Saturday, 27 de April de 2024


El premio del 2016 lo dará el PRI en el 2018




Escrito por  Jesús Ramos
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La muy probable razón de por qué un priista de abolengo estaría dispuesto a ser candidato a la gubernatura en 2016 es obvia, aunque haya muchos que no la vean o no la entiendan, porque aquel que se sacrifique ese año casi seguro repetirá en 2018, y eso es algo que no se ha dicho, pero que se esparcirá como el polvo en cualquier momento

En efecto. Por eso Blanca Alcalá quiere, por eso Enrique Doger aspira y por eso, en las próximas semanas o meses, respirarán la candidatura del 16 Javier López Zavala y Juan Carlos Lastiri, además de otros. Los dos primeros ya lo comprendieron y por eso trabajan arduamente en el interior del territorio, pero a los dos últimos todavía no se les enciende la bombilla, aunque es cuestión de tiempo para que les encienda.

 

 

Es obvio que Lastiri tiene una mala lectura del futuro. Se está equivocando. Al señor le gusta la del 18 por su extensión y porque piensa que para entonces tendrá más espolones en las patas que le hagan ganar la pelea. Ingenuo. Tiene suerte pero le falta olfato. Se quedará silbando en la loma y si de algo le servirá la candidatura a presidente municipal de Zacatlán tendrá que aceptarla en ese año.

 

 

Lo que tendríamos que entender es que el CEN del PRI y Enrique Peña Nieto no pueden obligar a Blanca Alcalá y al resto del pelotón a jugarse su prestigio y sus fantasías en la trinchera de las urnas por un gobierno estatal de apenas 20 meses, y frente a un gobernador que de mañas sabe mucho, pero si les pueden endulzar el paladar con la promesa de repetir en el 18 en caso de ser derrotados.

 

 

¿Qué ocurriría en tal circunstancia? ¿Qué pasaría si el premio del 16 fuera el 18? Pues que quién resulte ser el candidato del tricolor la primera ocasión estará más ganoso de perder que de triunfar a cambio de un periodo de seis años con sus días. Ni más ni menos. Y esa idea, que pareciera un tanto estúpida, por supuesto que la comparten tanto Doger como Blanca.

 

 

Ahora bien. Los priistas fiel a su costumbre y añeja tradición, de jugar su futuro con platanito o sandía, más que aferrarse a un proyecto político de largo plazo, por ejemplo de Lastiri, tendrían que considerar que si no se afianzan del candidato tricolor del 16 difícilmente ellos y su jefazo, por decir Lastiri, tendrán otro chance en el 18.

 

 

Más claro ni el agua. El único premio de que disponen tanto el CEN priista como el presidente de la república es el de 2018, claro, si pretenden ser competitivos en el 16. Y el razonamiento, aunque descabellado, ya lo entendieron Blanca y Doger; por eso quieren el sacrificio, por eso apuestan al martirio y por eso mismo estarían pensando incluso en las mieles de la derrota. A los otros, todavía no les viene el veinte, digamos a Lastiri.

 

 

 

 

 

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