Thursday, 28 de March de 2024

Martes, 17 Noviembre 2015 01:43

Redes sociales: el fracaso del discurso del odio.




Written by  Javier Arellano Ramírez

“El odio es la cólera de los débiles”.

Alphonse Daudet


Esta entrega se intitula el fracaso del discurso del odio, pero también podría llamarse “los memes no tiran gobiernos”.

 

En horas recientes las redes sociales se convirtieron en arena de una nueva batalla. Aquellos que colocan los colores de la bandera de Francia en sus fotos de perfil son “acre”, “ásperamente” increpados por una nueva generación de “luchadores sociales”.

 

Colocar la bandera de Francia es un agravio, una ofensa, un insulto para muchos “activistas” de las redes, porque se están solidarizando con una causa extranjera, olvidando, soslayando Aguas Blancas, Acteal, Atenco, Guardería ABC, Tlatlaya y por supuesto Ayotzinapa.

 

Empero hay posturas aún más radicales; los enardecidos estallan: “¿Ya se les olvidó que Florence Cassez esa pinche  secuestradora era francesa?”.

 

Otros tantos, en unas cuantas horas se convirtieron en “expertos” en geopolítica de Medio Oriente y abundan sobre las víctimas en Afganistán, Palestina y por supuesto Siria.

 

La gran ironía de todo este escenario es que las más grandes herramientas tecnológicas al servicio del público: twitter, facebook, periscope, sirven como tribuna para las más rupestres y agrestes expresiones. Poco falta para que surjan grupos que aplaudan los atentados terroristas en Francia y convoquen a apoyar a las víctimas de los bombardeos en Siria.

 

Pero estas expresiones arrebatadas y desbordadas no son nuevas. En los últimos tres años, hordas de tuiteros y facebookeros destinaron una enorme cantidad de horas a embestir la alicaída figura de Enrique Peña Nieto.

 

Sin duda, el huésped de la residencia oficial de los Pinos ha cometido graves y trascendentes errores de magnitudes históricas, al tiempo que ha sido indolente, indiferente, frente a temas que lastiman la sensibilidad social.

 

En este contexto somos testigos de la mayor producción de “memes”, gráficos críticos, satíricos, irreverentes, ofensivos. Nunca otro presidente había recibido esa descomunal cantidad de señalamientos despectivos. En las encuestas claramente se refleja que la popularidad de Peña Nieto es la más baja que haya registrado mandatario alguno.

 

Empero, esta oleada colosal de descalificaciones en ningún momento ha sacudido al gobierno federal. En realidad. tal parece que no le hubiera afectado.Las evidencias quedaron fielmente demostradas en las pasadas elecciones federales.

 

En una auténtica democracia los hechos ocurridos en la primera mitad del sexenio hubieran colapsado la Presidencia y hubieran hundido al partido político del mandatario.

 

Pero no, nada de eso ocurrió.

 

En una democracia escandinava los señalamientos contra el gabinete de seguridad hubieran descarrilado la gobernanza; el país habría entrado en una crisis social que desembocaría en un enorme voto de castigo contra el denostado Ejecutivo y su partido político.

 

Sin embargo, nada de eso sucedió.

 

En contrario sensu el partido político del fustigado presidente obtuvo una notoria mayoría en las urnas, aún superior a las cifras registradas en 2012. El número de diputaciones priistas en este momento es mayor que en la anterior legislatura.

 

Entonces ¿De qué sirvieron los miles y miles de “memes”? ¿Qué sentido tuvieron las críticas encendidas? ¿Cuál ha sido el efecto de los insultos en twitter?

 

La realidad nos demuestra que el discurso del odio en las redes sociales representa un estrepitoso y rotundo fracaso.

 

Las redes sociales sólo se han convertido en canales para volcar la catarsis colectiva, desahogos emocionales, viscerales, arena de linchamientos virtuales; pero completamente lejanos a una verdadera y auténtica estrategia de protesta social.

 

Es evidente que el nivel de conciencia en las redes apenas se sostiene en una fase primaria. Se espera que conforme avancen los años las distintas sociedades encuentren los canales, las vías para desde ahí realizar auténticos ejercicios de presión política y social.

 

La plataforma change.org (para presentar y suscribir demandas ciudadanas) es el primer vehículo que puede ser el preámbulo de una nueva forma de manifestación social. Siempre y cuando no la banalicen.

 

Eso sería lo deseable. Que la pasión se convierta en razón, en un ejercicio real de presión social que obligue a los gobiernos y aparatos oficiales a modificar lo que se deba.

 

Hoy se repite el discurso del odio en las redes; surgen voces pro-galos e igualmente anti-galos, incluso algunos defienden la lucha de ISIS, sin saber qué representa.

 

Umberto Eco lo calificó de la siguiente manera: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino...".

 

Efectivamente, una buena parte de usuarios de las redes lo son.

 

Como siempre, quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.

 

 

 

 

 

 

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