A un año y dos meses, la estudiante de medicina de la BUAP, Diana Lisey, sigue sin obtener justicia tras ser atacada por su ex pareja en Tehucán, quien en un arranque de celos la apuñaló en varias ocasiones.
La búsqueda de justicia continúa siendo una lucha cuesta arriba para la estudiante de la BUAP, Diana Lisey, pues su agresor no ha tenido ni la primera audiencia, pues ayer volvieron a diferirla como el pasado 13 de febrero.
Fue este martes 7 de mayo, que estaba programada la segunda audiencia en el caso, tras una cancelación previa, pero una vez más, se aplazó.
La primera sesión, inicialmente prevista para el 13 de febrero de este año, fue reprogramada debido a la falta de condiciones por parte de la defensa para presentar pruebas.
Sin embargo, este nuevo intento también ha resultado en un diferimiento, sin fecha establecida para la próxima sesión. Motivo por el cual, a más de un año que ocurrió el hecho, el juicio sigue retrasándose.
Por ello, Diana Lisey, seguirá esperando a que su agresor y su cómplice, Jorge N, y Óscar N, puedan ser sentenciados con hasta 73 años, luego de que intentaran arrebatarle la vida aquel 22 de febrero del 2023.
La dilación en el proceso legal ha dejado a Diana Lisey y a su hermana Daniela, quien la ha acompañado en todo el proceso, una carga emocional y física considerable, la incertidumbre y la falta de avances en el caso han afectado la salud y el bienestar de la víctima.
Las autoridades, por su parte, han sido criticadas por el manejo de la investigación, especialmente después de que el inmueble donde ocurrió el ataque fuera asegurado durante más de diez meses, y aun así sufriera robos en dos ocasiones, pese a que estaba “asegurado por las autoridades”.
Además, se enfrentan a la posibilidad de que los delitos de tentativa de feminicidio y tentativa de homicidio sean reclasificados por simples lesiones, lo que podría resultar en una sanción menor para los agresores.
La frustración de Diana es palpable, al sentirse atrapada en un sistema judicial que parece no avanzar lo suficientemente rápido para brindarle la justicia que merece.
Por lo que dice sentirse triste y decepcionada ante este proceso que ha sido más que complicado al notar que para obtener justicia se puede demorar más de un año.
Este tipo de retrasos no solo impactan a nivel individual, sino que también representan un obstáculo para que otras mujeres puedan acceder a la justicia, mientras los victimarios a menudo parecen quedar impunes.
Por lo cual exigen a la Fiscalía del Estado que se dé una mayor agilidad al caso para que se pueda llegar a la sentencia, ya que ha pasado un año y dos meses y no se ha avanzado ni a la mitad de los hechos.
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