Friday, 26 de April de 2024


¿Y el nuevo vocero por qué no vocereó?




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¿Por qué el vocero no vocereó? ¿Por qué no tuvo una reacción oportuna en su primera crisis mediática? ¿Dónde quedó el war room del gobierno? ¿Por qué no sacaron a Gali de la exposición, sino que convenientemente fue aun más expuesto con un boletín y entrevistas nocturnas?

El azar veleidoso espera en cada esquina. Ayer, los trabajadores de la empresa GH Anderl Consulting and Construction tenían una mañana ordinaria en la obra del viaducto Carlos Camacho Espíritu cuando una negligencia en la colocación de soportes para una columna de colado se colapsó, dejando tres lesionados con heridas leves. El accidente, segundo en 14 meses de la misma constructora, fue el motivo que el PRI esperaba desde hace semanas para lanzar una ofensiva en contra del visible candidato morenovallista a la alcaldía de Puebla. En su tarea de demolición contaron con un aliado inesperado: el silencio del morenovallismo como política de comunicación que dejó vacío el campo de batalla de las 7:45 de la mañana a las 2 de la tarde cuando arrancó un tardío control de daños.

 

 

Fernando Crisanto tuvo un debut de fuego al frente de la vocería del gobierno estatal que se tradujo en parálisis y silencio. Las declaraciones desafortunadas del residente de la obra que imputó al fuerte viento como causa del accidente fueron aprovechadas en redes sociales como un misil para desacreditar el trabajo del secretario de Infraestructura. Pero el gobierno no reaccionó con una estrategia para salvaguardar la imagen de Antonio Gali: en sus cortes de cada hora Cinco Radio dio cuenta del accidente como nota principal, y los portales de internet replicaron la nota así como las primeras declaraciones ridículas.

 

 

Quienes sí reaccionaron con oportunidad fueron los estrategas de comunicación en el tricolor, quienes llevaban semanas buscando un lado vulnerable. Twitter fue su nicho favorito, sirviéndose del hashtag creado por @jcobarba #semecaenlastrabescomoaTony. Enrique Aquino, quien participó en el equipo de redes de Peña Nieto, inmediatamente activó sus cuentas y difundió la burla que se alimentó con una docena de “memes”, bromas gráficas, en las que lo mismo cupo el lobo de los tres cochinitos, que parodias a la revista Líder, Angry Birds, Godzilla y Magneto de los X-men.

 

 

Además del golpeteo en redes, los priistas también atacaron en la vida real con sus diputados y regidores. Total, una estrategia bien concertada. El primer misil que logra hacer blanco en la figura de Gali y un argumento para la próxima campaña electoral. El tema fue implantado correctamente pese a que el secretario de Infraestructura ni es albañil o residente de obra. Y con una deriva peligrosa: las obras morenovallistas están mal construidas.

 

 

Con el campo de batalla desierto, el PRI se solazó. El equipo de comunicación morenovallista, encabezado por el nuevo vocero, no fue capaz de proteger a Tony Gali, sino que incluso en su reacción tardía, lo expuso más al emitir un boletín firmado por Infraestructura que no aclaró nada y no fijo posición, más que una tibia promesa de sanción a la empresa constructora por la “Contralora del amor”.

 

 

¿Por qué el vocero no vocereó?¿Por qué no tuvo una reacción oportuna en su primera crisis mediática? ¿Dónde quedó el war room del gobierno? ¿Por qué no sacaron a Gali de la exposición, sino que convenientemente fue aun más expuesto con un boletín y entrevistas nocturnas?

 

 

Una posible explicación es que el periodista Crisanto Campos aún piensa como periodista antes que como vocero. Me explico: el objetivo del reportero es escudriñar la verdad, mientras que el del comunicador social es, precisamente, ocultarla o en el mejor de los casos, disimularla.

 

 

Si la vocería es un trabajo de precisión y oportunidad, los objetivos de la comunicación política en momentos de crisis serán una tarea común del nuevo vocero en los meses por venir. Pero a estas alturas la academia y el marketing político tienen claro que la peor respuesta que se puede ofrecer es el silencio, que también comunica. Y de eso precisamente adoleció el vocero: lo único que ofreció fue silencio, no respuestas o una versión creíble del accidente que no lastimara a Gali.

 

 

El sociólogo Manuel Castells en su ya clásico Comunicación y poder deja claro que la batalla por el poder se libra en las mentes de las personas, y que por eso su campo de batalla son los medios de comunicación. Crisanto Campos fue fichado por el gobierno estatal, precisamente, para librarla ahí. Perdió su primera batalla. ¿Todavía puede ganar la guerra?

 

 

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