Los seis aspirantes tricolores que urgieron a su dirigente nacional, César Camacho, a designar al candidato a la alcaldía tenían razón: el morenovallismo y Tony Gali les comieron el mandado. La agresiva estrategia de promoción con espectaculares, parabuses y bombardeo mediático incesante dieron los resultados esperados. El PAN es el partido mejor evaluado —pese a quedar en tercer lugar en la presidencial— y la megacoalición supera por 16 puntos en preferencia efectiva a la eventual alianza PRI-PVEM. Entre informe gubernamental, propaganda y entrega de obras, el gobernador Moreno Valle alcanzó su máximo de evaluación con cerca de 80 de aprobación, y un 45 por ciento se manifiesta de acuerdo con el continuismo, es decir, con que alguien de su grupo sea el próximo alcalde. Mejor, imposible.

Hace falta conocer el posicionamiento de los aspirantes panistas a la alcaldía, pues por exceso de trabajo el investigador Pepe Zenteno no pudo terminar el estudio levantado en los mismos días en que Parametría e Ipsos-Bimsa midieron la contienda interna de Acción Nacional. Pero si todo sigue bajo el mismo cauce, Antonio Gali Fayad habrá superado los 50 puntos de conocimiento, con lo que se acercaría peligrosamente a los inalcanzables “Enriques” Agüera y Doger. Hora de disparar las alertas rojas.

Pero el crecimiento del PAN y del morenovallismo tampoco puede explicarse sin el incremento del antipriismo y los negativos disparados del tricolor. Y eso que la encuesta de Mas Data presentada ayer todavía no alcanza a medir el impacto de las modificaciones a los documentos básicos del tricolor para aprobar el IVA a alimentos y medicinas en su XXI Asamblea, y posteriormente, en el primer periodo ordinario de sesiones, votar el eufemismo de la “reforma fiscal integral” que sólo joderá más a los jodidos.

El tricolor poblano, en el incremento de negativos que lo hacen el partido más repudiado en Puebla capital, paga el costo de hacer regresar a Mario Marín a la vida política. En un análisis de profundidad, lejos de las simplezas con las que se analiza la imagen de los políticos, Mas Data encontró un dato revelador: 72 por ciento de los encuestados rechaza votar por un candidato a alcalde o diputado ligado al “Góber precioso”. Por ello es que pese a sus acuerdos en el CEN tricolor, Marín opera desde la clandestinidad. Su regreso al escenario público es imposible, pero su afectación directa sobre cualquier candidato ligado a él lo hará desmoronarse a la hora de la verdad.

El PRI, por lo menos en Puebla capital, es una marca con altísimos negativos que se incrementarán con el escándalo que generará la aprobación del IVA a alimentos y medicinas, suficientemente discutida ya en este y otros espacios. Aunque los liderazgos actuales como Pablo Fernández del Campo, Blanca Alcalá y compañía sean desmemoriados, deberían hacer un esfuerzo por recordar que la sumatoria de impuestos + elecciones siempre da como resultado derrotas para el tricolor.

El PRI se rezaga y sus candidatos se debilitan. La prometida ofensiva de los delegados federales luce torpe porque, de entrada, no pueden incorporar a sus operadores gracias a la Ley del Servicio Civil de Carrera. Las delegaciones federales, en su personal operativo, siguen llenas de panistas a los que se debe encontrar un pretexto para despedir. La esperanza de Vega Rayet, Nancy de la Sierra y compañía está en los 25 mil operadores que la Sedesol contratará para operar la Cruzada Nacional contra el Hambre, un programa ya cuestionadísimo y en la mira de los medios de comunicación.

Así como el Barcelona FC empieza hoy su Operación Remontada ante el Real Madrid, ¿cuándo empezará el PRI poblano su propia remontada ante el morenovallismo en un escenario que cada día se torna más complicado? ¿Por qué desde el CEN no hay una definición para encauzar los esfuerzos en torno a Agüera, Doger o Chedraui? ¿Por qué César Camacho e Ivonne Ortega pierden tanto tiempo?

El PRI tiene todo para definirse a favor de Enrique Agüera, quien lo tiene todo. Es el más conocido y con mayor potencial electoral. Dos docenas de organizaciones se han sumado a su aspiración, incluida la siempre compleja Antorcha Campesina. Dinero no le falta, y tampoco el apoyo institucional de la BUAP. ¿Por qué el PRI no lo hace candidato ya?

El CEN tricolor también tiene todo para hacer candidato a Enrique Doger. Es una marca exitosa y muy probada en 2004 y 2012. Es el único que ganó un distrito en Puebla capital. Su imagen atrae a los votantes persuadibles y ciudadanos, como demostró la convocatoria del Plan C. Dinero tampoco le falta. ¿Por qué el PRI no lo hace abanderado ya?

En realidad parece que el PRI no pierde tiempo al dilatar la designación de su candidato, sino que por el contrario, cada día que se retrasa la nominación en realidad gana tiempo. ¿Cómo? Pues gana tiempo para construir la candidatura que no tiene el posicionamiento de Agüera y Doger, ni su potencial electoral. Que no tiene el apoyo institucional de la BUAP ni es una marca. El CEN priista gana tiempo en construir la candidatura del empresario José Chedraui Budib y busca la forma de persuadir a Agüera y Doger para bajarse.

El PRI poblano, pues, vive en el peor de los mundos posibles. Sus negativos se incrementan, al mismo tiempo que crece el atractivo del PAN, Tony Gali y el morenovallismo. Y si les faltara un clavo, preparan la candidatura del novato José Chedraui Budib. ¿Cómo lidiarán con el enojo que provocará la imposición?