Friday, 29 de March de 2024


Peña Nieto entra en fase zombie




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Pero para el mexiquense lo peor está por venir: con una calificación reprobatoria del 50 por ciento, ¿en verdad cree que todavía tiene capital político para acometer la reforma energética? ¿Hasta dónde quiere caer? ¿Al 40, 35 por ciento de aprobación? ¿Cuánto puede durar así antes de que una chispa genere una crisis incontrolable?

A unos días de cumplir su primer año de gobierno, Enrique Peña Nieto agoniza. La reforma hacendaria, el incremento de varios impuestos, le costó al presidente el poco oxígeno que le quedaba. Según la encuesta de evaluación gubernamental publicado ayer en El Universal, el presidente de la Restauración Tricolor está oficialmente reprobado: un cinco absoluto que no admite ni adjetivos ni pretextos. Ni siquiera Ernesto Zedillo en la grave crisis económica de 1995 llegó a ese nivel de reprobación. El ciclo reformista salió caro porque los mexicanos, pese a su pasividad, están lejos de creerse el cuento del retorno de la eficiencia en la gestión pública: por todos lados se percibe la misma violencia, ingobernabilidad, opacidad en el manejo de los recursos, ahora aderezada por más impuestos que pagaremos en 2014.

 

 

Algo grave le ocurre a la imagen pública del presidente que ni los consultores más brillantes, ni los miembros del círculo íntimo de Los Pinos atinan a diagnosticar: ¿Por qué está reprobado Peña Nieto? La situación ya era grave desde febrero de este año, cuando el precario 60 con el que arrancó en diciembre de 2012 se fue a un fluctuante 55-56 por ciento de aprobación, números respaldados por el resto de las encuestadoras nacionales. Pero la medición de noviembre indica que el mexiquense se encuentra en terapia intensiva: apostó su capital político por la reforma hacendaria, y gracias a la diligente campaña de agravio del PAN-empresarios, el mexiquense perdió 5 puntos para caer al redondísimo y reprobatorio 50.

 

 

Los cálculos del equipo de comunicación en Los Pinos, encabezado por David López, creen a nivel de dogma que luego del fin del ciclo reformista, podrán revivir el posicionamiento de Peña Nieto y poner el PRI en pie de guerra para la batalla por San Lázaro en 2015. No se sabe cómo, aunque tendrán mucho dinero para hacerlo gracias a la misma reforma hacendaria que hoy los apuñala. Pero para ello necesitan un diagnóstico preciso sobre el daño sufrido, porque el riesgo es que en lugar de revivirlo, tengamos un “Presidente Zombie” hasta el 2018: cree que está vivo, pero en realidad está muerto.

 

 

La encuesta de Buendía&Laredo/El Universal refleja un daño en prácticamente todos los atributos de la imagen presidencial. Entre los electores independientes, panistas y mujeres se encuentra la principal caída. Por grado de estudios entre los que tienen primaria y preparatoria. Los ciudadanos encuestados afirman que lo peor que ha hecho en su primer año es la subida de impuestos, es decir la reforma fiscal con 11 por ciento de las menciones. En segunda instancia, empatados con 4 por ciento, la inseguridad, las reformas y la privatización de Pemex, que todavía no ocurre. En contrapartida, las acciones mejor calificadas son la reforma educativa y el apoyo a los damnificados de los huracanes “Ingrid” y “Manuel”.

 

 

En el porcentaje, sin embargo, predomina la calificación de acciones negativas en el primer año del sexenio —63 por ciento— frente a las positivas —47 por ciento—. Pero los peores datos se avecinan: en apenas un año, Enrique Peña Nieto acumula el desgaste que tuvo Felipe Calderón en todo su sexenio. Al terminar el calderonismo, 59 de cada cien mexicanos pedían un cambio de rumbo para el país, y ahora quieren ese cambio de rumbo 61 de cada cien.

 

 

Por último, los atributos personales del mexiquense también presentan un desplome gravísimo, especialmente en lo que más lo definía: su imagen de doer, un hombre que era capaz de hacer cosas, de cumplir sus promesas, sinónimo de eficiencia: entre mayo —50 por ciento— y noviembre —31 por ciento— hay una caída de 19 puntos porcentuales. Una caída semejante al rubro de “experiencia política”. Y en el de “cercanía a la gente” cayó solamente 13 puntos.

 

 

¿Cómo van a recuperar la imagen de Peña Nieto?

 

 

Ahora se entiende la actitud cool de su visita a Puebla en la semana anterior para inaugurar el Hospital General de Cholula: no es Moreno Valle quien necesita la alianza con el presidente, sino el alicaído Ejecutivo federal quien se apoyó en un gobernador bien calificado. Su estancia de 3 horas, saludador, es resultado de su necesidad de presentarse otra vez como cercano a la gente.

 

 

Pero para el mexiquense lo peor está por venir: con una calificación reprobatoria del 50 por ciento, ¿en verdad cree que todavía tiene capital político para acometer la reforma energética? ¿Hasta dónde quiere caer? ¿Al 40, 35 por ciento de aprobación? ¿Cuánto puede durar así antes de que una chispa genere una crisis incontrolable?

 

 

Peña Nieto ha entrado en una fase zombie: cree que está vivo cuando lleva tiempo en terapia intensiva.

 

 

 

 

 

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