse los reacomodos que generarán las designaciones en las vicerrectorías de Docencia e Investigación. Los casos de María del Carmen Martínez Reyes e Ygnacio Martínez Laguna, respectivamente, cobran importancia por su legitimidad al interior de la universidad con los auténticos investigadores y docentes. Su tarea será revitalizar ambas áreas para cristalizar el objetivo de internacionalizar a la máxima casa de estudios.

 

 

Claro que Esparza Ortiz encontrará resistencia para romper las dinámicas generadas en ocho años. Incluso algunos de los que esperaban aparecer en la administración ya se atreven a calificarlo como “malagradecido” al no darle posiciones a los que “se la jugaron” en campaña y ayudaron a construir su “imagen” en los últimos años.

 

 

Todavía se van a llevar más sorpresas. El rector Esparza es más fuerte y decidido de lo que pensaban.

 

 

 

 

 

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