El informe de Rafael Moreno Valle y las diabluras de nuestras autoridades en materia electoral se entreveran en un mismo tiempo y espacio. ¿Curioso no? ¿Extraño? Hasta pareciera planeado. Sin embargo debemos darle importancia a uno y otro evento aunque se crucen en la agenda mediática de la semana. ¿Por qué? Porque son de naturaleza distinta y porque si no repudiamos y señalamos a las autoridades que cometen pillerías estamos jodidos como sociedad. Así de simple.
Hasta antes del 21 de diciembre, cuando el Instituto Electoral del Estado redistribuyó las diputaciones plurinominales del Congreso Local, existía la sospecha de que los consejeros electorales y los magistrados del Tribunal Estatal Electoral pertenecían a bandas distintas, pero después de asaltar al PRI y a Movimiento Ciudadano como lo hicieron, en la oscuridad de las vacaciones decembrinas, es evidente que ambas instancias son los mismos cuatreros.
Versiones de lo que ocurrió ese negro 21 de diciembre hay cuando menos seis, sin embargo retomaré las que a mi juicio parecen ser las más valiosas. Versión uno: El gobernador es víctima de la presión del Yunque y somete al IEE y al TEE para que no sólo reasignen las plurinominales sino que los obliga a que también violen el principio de representatividad de los partidos en el Congreso. Versión dos: El gobernador sabe que el Tribunal Federal devolverá las diputaciones plurinominales a sus legítimos dueños a través de recursos legales pero cumple su palabra al Yunque.
Versión tres: El gobernador busca un “Judas” en cada partido local involucrado y con ellos negocia lo que ocurriría el 21 de diciembre. Es decir, aunque la opinión pública lo ignoraba se presupone que ya había quiénes lo sabían, y aquí es tarea de cada instituto político efectuar las pesquisas necesarias para encontrar al suyo. ¿Pueden creerse o no semejantes versiones?, ¿puede pensarse que alguien que no sea el presidente de la república es capaz de forzar al gobernador a hacer algo indebido? Se trata tan solo de pensamientos pueriles y de conclusiones candorosas, pero lo que sí debería ser incuestionable es que detrás de lo ocurrido hay un autor intelectual, una mente malvada y perversa pues. ¿Quién es? Póngale, usted, el nombre que quiera menos el suyo.
Por otro lado, en lo que atañe al tercer informe de gobierno de don Rafael Moreno Valle, habría que ser tremendamente realista para separar la administración financiera, de su sensibilidad política; la imagen pública que proyecta, de su verdadera personalidad; y el abismal contraste capitalino, de la realidad evidente del interior del estado, porque sólo así podríamos calificar honestamente su gestión de tres años. En conclusión: La agenda mediática de la semana, aunque entrevere dos temas de alta relevancia, el electoral y el narcisista, por supuesto que da para desahogarlos con la misma jerarquía periodística. Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios, aconseja la sentencia bíblica tan conocida.
(Que el año que inicia sea mejor que el que terminó, son mis mejores deseos. Estamos de vuelta).
