Todos los alcaldes del estado tendrán, igual que él, su centenar de días, y celebrarán con mole de guajolote, barbacoa, carnitas y francachelas.Y por supuesto que se sentirán importantes, casi dioses aztecas. La diferencia es que mientras ellos pensarán en otras cosas (con la Lobo a un lado y echándole un ojo al valle), Tony debe hacerlo mirando hacia la cumbre de Casa Puebla.
Al cabo de ese tiempo los alcaldes tienen la costumbre de rendir una especie de mini informe administrativo. Ya chole. Hacen cuentas de lo que encontraron, le restan lo que se gastaron y lustran con pinturas fosforescentes lo que hicieron, guarniciones, banquetas, pasos peatonales, el parque, etcétera, pero seguramente lo que veremos con Tony al cumplirse ese plazo será algo diferente. Ya lo dijimos, porque él no debe ser del montón, debe ser distinto si quiere abonar a su prospectiva.
La ciudad de Puebla como todas las ciudades del mundo tiene demasiados problemas. El tino o la puntería con que Tony vaya solucionando los más apremiantes repercutirán no únicamente en la ciudad que gobierna sino en el resto del estado. Algo así como haz fama y échate a dormir. Si Tony hace un buen papel como alcalde de Puebla la gente entenderá y se enterará que puede gobernar, sin ninguna objeción, todo el territorio y hacerlo de la misma manera.
En el PRI se dice que su mejor candidata es Blanca Alcalá para recuperar la administración estatal, y las razones son muy variadas, porque tiene carisma, porque es atractiva, porque ya hizo campaña al senado, por ser mujer, por sus encumbradas relaciones, en fin; y en el grupo morenovallista se dice lo mismo de Tony, Tony es la mejor carta para 2018 de todos los partidos coaligados o por cualquiera de ellos en lo individual, incluyendo al PAN.
Y aquí habría que hacer una acotación. El primer centenar de días de gobierno de Tony debe ser algo especial no por ser el mejor de los morenovallistas o por estar muy bien ranqueado en las encuestas de intención de voto y popularidad, sino porque nadie, como él, y esto incluye a Blanca Alcalá, gobierna y gobernará de aquí al 2018 más de un tercio del padrón estatal. Es decir, de todos los que quieren ser gobernadores para ese entonces nadie, ninguno, tiene la vitrina y los reflectores que posee Tony Gali. Yo esperaría en abril las directrices de una precampaña tonysta con miras al 2018 más que los cien primeros días.