El tamaño del coraje que debió haber pegado el gobernador Rafael Moreno Valle cuando se enteró que sorprendieron a su muchacho con las manos en la masa haciendo abierto proselitismo a favor del panista Gustavo Madero,por los rumbos de Tlaxcala,debió haber sido grande. Y grande es grande, colosal pues. Dios haya agarrado confesados a quiénes estuvieron cerca de él cuando aventó el celular con ojos furibundos.
Pero esta vez se entiende. Se comprende. Se justifica el valor del cel y la mecánica de lanzamiento. Yo si le doy la razón al góber Moreno Valle. Tanto que se esfuerza, todos los días, porque las cosas le salgan de maravilla para que a uno de sus infiltrados del Instituto Electoral del Estado de Puebla (IEE) se le hayan ido las cabras al monte y dejado fotografiarse con la lona de Madero a sus espaldas.
¿Hay defensa o argumento que sirva de antídoto contra las contundentes imágenes que demuestran que Víctor Cánovas es panista y, por tanto, no es imparcial? Me parece que no. No la hay. Él podrá argumentar que fue engañado por el alcalde de Huamantla, Alejandro Aguilar, sin embargo si somos fijados no se le ve a disgusto, más bien se le observa contento echándole porras, goyas y chiquitibunes al barbudo Madero.
A ese tipo de particularidades los psicólogos las clasifican como manifestaciones de felicidad. Su filiación política no es nueva. Ya se sabía. Muchas veces se dijo y se criticó que fuera consejero electoral en Puebla cuando sus antecedentes y perfil partidista demostraban que no lo podía ser. Sin embargo una cosa es que se lo digan y otra, muy distinta, que se lo demuestren y ya se lo demostraron. ¿Y ahora qué?
¿Ahora qué debe pasar? Bueno, pues lo que debió pasar desde un inicio. Retirarlo de ese IEE tan enfermo de embozados y tan carente de ciudadanos honestos y sinceros. De cualquier manera, seamos realistas, aunque se vaya Víctor Cánovas se quedan otros que sirven para lo mismo. Tiró el tepache y ni modo. Se equivocó. Lo chamaquearon. O metió las cuatro, como sea. En una situación como ésta, no sólo el PRI tendría que forzar su salida del IEE y la prensa local, también los demás partidos políticos y grupos sociales, por eso, habrá que estar pendientes quiénes lo hacen y quiénes con su silencio otorgan complicidad.