Thursday, 28 de March de 2024

Martes, 07 Julio 2015 02:39

Marín versus Moreno Valle: el segundo round




Written by  Javier Arellano Ramírez

El tema ha sido obligado, forzoso, inevitable.


Y es que su presencia política va más allá del festejo, que en este caso queda como un mero pretexto.

 

El ex mandatario Mario Marín Torres convoca a la clase priista, se pone los guantes y demuestra que está dispuesto a librar un segundo round contra su adversario el gobernador Rafael Moreno Valle.

 

Es claro que el interés del oriundo de la Mixteca es resarcir su nombre ante la historia poblana; no quiere pasar como el gobernante que entregó Casa Puebla al enemigo, tampoco como aquel que no supo defender la camiseta.

 

Marín tiene la espina clavada y no lo puede ocultar. Por eso recurre a estas reuniones a las que son convocadas las huestes priístas. Anunciar la conformación de una plataforma tricolor para pelear un segundo round contra Moreno Valle no es cosa menor, es una declaración de guerra, el preámbulo de otro acre enfrentamiento.

 

Pero vayamos a un análisis desglosado de cuáles son los pros y los contras en este nuevo asalto pugilístico por iniciar.

 

Primero, ¿cuál es la estructura real de Mario Marín en el estado?

 

Mucho se ha hablado sobre la “estructura” del ex mandatario en todo el estado. Pero sobre este punto conviene hacer una evaluación.

 

¿Realmente tiene Marín una estructura a lo largo y ancho de la entidad?

 

La respuesta es: no, no la tiene. Por supuesto hay grupos, sectores regionales, protagonistas que guardan algún compromiso con el político, pero de ninguna manera existe una gran estructura marinista de cobertura estatal.

 

Al contrario, hay grupos priistas que fueron lesionados, lastimados por el grupo Marín en los seis años de su gobierno. Ese fue el origen de la desbandada tricolor que bajo la mesa apoyó a Moreno Valle.

 

El abierto choque de Mario Marín con los hermanos Melquiades, Jesús y Roberto Morales Flores fue sólo uno de tantos roces suscitados en aquel sexenio. Existen grupos menores, de influencia meramente regional o municipal que aún se sienten agraviados por el desdén con que fueron tratados.

 

No, de ninguna manera existe una estructura marinista de cobertura estatal. Simplemente no la hay. Desde luego un ex gobernador guarda compromisos en muchos puntos del estado, pero una estructura como tal no existe.

 

La fortaleza del marinismo se convirtió en su misma debilidad.

 

Valentín Meneses Rojas, José Alfredo Arango García, Mario Montero Serrano, Alejandro Armenta Mier, Enrique Marín Torres, Roberto Marín Torres, entre otros, se consolidaron en un sólo bloque que se encerró a piedra y lodo, se convirtieron en una burbuja inexpugnable y esto los alejó de la base priista.

 

Ninguno, ninguno de ellos conserva una estructura estatal. Pese a que tuvieron todo para construirla.

 

El único que tejió una red propia fue Javier López Zavala quien mantiene un diálogo permanente con líderes regionales y municipales. Zavala en ningún momento dejó de mantener vasos comunicantes con esa base que le fue leal. Aún en los momentos más difíciles y aciagos, cuando muchos le dieron la espalda y pretendían sobajarlo, Javier mantuvo una presencia personal en los 216 municipios del interior.

 

Segundo, a estas alturas del juego, ¿podría funcionar una alianza Marín-Alcalá? O en dado caso, ¿una alianza Marín-Doger?

 

Se pregona que la presencia de Blanca Alcalá Ruiz y de Enrique Doger Guerrero en el festejo de Marín obedece a una probable alianza entre los suspirantes mencionados y la estructura del ex gobernador.

 

La pregunta toral es la siguiente, cuando Marín detentó el poder en Casa Puebla no pudo sostener una relación armoniosa ni con Alcalá ni con Doger, entonces, ¿podría lograrlo ahora?

 

Por supuesto que no. El recelo, la desconfianza, las maledicencias son rutina entre estos personajes. No se dio una alianza armónica en el pasado y tampoco se dará ahora. En el fondo, tanto Blanca Alcalá Ruíz como Enrique Doger Guerrero guardaron la forma de asistir al festejo del ex gobernador, pero la desconfianza es una tinta indeleble en esa relación.

 

Tercero: La máxima, “todo tiempo pasado fue mejor”. El desgaste del gobierno morenovallista es la gran catapulta de Marín.

 

Lo que beneficia a Marín no es un efecto producido por él mismo, sino el desgaste natural, propio del gobierno de Rafael Moreno Valle. Todo sexenio tiene una curva que va en ascenso y luego en obligado descenso.

 

A este fenómeno natural, hay que añadir factores extraordinarios como la llamada ley bala, los hechos sangrientos de Chalchihuapan, la reacción social frente a la foto multa, la crisis provocada por la clausura de los verificentros, la inseguridad y la delincuencia desbordadas en todos los puntos de la entidad poblana. Todos estos hechos se acumularon como granos en un silo y se desbordaron el domingo 7 de junio.

 

La máxima se puede aplicar a todas las etapas de la historia: “todo tiempo pasado fue mejor”. Y es que frente a los hechos descritos, el sexenio de Marín parece un paseo por Africam.

 

Han sido los errores y los excesos del morenovallismo los que han catapultado la imagen de Mario Marín.

 

Eukid Castañón, Jorge Aguilar Chedraui, Facundo Rosas Rosas, José Cabalán Macari lograron lo que Javier Sánchez Galicia no pudo: que los poblanos llegaran a extrañar los tiempos de Marín.

 

Ojo. No se confundan; los poblanos no extrañan a Mario Marín, extrañan los tiempos de Mario Marín.

 

Eso es indiscutible. Pero de ahí a que el ex gobernador tenga una plataforma que pueda impulsar a futuros candidatos a gobernador, hay un océano de distancia.

 

Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx

 

 

 

 

 

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