Thursday, 28 de March de 2024


Las encuestas que dieron el triunfo a Gali no midieron el Elbazo




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Peña Nieto viene a Puebla el 17 de marzo para la inauguración del Tianguis Turístico. ¿No sería mejor recibirlo sin definiciones que puedan lastimar el puente de plata que le tendió en la cumbre con gobernadores en Los Pinos? Ya en tierra poblana ¿no habrá un diálogo más fluido? ¿Un espacio para los acuerdos?

Fue un balde de agua fría que lo hizo desvariar. En el cónclave de Casa Puebla para conocer el resultado de las encuestas levantadas por las empresas Parametría e Ipsos-Bimsa, el principal sorprendido fue Pablo Rodríguez Regordosa, príncipe del Yunque, quien se creyó con posicionamiento suficiente para disputarle en los números a Antonio Gali Fayad la candidatura a la alcaldía. Pero el sondeo fue cruel para el titular de la Secotrade: no sólo se quedó muy lejos del primer lugar, obtenido efectivamente por el secretario de Infraestructura, sino que también vio a la distancia al segundo. En efecto, el ranking de aspirantes panistas lo ubicó en un lejanísimo tercer lugar, a una distancia mayor a dos dígitos de Jorge Aguilar Chedraui, que se quedó con el subcampeonato.

 

 

El cónclave de yunquistas y morenovallistas, sin embargo, decidió tomarse las cosas con calma. Pese a que los números son ampliamente favorables para Gali Fayad, no hubo destape ni cargada oficial. El terremoto político de la semana anterior, la sorpresiva detención de Elba Esther Gordillo y el derrumbe de su imperio de papel, invita más a la prudencia que al triunfalismo. Una cuestión de tiempos, o de timing como le llaman los consultores políticos. El morenovallismo no tiene por qué arriesgar en la medida en que, salvo el berrinche de Pablito, todos en el PAN están de acuerdo en que Gali es el mejor candidato. Convencido incluso Lalo Rivera, quien ejecuta un doble movimiento avalando al secretario de Infraestructura: desplaza a Rodríguez Regordosa y se queda como jerarca único del Yunque.

 

 

El destape oficial, así como los movimientos en candidaturas y la firma de la megacoalición, requerirán por lo menos dos semanas por un dato técnico: las mediciones presentadas por Parametría e Ipsos-Bimsa fueron levantas del 21 al 23 de febrero, es decir, el fin de semana pasado. Por tanto, no alcanzaron a registrar las repercusiones en la opinión pública del escándalo provocado por la detención de Elba Esther Gordillo, el daño potencial al Panal, así como a la figura del gobernador Moreno Valle y sus gallos a la alcaldía.

 

 

En Casa Puebla ya ordenaron nuevas encuestas para medir el daño potencial específicamente en dos puntos: la conveniencia de incorporar o no a Nueva Alianza a la megacoalición, una vez que su fundadora da para nota principal de los diarios para las próximas semanas, así como para medir el impacto a la figura de candidatos potenciales a la alcaldía, pero también a las diputaciones como el caso de Gerardo Islas, presuntuoso de su relación con “La Maestra” pero dañado hoy en su línea de flotación. Y así un largo etcétera de personajes que en su momento eran orgullosos ahijados de la Gordillo, pero ahora son “negritos en el arroz”, puntos vulnerables en la campaña electoral, blancos inmóviles.

 

 

Las mediciones, pues, tardarán porque no se trata de conocer opiniones superficiales, sino de profundizar. El PRI tiene una tentación a la mano: basar su guerra sucia en la relación pública, sobrada de evidencias, entre el gobernador Moreno Valle y Elba Esther. Fotografías del pasado reciente y remoto, declaraciones, audios. Lo verdadero y lo inventado. ¿Alcanzan las evidencias a Gali Fayad, a Aguilar Chedraui? Si es así, ¿no sería mejor enviar al “meón” Pablo Rodríguez Regordosa, famoso por su tuit de ayer en la noche, pero a quien no se puede vincular con “La Maestra”?

 

 

Las variables en el ajedrez político son muchas, pero Moreno Valle necesita más tiempo para acomodar el tablero. Otra consideración es importantísima: el presidente Peña Nieto viene a Puebla el 17 de marzo para la inauguración del Tianguis Turístico. ¿No sería mejor recibirlo sin definiciones que puedan lastimar el puente de plata que le tendió en la cumbre con gobernadores en Los Pinos? Ya en tierra poblana, lejos de la parafernalia de la casa presidencial, ¿no habrá un diálogo más fluido de lo que cada uno espera del otro? ¿Un espacio para los acuerdos?

 

 

Otra ventaja de retrasar los tiempos es observar el movimiento de las piezas enemigas. En los ecos de la Asamblea Nacional surgió un rumor recurrente: el PRI prepara su destape inminente para el próximo jueves, sin necesidad de convocatoria previa, tal como ocurrió en Baja California. Y por ello Ivonne Ortega regresa a Puebla dos días antes, el martes, con el pretexto de comunicar a los priistas poblanos los nuevos estatutos, pero con la encomienda real de planchar a los no beneficiados y hacer fluir los acuerdos entre los grupos, un eufemismo para disciplinar a los rebeldes. ¿Los habrá tras el Elbazo? ¿Para el morenovallismo da lo mismo que sea Agüera que Pepe Chedraui? No lo creo.

 

 

Por último: el morenovallismo gana tiempo para cerrar la pinza con el PRD y evitar un desaguisado como el de Veracruz, donde la alianza firmada fue echada abajo por el TEPJF e incluso provocó que de momento haya dos dirigencias estatales. La Comisión Política Nacional del Sol Azteca sesionará a finales de esta semana, y por fin se correrá el velo de los auténticos juegos de “Los Chuchos” y su batalla interna con el resto de las corrientes.

 

 

El PAN tiene un candidato que se llama Antonio Gali, un second best en Jorge Aguilar Chedraui y un decepcionante tercer lugar para Pablo Rodríguez. Pero hace falta tiempo para que las cosas se acomoden por pura lógica, tras un terremoto de 9 grados Richter como el encarcelamiento de Elba Esther. Las sacudidas y el efecto de las réplicas todavía no pueden calibrarse.

 

 

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