Friday, 26 de April de 2024


Corrupción: las ovejas al cuidado de los lobos




Escrito por  Jesús Ramos
foto autor
La frialdad numérica con que el INEGI demostró que Puebla es de los estados más corruptos del país obliga dos cosas: a analizar el caldo de cultivo de la corrupción regionalizada y a tomar cartas en el asunto para frenarla y desalentarla. Sin embargo el asunto es tan delicado que no deberíamos dejarlo en las exclusivas manos del gobierno ni de los partidos políticos porque sería tanto como poner las ovejas al cuidado de los lobos.

Y trataré de explicar por qué. El sistema presidencial mexicano al centralizar el poder en una sola persona, a través de mecanismos de falsa democracia y fingida representación popular, debilita a la sociedad, la empobrece, la hambrea, la analfabetiza, propicia el caciquismo, el clientelismo y la corrupción. La manera más simple de lavarse las manos, por parte de la autoridad, es decir que ser corrupto es parte de nuestra cultura y de nuestra genética, algo que de ser revalidado por los científicos en la materia sería una verdad a medias.

 

 

Dar clases de constitucionalismo, ética y moral no es el caso, pero sí lo es, observar que si bien la corrupción la alimenta el que da dinero para esquivar la justicia, lograr obra pública, agilizar trámites burocráticos, enriquecerse y formar parte del grupo selecto del sistema presidencial mexicano, también lo es que el mismo sistema alienta el cáncer de la corrupción desde las instituciones, corporaciones, órganos de impartición de justicia y los partidos políticos.

 

 

La dualidad poder y dinero hizo, por ejemplo, que en Puebla se conjuntaran fuerzas políticas antagónicas para obtener un mismo fin, acceder a la riqueza y a la influencia, a costa de lo que sea, incluso de debilitar las instituciones y la democracia. Y hoy por decir, observamos un Congreso del Estado ineficaz, laxo y charlatán más afligido por su relación con el Poder Ejecutivo que por solucionar los grandes problemas sociales que aquejan a los poblanos y de dotarlos de sus demandas.

 

 

El sometimiento de las fuerzas políticas y obediencia al Poder Ejecutivo, en el caso de Puebla, trajo como consecuencia el centralismo, el autoritarismo y el totalitarismo, y todas esas cosas, todos esos defectos de sistema juntos ofrecen el mejor caldo de cultivo para que la corrupción florezca, crezca, se alimente y continúe. Y puede consultarse a Giovanni Sartori, Nohlen y Nino Santiago para su mejor entendimiento.

 

 

Que sea Puebla uno de los estados más corruptos del país no fue una sorpresa ni una secuela del bartlismo, melquiadismo o marinismo, fue una consecuencia de complicidad partidaria, un estilo de gobierno, la creación de un poder absoluto y la conjunción de partidos que más nos valdría hubieran seguido siendo agua y aceite.

 

 

 

Valora este artículo
(0 votos)
comments powered by Disqus