Muchos de los anteriores dueños de estos puntos de verificación vehicular detentaron durante ceca de dos décadas un jugoso negocio. Pero se acabó. Si tienen la intención de continuar en el mismo rubro deben modernizar sus instalaciones y métodos.

La modalidad establecida desde el centro de la República, está siendo ejecutada en Puebla por Mario Rincón González titular de la Secretaría de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorial (SDRSOT).

Hay que subrayar que no se trata de una medida exclusiva del gobierno morenovallista. Es una disposición mucho más amplia que constituye una nueva política ecológica en el centro del país. El proyecto se denomina Megalópolis e incluye al Distrito Federal, Estado de México, Querétaro, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala y por supuesto Puebla.

La medida también ha sido controvertida en una de las urbes más pobladas del planeta. Pero tan solo son las expresiones propias de un momento de transición.

En 1996 inició la verificación vehicular obligatoria y desde entonces prácticamente fue el mismo sistema. Hoy el monitoreo de automotores entra en una nueva fase, tan polémica como impostergable. Era cuestión de meses para que los nuevos lineamientos entraran en acción.

Se trata simple y llanamente de modernizar con tecnología de punta una medida que ha demostrado ampliamente su eficiencia en el rubro de la ecología.

Lo demás solo es parte de la polémica.

Diego Fernández de Cevallos: la ignominia incrustada en el tuétano

Diego Fernández de Cevallos, tan destacado como perverso litigante, salió a la luz pública luego de las elecciones presidenciales fraudulentas de 1988. Aquella primera gran elección robada en la que Carlos Salinas de Gortari despojó del triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas.

Un fraude a la vieja escuela priísta, pero que tuvo su toque electrónico con la caída del sistema electoral, maniobra operada por el hoy “izquierdista” y “nacionalista” (sic) Manuel Bartlett Díaz.

Luego de aquel gran fraude electoral los sectores de la izquierda exigían abrir los paquetes electorales para hacer un nuevo conteo.Fue entonces cuando Salinas de Gortari le pidió a su amigo Diego Fernández de Cevallos que operara la respuesta.

Y quedó para la historiael discurso y las imágenes de Diego exaltado, arrebatado, desbordado exigiendo sobre la tribuna de San Lázaro que esos paquetes electorales fueran cremados.

Fernández de Cevallos desbocado golpeaba la tribuna con el puño y exigía la cremación de los “míticos” documentos.

Hoy, luego de los golpes inherentes al ejercicio público, después de un secuestro que lo exhibió ante la opinión pública como un mortal más, Diego está semi retirado de la política.

Empero siempre encuentra algún resquicio para operar.

Desde hace unas semanas la empresa periodística Milenio, a través de su canal de televisión por cable inició un nuevo proyecto intitulado “Las Diez de Milenio” en su horario estelar de las 10 de la noche.Indiscutiblemente es un proyecto novedoso, vanguardista, atractivo. Un resumen de las diez noticias más importantes del día, bajo la conducción del periodista Carlos Zúñiga.

Y ahí en ese espacio aparece como comentarista invitado Diego Fernández de Cevallos, quien se inaugura como parte de la nueva “comentocracia” nacional.

Solo basta ver el informativo para percatarnos que la genética política de Diego no cambia; solo evoluciona.

Diego se inició en la política amparando las peores causas de esta nación; entregado con fervor pasional a los brazos del salinismo. Y hoy todas las noches puede verse que el otrora “Jefe” sigue fiel a sus peculiares convicciones que son inseparables de sus mezquinos intereses.

No cabe duda, trae la ignominia en el tuétano.

Como siempre estamos a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.