Wednesday, 24 de April de 2024


Manzanilla: con el santo de espaldas




Escrito por  Javier Arellano Ramírez
foto autor
El refrán tiene profundas raíces en la cultura popular mexicana.

Nuestros abuelos tan afectos a esa filosofía encapsulada en frases lapidarias la usaban frecuentemente.

 

 

“Traer el santo de espaldas” significa que las cosas no están es su mejor momento, que las cosas están saliendo mal.

 

 

La frase fue hecha canción en la inolvidable película de Pedro Infante “Ahora soy rico”

 

 

Curiosamente el filme no es del legendario director Ismael Rodríguez, creador de los grandes éxitos de Infante, sino que fue realizado por Rogelio A. González.

 

 

No hay mexicano que se jacte de serlo que no haya visto esta película con Marga López, ícono de la mujer abnegada, Andrés Soler, Antonio Aguilar, Silvia Pinal, entre otras luminarias de este nuestro entrañable cine.

 

 

En una de las escenas emblemáticas de la película, Infante está abatido ante la mesa de una cantina y acompañado por un mariachi canta con voz desgarradora:

 

 

“…. Siento que no soy el de antes

Y a veces mi vida desprecio yo mismo,

siento que estoy en las nubes

y a pesar de todo recuerdo el abismo…

No cabe duda

yo nací con el santo de espaldas,

no cabe duda

la pobreza la traigo en el alma…”

 

 

La referencia viene a cuenta por la escena política que representa –en este momento-, Fernando Manzanilla Prieto.

 

 

Cabe hacer la acotación precisa y puntual, Fernando es nuestro amigo. Lo conocemos desde 1998 cuando llegó a Puebla a la campaña de Melquiades Morales Flores, desde entonces hemos sido testigos de su inapelable preparación y formación, de su indiscutible capacidad para la administración y las finanzas.

 

 

Siempre consideramos a Manzanilla el último canal comunicante con el morenovallismo. Ahí cuando todos los interlocutores se encerraban en una burbuja hermética, inexpugnable e impredecible, siempre quedaba abierta la puerta afable de Fernando.

 

 

Durante los últimos años estuvimos en permanente comunicación. Es un hombre de política y un amigo que nos merece un singular aprecio y respeto.

 

 

Sin embargo esta es una entrega en la que nos permitimos abordar con una visión estrictamente periodística y crítica su rol político en los últimos años y meses.

 

 

Cuando Manzanilla llegó a la Secretaría General de Gobierno, los más avezados analistas de la política local anticiparon con toda claridad: “No es el área de Fernando… debería ir a Finanzas, no a un área de operación política… esta fuera de lugar… no es lo suyo”

 

 

El tiempo: las semanas, los meses, los años, fueron dando la razón a esos augurios.

 

 

Fernando entró a un atroz desgaste en pujas internas. Cosa que jamás hubiera ocurrido si hubiera estado cobijado en la Secretaría de Finanzas.

 

 

Una tarde provinciana un Senador de la República nos confió en una mesa de café: “Manzanilla ya está rebasado”.

 

 

Quienes lo escuchamos no lo podíamos creer. El drama apenas comenzaba.

 

 

Las circunstancias empezaron a ser adversas, contrarias para un hombre acostumbrado a tener los hilos del control, hasta que finalmente declaró que separaba su camino de su otrora aliado el gobernador Rafael Moreno Valle.

 

 

Un drama político al que el doctor Arturo Rueda calificó como shekaspereano. Ni más, ni menos.

 

 

Hoy Manzanilla entra en un proyecto político que no tiene futuro, al ser nombrado “Coordinador Estratégico” de la campaña de Ernesto Cordero Arroyo.

 

 

El principal error de la dupla: Cordero y Oliva es elegir a los voceros que han nombrado. El Senador Javier Lozano Alarcón no es un vocero, es un gatillero de la política. Su nombramiento nos anticipa diarias balaceras verbales en contra de Gustavo Madero.

 

 

Lozano es un sicario profesional que habrá de acribillar a la fórmula contraria con todos los recursos de su beligerante acervo. Su designación solo es una advertencia del acalorado tenor de los debates. La atmósfera de los enfrentamientos solo alejará el voto de los panistas tradicionales, que son afectos y proclives al lenguaje suave antes que a la acre hostilidad.

 

 

La presencia de Ana Tere Aranda es insulsa. La doña no tiene un capital político en Puebla y menos aún en la esfera nacional.

 

 

En un contexto en el que los calderonistas ya son rechazados dentro de su propio partido y Gustavo Madero tiene el apoyo de gobernadores, ex gobernadores y duros operadores, subirse al trolebús corderista es un grave error.

 

 

Cabe hacer las precisiones de rigor; a diferencia del personaje de Pedro Infante, el doctor Fernando Manzanilla Prieto no nació en circunstancias adversas y tampoco tiene pobreza en el alma.

 

No. De ninguna manera.

 

 

Pero lo que si es cierto, es que ya no es el mismo de antes.

 

E indiscutiblemente trae el santo de espaldas.

 

 

Ojalá pronto, muy pronto volvamos a ver a aquel Fernando que con singular serenidad y prudencia sabía manejar los hilos del poder.

 

 

Ojalá.

 

 

Como siempre estamos a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.

 

 

 

 

 

 

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